Neil Young and Crazy Horse, Fu##in Up, 2024



Neil Young no tiene edad. Su  disco nuevo tiene más veneno y rabia que muchos de los discos contemporáneos. 

En un mundo donde la audacia y la creatividad parecen escasas, emerger como Neil Young es más que una declaración, es un desafío a la monotonía. A sus 78 años, el icónico compositor, cantante y guitarrista sigue desafiando las convenciones musicales, infundiendo cada grabación con una rebeldía renovada. Su último álbum, lejos de sonar como una producción de estudio típica, evoca la intimidad cruda de un concierto en vivo. ¿Cómo es posible? Se trata de una colección de viejas melodías reinterpretadas en un formato fresco y liberador. Un ejemplo perfecto es Fu##in Up, un título tan audaz como familiar, que encapsula la esencia de Neil Young en su estado más puro.

Grabado en un pequeño club, Fu##in Up destila la esencia del garage rock en cada nota. Es evidente la intención de Young de desafiar las expectativas al presentar sus clásicos de Ragged Glory de una manera totalmente nueva. Este álbum, lanzado en 1990, marcó un período de reinvento para Young, quien emergió como un ícono del movimiento grunge en una era de convulsión musical. Lo más destacado de Fu##in Up es la libertad con la que Young y sus colaboradores abordan cada canción, liberándolas de las estructuras originales y permitiendo que evolucionen orgánicamente. Esta entrega, respaldada por la versión actualizada de Crazy Horse junto con Billy Talbot, Ralph Molina, Micah Nelson y Nils Lofgren, rebosa de una energía y electricidad que recuerda a los días de gloria del rock más crudo.

En el año 2024, la industria musical ha sido testigo de poderosos regresos, como los de Judas Priest y Ace Frehley. Sin embargo, Neil Young demuestra que la edad no es un impedimento para la innovación. Su música sigue siendo una forma de expresión poderosa y sin concesiones, una declaración de autenticidad en un mundo saturado de artificio. Fu##in Up representa lo mejor de Neil Young en la actualidad, revitalizado por sus recientes enfrentamientos con gigantes como Spotify y Joe Rogan. Es un recordatorio de que la verdadera grandeza no se mide en ventas de discos, sino en la capacidad de desafiar las normas y mantenerse fiel a uno mismo. Es hora de que otros íconos del rock reconozcan la influencia duradera de Neil Young: el rey no está muerto ni olvidado, su legado perdura en cada acorde de este álbum.

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