Ecos Oscuros: La Fascinación de Jeffrey Dahmer y el Arte de los Sonidos Corporales en la Música Experimental


Dos personajes aparentemente diferentes, pero con una obsesión sonora en común. 

En los últimos años, Jeffrey Dahmer ha resurgido en la cultura popular, capturando una vez más la atención con su espeluznante historia. Este asesino en serie, responsable de la muerte de 17 hombres y niños entre 1978 y 1991, ha visto cómo su figura se convierte en el foco de documentales, series de televisión y películas. Este renovado interés revela una fascinación duradera por los crímenes perturbadores y la psicología detrás de ellos.

¿Qué es lo que hace que el caso de Dahmer siga despertando curiosidad? Sus crímenes, que incluían necrofilia, canibalismo y la preservación de partes de sus víctimas, son de una naturaleza tan perturbadora que despiertan una mórbida atracción en muchos. Además, el contraste entre su apariencia de "chico común" y la monstruosidad de sus actos profundiza el interés psicológico. La serie de Netflix "Dahmer - Monster: The Jeffrey Dahmer Story", lanzada en 2022, ha contribuido en gran medida a mantener vivo este interés.

Un aspecto particularmente inquietante de Dahmer era su obsesión con los sonidos internos del cuerpo humano. Se dice que Dahmer estaba fascinado por escuchar los latidos del corazón y otros sonidos corporales de sus víctimas. Su deseo de crear un "altar" con los esqueletos de sus víctimas, con la intención de "sentirlos" cerca, subraya una profunda desconexión con la humanidad de sus víctimas y un deseo de posesión completa.

Esta perturbadora fascinación por los sonidos corporales encuentra un eco inesperado en el mundo de la música experimental. El artista escocés Momus, conocido por su nombre real Nicholas Currie, ha estado explorando temas similares a través de su música. Desde la década de 1980, Momus ha desafiado las convenciones musicales con su estilo ecléctico y provocativo, abarcando géneros como synth-pop, folk electrónico y avant-garde.

En su proyecto "Ocky Milk" de 2006, Momus incorporó sonidos corporales internos en su música. Grabó latidos del corazón, respiración y sonidos digestivos, procesándolos para crear elementos percusivos y texturas en sus composiciones. El resultado es una experiencia auditiva única y a veces inquietante, que explora nuevas fronteras sonoras.

Es crucial diferenciar las intenciones entre Dahmer y Momus. Mientras que Dahmer utilizaba estos sonidos en el contexto de su macabra obsesión, Momus lo hace con un propósito artístico y experimental. Su objetivo es ampliar los límites de la expresión musical, no manifestar impulsos violentos. La comparación entre las dos perspectivas revela cómo un tema puede ser tratado de formas radicalmente diferentes dependiendo del contexto.

La popularidad continua de Dahmer en la cultura moderna subraya una fascinación colectiva con lo macabro y lo inexplicable. La relación entre su perturbadora obsesión y las exploraciones artísticas de Momus nos invita a reflexionar sobre cómo temas similares pueden manifestarse en contextos tan variados, desde el terror criminal hasta la innovación musical. Esta yuxtaposición resalta la complejidad de la psique humana y la diversidad en la forma en que exploramos lo inquietante y lo creativo.

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