Hacer un Buen Debate Político
Hacer un Buen Debate Político
Por:
Erreh Svaia
Dispersión
Caprina
“Aquellos
que no pueden entender cómo poner sus pensamientos en hielo no deberían
adentrarse en el calor de un debate.”
Friedrich
Nietzsche
Luego de ver el decepcionante espectáculo conocido
como “debate” político entre los candidatos de diversos partidos al gobierno
del estado de México, como muchos deben estar pensando, considero que el
formato actual ya no es vigente y ha empezado a dejar mucho que desear, el
considerablemente creciente número de partidos y opciones independientes y por
consecuencia mayor número de candidatos, señal que pudiera hablarnos de un país
a las puertas de una mayor tolerancia y pluralidad, o de una democracia
cooptada y de una democracia atomizada, empieza a convertir al actual formato
en una serie de largos monólogos carentes de sustancia y que terminan realmente
transformándose en una serie de denigrantes ataques personales, en los cuales
nadie está libre de pecado, pero todos se sienten con ánimos de arrojar la
primer piedra, dejando a un lado, o muy atrás, el tan necesario y edificante
debate constructivo sobre ideas específicas que pudieran ayudar a divulgar un
mayor conocimiento de la población sobre los candidatos, adentrarse más en su
forma de pensar, reaccionar, cooperar, así como de la veracidad de sus
propuestas, ayudando de mejor manera a terminar esa nube de ignorancia respecto
a las elecciones y a las previas campañas, las cuales parecieran reducirse
tristemente a una competencia por quien entrega el mayor número de dadivas
(adquiridas, claro, con el mismo dinero de la gente) y de quien es capaz de
lanzar el mayor número de promesas ambiciosas, aunque sin fundamente, en el menor
espacio de tiempo, convirtiendo las campañas y las elecciones en verdaderas
burbujas que al reventar nos dejan un mal sabor de boca, con un alto gasto,
malos candidatos pesimamente seleccionados por los partidos y mal elegidos por
los votantes mal informados.
Para las elecciones del año 2018 en México, es posible
que observemos la mayor afluencia de candidatos presidenciales en la historia
del país, y para poder conocer mejor a los candidatos es urgente poder
transformar el actual formato de los debates, recordemos el formato en las
últimas elecciones para el gobierno de Nuevo León, una clara muestra de la
obsolescencia de la que hablamos, tedioso, insuficiente, aburrido, de muy poca
interacción y con pocas propuestas, el número de participantes lo hacía aún más
burdo aumentando la posibilidad de dejar excluidos a varios candidatos, aquí
considero que privilegiando la necesidad de estar informados ería necesario dar
un buen giro a éstos eventos, crear un par de mesas redondas dividiendo de
manera aleatoria y por la mitad el número de candidatos, para que de ésta
manera en eventos separados, en diferentes días, forzar un poco más la
interacción y el dialogo abierto entre ellos provenientes ya sea de grandes o
pequeños partidos, en cada mesa sortear una serie de temas varios y que las
interacciones al respecto de éstos temas de cada participante sean solamente
dirigidas por un moderador sin un orden especifico, cuidando claro ciertas
reglas de cordialidad básicas y obviamente procurando no hablen todos al mismo
tiempo, lo cual en un momento dado pudiese ser señalado y sancionado por
el moderador, los temas debiesen ir de
lo prioritario, como la corrupción y la seguridad, hasta lo trivial, de manera
que podamos conocer más a fondo a cada candidato y su forma de pensar, con una
segunda parte que consistiría en que cada candidato presentase de forma concisa
su principal propuesta y ésta fuese debatida y comentada de manera siempre
ordenada por los miembros de su mesa, siempre procurando encontrar puntos
favorables y desfavorables por igual.
Después de esas dos mesas redondas, pudiese ser
revisado más adelante en base a las tendencias de las encuestas de agencias
especializadas a los candidatos punteros y generar nuevamente una mesa similar con
la mitad o menos participantes, con el fin de repetir nuevamente la dinámica
anterior, y escuchar una vez más las ideas y las propuestas sin las
restricciones e tiempo y torpeza de los monólogos tan restrictivos y poco
sustanciosos que tenemos actualmente, posiblemente un último debate pudiera llevarse
a cabo entre los dos candidatos mejor favorecidos por las encuestas, frente a
frente, en una mesa, bajo el mismo formato, aunque ésta última versión podría
resultar un tanto controversial debido al mecanismo de selección final por la
manera y los medios a través de los cuales se decidirían los dos últimos participantes,
en éste formato propuesto que buscaría solventar una necesidad latente, una
necesidad que requiere un país más dinámico que aspira a más conocimiento e información
y que un formato menos formal, más orgánico y de mayor interacción ayudaría a
una mejor exposición no sólo de las posturas, sino de la personalidad de cada
uno de los candidatos, además de darnos una mejor visión inicial de la
capacidad de cada participante para la formación de propuestas, dejando atrás monólogos
y ataques mezquinos y destructivos entre cada uno de los aspirantes a la
presidencia.
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