Richard Youngs-Amaranthine

En ocasiones pareciera que Lil B y Richard Youngs estuvieran en feroz competencia por ser el artista más prolífico en los años más recientes, por un lado, el hip hop bizarro de Lil B, mutando del cloud rap, al spoken word y después acercándose a lo que pudiera ser una versión lo fi de Prince, y por otro lado, Youngs, al igual que su casí tocayo de apellido (Neil Young) experimentando radicalmente con cada disco, yendo del noise, a la electrónica, al jazz, al folk, etc.

Amaranthine es la más reciente obra producida por Youngs, un disco difícil, si, hermético como Youngs acostumbra hacer, pero que poco a poco va descubriendo su interior, su compleja enramada de sonidos, y un Youngs en las vocales que pareciera ocultarlas, distorsionarlas, transformándolas en algo más parecido a un quejido, que a una voz humana, Youngs es un estilista vocal, da enfoques distintos e interesantes a su voz en cada disco, asumiendo el legado de un Robert Wyatt, y llevándolo más allá en sus intenciones, consiguiendo transformar su voz en un instrumento interesantísimo y siempre cambiante.

Amaranthine es un disco sucio, con una suciedad añejada que empaña la superficie y le da características únicas, la ya mencionada distorsión de voz de Youngs, suficiente para que más de uno se pregunte si estamos ante el trabajo de una persona en un estado de dolor, en Warriors agreguen a eso una batería inquieta, que se olvida de ritmos y de compases y que añade un sin fin de colores a la mezcla, en algo que se asemeja a los poliritmos de los cuales nos hablaban los free jazzistas de los 60s, una batería que sueña tan dañada, como la salud mental del vocalista, una batería incesante que no nos da ni un segundo de silencio, que no nos da ni un ritmo consistente, nos taca en todo momento y nos hace llegar un sin fin de posibilidades sónicas, si Cecil Taylor, ese maestro del piano, nos hablaba de cómo veía su instrumento más que como un piano, como una batería, aquí tenemos una batería que pareciera tomar el papel de un piano, versátil, con una escala de sonidos que va de arriba a debajo de manera incansable, y por si fuera una guitarra que ruge, saturando la pieza con un incesante ruido de feedback, dándonos una buena idea de cómo sonaría Jackson Pollock si hubiese sido músico.

The State I´m In (California) nos deja escuchar de inicio un instrumento de metal, es acaso Amaranthine un guiño de Youngs al free jazz?, tal vez si, pero no sólo eso, es una destrucción masiva de las reglas del pop, el rock y el folk, la asimilación de sonidos poco usuales, el uso continuo e insistente de loops que podrían reverenciarnos la música concreta en momentos, Youngs nos reitera su maestría en crear paisajes de movimientos sin fin, un conjunto de engranes que giran en mil direcciones distintas, pero cuya maestría en el ensamblaje hacen que al final funcione la máquina.

En Core To The Brave, Youngs parecía acercarse a los Lightning Bolt, en Amaranthine, pareciera que Youngs se acerca a los Residents, el nivel de destrucción musical, de desensamblar todas las piezas de algo que pudiera ser pop, y reacomodarlas de una manera osada, poco usual y creativa.

Needs A Sword arranca combinado un poderoso drone y percusiones tribales, el espíritu, o el “fantasma” si prefieren llamarle del free jazz se hace presente, una atmósfera densa y hóstil, como esa que plagaba los discos de Albert Ayler o de Ornette Coleman, dónde no sólo se tocaba música, se convocaba a los espíritus para que sonaran através de los instrumentos, , “todos necesitamos una espada”, escuchamos ahora claramente la voz de Youngs recitando este mantra que pareciera adquirir características mágicas, através de Amaranthine, Youngs se reafirma como un outsider, como un creador de sus propio mundo, como un destructor de realidades, alguien que fractura “lo que creíamos existía” y lo materializa en algo más, Amaranthine es un disco para “apagar” nuestros sentidos y dejarnos guiar por el puro instinto, maravillémonos por dos cosas, primero por este maravilloso disco y segundo por la prolífica carrera de Youngs que continuamente nos trae música de calidad superior, dejemos de cuestionarnos si esto es música como la conocemos o no, tal vez no lo es, o tal vez esto es lo que debiéramos llamar MUSICA.

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