High On Fire-De Vermis Mysteriis

En primer lugar, haciendo alusión a mi odiosa tendencia por buscar el origen de ciertos sonidos, no les parece el inicio de batería de Serums de Liao un hermano gemelo de cómo arrancaba el Painkiller de los Judas Priest? La magia de Matt Pike y compañía siempre ha sido traernos esos sonidos que disparan gratos recuerdos y mezclarlos con su propuesta metalera cruda que tan gratamente le aceptamos, High On Fire pareciera vivir en su propia burbuja de tiempo, dónde Motorhead, Venom, Hellhammer y Celtic Frost siguen siendo los reyes supremos del metal y Pike su más ferviente seguidor, con una brillante mezcla de crudeza y melodía rocanrolera, algo muy parecido a lo que hacen Lemmy compañía que nos muelen a golpes con su brutalidad, pero después nos alegran con melodías difíciles de olvidar (si, un pégame, pero no me dejes a fin de cuentas…)

Hace poco les mencionaba lo estéril que se había vuelto el sonido de Ministry, si claro, la condición física de Jourgensen y compañía sigue ahí, pero de alguna manera su peligrosidad y capacidad de llevar las cosas al extremo pareciera haberse esfumado, pues bien, curiosamente ahora escuchando este De Vermis Mysteriis puedo afirmar como bandas como High On Fire han sabido canalizar y autentificar esa crudeza auditiva, en serio, en serio, recomienden le a Jourgensen trabajar con el productor de los High On Fire, Kurt Ballou (de los Converge) y verán los milagros que se invocaran.

Si bien Pike con Sleep nos mostró lo que podía hacer con una guitarra, en High On Fire y en este De Vermiss, no sólo nos lo demuestra, nos lo restriega en la cara, Bloddy Knuckles es sin duda una cruda demostración de cómo era el heavy metal, el verdadero heavy metal antes de ser domado, domesticado y pulido para venderse, una época en que verdad era un peligro para la sociedad, que se ponía al tú por tu con el punk y antes de unirse a él en un insólito matrimonio llamado Thrash Metal.

De Vermis Mysteriis es un maratón cruel de riff brutal tras riff brutal, una energía sónica en un estado tan puro e in adulterado, que resulta tan peligroso como elemento radiactivo en su estado natural, Fertile Green lo confirma por demás, los riffs con que nos guía Pike parecieran poner nuestra cara ante un rallador de queso y estrujarnos sin misericordia, y nos remite directamente a una época de unos jóvenes, inocentes y hambrientos Slayer nos arrojaban riff tan riff malévolo y venenoso, antes de creérsela que eran unos virtuosos y la banda más malévola del planeta, basta escuchar esos momentos en que Pike libera esos solos llenos de malevolencia para acordarnos de lo buenos que eran Hanneman y King.

Los primeros segundos de Madness Of An Architect me recordaron esos lejanos días en que íbamos a ver bandas de metal extremo en el viejo gimnasio Factores Mutuos y en dónde alguna vez una banda se atrevió a tocar Triumph Of Death de los Hellhammer con resultados bastante interesantes, esos ritmos lentos y reptantes, que anticipaban proféticamente lo que muchos llamarían más tarde el sludge, que siempre me apreció realmente vil y sucio, como nos quisieron “vender” que eral el grunge.

Ante tanta brutalidad y desenfreno Pike y compañía nos dan un respiro y nos ponen la piel de gallina con Samsara, una pieza que pareciera traernos de vuelta al buen maestro del metal Cliff Burton (quien según Kirk Hammett, hizo que Metallica conociera a los Velvet Underground), una pieza que altera drásticamente el paso del disco y nos da oportunidad de aclarar un poco nuestra mente con sus finos toques prog esos que precisamente nos enseñó Metallica en su clasiquísimo Master Of Puppets.
Con este disco Matt Pike y acompañantes lograr brincar y dejar atrás una especie de letargo que había sufrido el grupo y que pareciera relegarlo de el protagonismo en años anteriores, hay de todo en este disco y momentos brillantes como la balada doom de King Of Days, que suena maravillosa, épica y con una interpretación tortuosa por parte de Pike en verdad han pasado años luz desde que el heavy metal evocaba tan sabiamente este tipo de sentimientos, tal vez dese del ya mencionado Master Of Puppets, enhorabuena por los High On Fire que finalmente nos han traído el que probablemente sea el mejor disco de su carrera, con un tiro de gracia como lo es Warhorn, no nos queda otra que afirmarlo.

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