El Poder No se Comparte, Me han Enseñado…



El Poder No se Comparte, Me han Enseñado…

“Ningún líder autoritario cede su poder fácilmente o lo traspasa a aquellos que no puede controlar.”
Stephen Kinzer 

Por: Erreh Svaia
El 21 de mayo Fernando Elizondo, aún candidato a la gubernatura por Nuevo León por el partido Movimiento Ciudadano, decidió declinar su candidatura en favor de la del candidato Jaime Rodríguez, supuestamente "independiente", en ocasiones he hablado aquí sobre la desconfianza que en lo personal Jaime me ha despertado, luego de más de 30 años de militancia en el PRI, y tras ocho meses de "independencia", pensar que Jaime ya es un ciudadano honesto y "purificado" de sus "pecados" como priista, es simplemente muy ingenuo e ilógico como para “comprar” su “independencia” y “rebelión” al sistema, surgida a partir de que el hombre no fue postulado por su partido como candidato a la gubernatura.

En lo personal consideré a Fernando Elizondo como la mejor opción de candidato, un hombre al que considero capaz, honesto y con suficiente experiencia para ejercer el puesto, si NL quería al mejor hombre para liderar el estado, definitivamente pienso que no debía buscar más allá de Elizondo, me causa impacto que la declinación de Fernando sea a favor de Jaime Rodriguez, cuando a lo largo de la campaña de sobra se ha demostrado que el hombre con la capacidad para dirigir el estado es Fernando y no Jaime, me sorprende el tono populista que han tomado las campañas y que el sentimiento termine ganado, de sobra sabemos que rara vez en nuestra mediocre democracia triunfa el hombre más preparado, nuestro temperamento latino nos deja que nos arrastren las emociones y se nuble nuestra capacidad de razonar, y esto nos podría poner en una situación definitivamente peor de la que ahora estamos.

Mi sentir personal, es que la declinación inteligente debió ser a la inversa, de un candidato con arrastre popular, en favor del candidato más capaz.

La campaña de Jaime ha sido una bastante cuestionable con un alto contenido de emotividad y promesas irreales, apelando más a la decepción y rencor de los ciudadanos hacia los partidos que hacia tradicionales, además un vacío en cuanto a la manera de como ejecutar de manera eficiente las múltiples ocurrencias de Jaime, muchas de ellas, de obvia naturaleza populista, dádivas o algunas de ellas hasta fantasiosas.

No veo a Jaime, si en realidad fuese “independiente”, con una estructura capaz de permitirle gobernabilidad y por el contrario, lo veo atado por un congreso de los partidos que el tanto dice detestar, por otro lado, si Jaime tienen tanta seguridad de poder maniobrar el timón, es porque seguramente debe haber una estructura oculta o esa “conexión” con el PRI “rudo” de antes, que seguramente existe.

La "alianza" como le llama Fernando no puede ser tal, ya que es propiamente una declinación en favor de, y en este caso de un hombre que parece estar obsesionado con poder como Jaime, acostumbrado a ejercer su voluntad a toda costa, que seguramente encontrará la manera de nulificar a Fernando y de hacerlo a un lado luego de usarlo para ganar más votos, en una “alianza” que peca de ingenua, de vaga y a la cual no le veo bases firmes, como debería tenerlas, le admiro a Fernando la valentía de su decisión, pero le reprocho su ingenuo idealismo, que como a Francisco I. Madero, a pesar de su innegable talento, le costó la vida, y al país 70 años de malos gobiernos.

Que sea la historia la que nos juzgue a todos, y que en lo personal me revele si estoy en lo correcto o no, pero esta declinación sepulta la carrera política de Fernando y lejos de beneficiar a Jaime, le perjudica, ya que siendo que Jaime y Fernando eran agua y aceite, difícilmente alguien que tenía pensado votar por Elizondo votará por Jaime, y se terminara fortaleciendo otro candidato.

Así, la campaña por la gubernatura en Nuevo León nuevamente no ganará el mejor, sino posiblemente, en el mejor de los casos el "menos peor", sigo pensando que el PRI debe desaparecer como opción, y que Jaime no es digno de fiar, ni la mejor opción, "vómito" a su partido de 30 años, que no vomite a sus seguidores logrados apenas en ocho meses y a sus aliados apenas recién convenidos.

Veo escenarios complicados para Nuevo León en el futuro, señales de una ambición desmedida que pudiera desembocar en una fuerte decepción y osadía mayor en 3 años que estemos en escenarios de elección presidencial, y que el engaño que no paremos hoy, pudiera adquirir dimensiones nacionales, una euforia del momento y una negación de lo evidente, en caso de que Fernando siguiera como parte del gobierno de Jaime (y digo “en caso” porque lo dudo.), ¿Nuevamente operará como gobernador interino del estado, y Jaime, ese que se dice “ciudadano” “brincará” buscando la “grande” como hacen todos los políticos que dice despreciar? Si Jaime triunfara en las elecciones a gobernador veo una farsa aceptada por el gobierno nacional, a manera de legitimación, como lo fue el PT, cuya creación “milagrosa” en la época salinista nació para restar votos de la izquierda al PRD, ¿Será que esta legitimación busca anular a AMLO, el hombre “anti sistema” que vive de los partidos? AMLO quedaría obsoleto como rebelde y como opción contra el sistema de una manera sumamente bien elaborada y que pasaría desapercibida para la mayoría de los ciudadanos, si esto fuera verdad, se nos han adelantado y nos han preparado una gigante, que ni siquiera somos capaces de anticipar, la verdad espero pecar de paranoico y no de profético, pero veo en Jaime ecos de la “construcción de un mito” como la explotación de las figuras de un Benito Juárez o un Evo Morales, un candidato “del pueblo”, con muchos tintes de populismo y autoritarismo, de la manipulación de los más desvalidos, veo un producto fabricado por fuerzas oscuras que buscan la perpetuidad y el poder, veo una historia que trata de conmovernos y nublar nuestro razonamiento.

México es muy grande, y también lo es Nuevo León, se vale equivocarnos, pero también hay que asumir responsabilidades, dejar de pensar que una persona, un héroe nos puede salvar, la salvación y la responsabilidad es de todos, y equivocarnos equivale no a que se hunda el barco, sino a que tardaremos más en llegar a nuestro destino.


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