Estertores
Estertores
Por: Macario Schettino
Tomado de: El Financiero
Las democracias no mueren, en esta época, aplastadas por la
fuerza militar. Se derrumban frente al manejo emocional de las masas. Esto es
posible cuando esas masas no cuentan con una forma de interpretar la realidad.
Nada que les permita dar sentido a lo que ocurre y, sobre todo, encontrar en
ese modelo del mundo un espacio para ellos. Al sentirse excluidos, son presa
fácil de las promesas de líderes irresponsables, inescrupulosos, que, con tal
de tener el poder, son capaces de cualquier cosa.
El momento actual, en el mundo entero, es el declive de las
democracias. Más claramente, de la democracia liberal, el modelo bajo el cual
durante los últimos cincuenta años logramos la mayor libertad y el mayor
bienestar de la mayor cantidad de seres humanos en toda la historia de esta
especie. No pienso discutir detalles, basta con que busquen datos, sea en
ourworldindata, polity IV, o aprovechando el gran texto que acaba de publicar
Andrew McAfee, More from Less.
A pesar del gran avance reciente, o en parte por ello, lo
que vivimos es un momento de recesión democrática, que por obligación implica
el avance del autoritarismo. Sin embargo, se le ha dado en llamar a este
momento el de las “democracias iliberales”, que es un eufemismo que intenta
esconder la mano negra. Nada raro en el mundo del doublespeak.
La democracia liberal, el sistema político exitoso por
cuarenta años hasta 2011, consiste en que podemos votar, elegir entre opciones
que compiten en igualdad de circunstancias, obtener información de fuentes
independientes y confiables, y ejercer amplios derechos políticos,
especialmente de opinión y reunión.
La “democracia iliberal”, definida por Victor Orbán y
popularizada por Fareed Zakaria, consiste en votar, pero nada más: no hay
opciones que compiten en igualdad de circunstancias, ni información de fuentes
independientes y confiables (lo que hay es “fake news”), ni existen derechos
amplios.
No sé si lo había percibido, pero eso tenemos en México
desde la arbitraria consulta del aeropuerto, hace un año y una semana. Se puede
votar y eso es todo.
Para que no haya duda: Las opciones se reducen no sólo
debido al control total del Congreso y la Suprema Corte de Justicia, sino con
la contracción del financiamiento de partidos. Sólo Morena podrá tener recursos,
extraídos del erario, como lo hizo el PRI por décadas. Los demás, sin dinero
suficiente, competirán, pero en desventaja.
No hay información independiente, especialmente porque se
compite con una maquinaria dedicada a inventar una realidad alternativa, ésa
que tiene otros datos. Al respecto, es de la mayor importancia reconocer que la
conferencia de prensa matutina del Presidente, conocida como la “mañanera”,
tiene como objetivo fundamental eliminar el derecho de la población a tener una
opinión. Habrá quien lo dude, pero me parece que la evidencia es contundente.
La mañanera tiene como objetivo elevar una opinión por
encima de todas las demás. Nadie puede construir su propio criterio cuando el
Presidente ha expresado el suyo. Lo ha hecho durante dos o tres horas, en todos
los medios de comunicación. Si alguien tiene una versión diferente, y tiene
alguna importancia, al día siguiente será desacreditado por el Presidente, en
ese mismo evento.
No tenga duda alguna: hoy en México el derecho a opinar se ha
reducido de forma significativa, se ha obstaculizado a las fuentes de
información independientes y confiables, y estamos a punto de ver cómo se
elimina la competencia de opciones en igualdad de circunstancias.
Impedirlo implica no sólo votar, sino que los medios dejen
de transmitir la mañanera, que dejemos de confiar en la palabra presidencial, y
que repliquemos en todo lugar lo que los reporteros han hecho los últimos dos
días: obligar al poder a rendirse frente a la verdad. Sin ello, la democracia habrá
llegado a su fin.
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