¿Está Zuckerberg Transformado por la Testosterona? Lo que Nadie Te Está Contando Sobre su Decisión Más Controvertida



En 2023, el hombre que controla algunas de las plataformas más influyentes del mundo, Mark Zuckerberg, vivió una experiencia inesperada. Mientras practicaba artes marciales mixtas —una afición reciente que había captado su interés—, sufrió una fuerte y dolorosa lesión en la rodilla. Lo que parecía ser un accidente común se convirtió en el detonante de una serie de eventos que cambiarían su forma de pensar y de actuar en la esfera digital, y nos podría a todos, una vez más, al borde del precipicio.

Zuckerberg, conocido por ser un personaje hasta cierto punto reservado y meticuloso, se sometió a una intervención médica avanzada para acelerar su recuperación. En ese proceso, se introdujo un tratamiento innovador que generó una gran curiosidad. Así que, como es su costumbre, decidió compartirlo con el mundo en una publicación en sus redes sociales. Lo sorprendente no fue solo el tratamiento, sino el impacto que tuvo: su post no se volvió viral. De hecho, fue casi ignorado. En un universo donde todo tiene la capacidad de hacerse viral, ¿cómo es posible que el creador de Meta no haya logrado conectar con su audiencia?

La respuesta a esta pregunta fue el punto de inflexión. Zuckerberg se vio obligado a iniciar una investigación interna, descubriendo que los algoritmos y los sistemas de verificación de terceros que operaban en las plataformas de Meta habían bloqueado su contenido. La razón: la información contenida en el post no podía ser verificada de inmediato. Esto preocupó demasiado a Mark, que consideró qué los algoritmos podrían ser una gran trabajo para gran cantidad de contenido con potencial para volverse viral.

Este incidente llevó a Zuckerberg a tomar una decisión trascendental. Hace apenas una semana, anunció que Meta cesaría sus chequeos externos y cambiaría la forma en que los algoritmos filtraban el contenido. A partir de ahora, su objetivo sería permitir que el flujo de información fuera más libre y menos restringido, eliminando las barreras impuestas por verificaciones de terceros. El fin es que Meta sea ahora un proveedor masivo de información polémica, muy en la línea de X de Elon Musk.

Pero esta decisión, aunque aparentemente liberadora, ha generado mucha inquietud en interneta nivel global. Algunos la comparan con la política de X (antes Twitter), un espacio donde la información controversial, sin verificar y a veces muy peligrosa, se propaga como fuego sin control. En un mundo donde la desinformación puede convertirse rápidamente en verdad para millones, si es repetida continuamente, la pregunta es: ¿estamos realmente preparados para este tipo de libertad?

La preocupación es muy válida. Sin las restricciones previas, las plataformas de Meta podrían ser un caldo de cultivo perfecto para la propagación de teorías conspirativas, noticias falsas y contenido que, en muchos casos, puede ser dañino para el conocimiento colectivo ran falto de pensamiento crítico. Este es el dilema con el que Zuckerberg se enfrenta hoy: permitir un flujo libre de contenido sin importar su veracidad, o seguir controlando de manera más estricta lo que se comparte.

Sin embargo, lo que más ha llamado la atención es una teoría que ha circulado entre los más ávidos observadores. Según algunos, la decisión de Zuckerberg podría estar influenciada por algo más que una simple estrategia de negocios. Se habla de una posible transformación en su comportamiento y actitud. Después de su intervención médica, donde se le administró esteroides (no anabólicos) como parte de su tratamiento, varios comentan que su personalidad ha cambiado radicalmente.

Para muchos, el supuesto uso de testosterona en Zuckerberg podría haber alterado su forma de ser, reprogramando su cerebro, llevándolo a adoptar una actitud más agresiva, audaz y menos moderada. Algunos incluso lo comparan con figuras como Donald Trump, a quienes se les atribuye una personalidad más dominante, agresiva y extrovertida, por decir lo menos. La pregunta que surge es: ¿cómo influye realmente la testosterona en el comportamiento humano? ¿Es posible que haya modificado su visión sobre el control de la información y su disposición a permitir la circulación de contenido sin restricciones?

La ciencia detrás de este cambio de personalidad es más compleja de lo que muchos piensan. Estudios han demostrado que la testosterona no convierte a alguien en una persona más "macho" o "dominante" de forma automática. De hecho, los estudios muestran que la testosterona puede hacer a una persona más competitiva, agresiva y asertiva, pero no necesariamente más inteligente o más capaz de liderar de manera efectiva. En primates, por ejemplo, la testosterona no cambia las jerarquías sociales de forma significativa; simplemente hace que los individuos se comporten de manera más agresiva o territorial. Un macho "beta", jamás será un "macho alfa", sin embargo el machi "beta" será más cruel y despiadado con aquellos de menos jerarquía, esto de acuerdo al estudios de científicos como Robert Sapolsky en primates. 

Este fenómeno ha sido documentado en múltiples ocasiones en el mundo de los atletas, donde el uso de testosterona se ha relacionado con un comportamiento más errático y agresivo. Un ejemplo célebre es el de algunos bodybuilders que, al consumir dosis excesivas de testosterona, han experimentado cambios drásticos en su temperamento y personalidad, a veces llevándolos a conductas destructivas y autodestrctivas. Sin embargo, esto no significa que se conviertan en "superhombres" o en los líderes definitivos de sus campos.

Mark Zuckerberg no es ajeno a este tipo de teorías. De hecho, su transición de un "nerd" discreto a un hombre de imagen más "ruda" y pública podría ser vista como parte de una estrategia de relaciones públicas, más que un cambio radical de personalidad impulsado por hormonas. Al igual que Jeff Bezos, quien pasó de ser un hombre de negocios tímido a un icono de poder corporativo con semejanza física al actor Vin Diesel. Zuckerberg podría estar simplemente siguiendo un camino similar para reforzar su presencia y autoridad en un mundo cada vez más competitivo.

Lo que es innegable es que esta "transformación" ha sido cuidadosamente diseñada para proyectar una imagen de liderazgo fuerte, audaz y, sobre todo, "masculina". Las grandes empresas tecnológicas no solo venden productos; también venden una imagen, una narrativa que los usuarios asocian con el éxito, el poder y la dominación. Y en ese sentido, Zuckerberg está jugando al mismo juego que tantos otros antes que él.

El problema radica en que esta manipulación de la imagen puede tener repercusiones mucho más profundas. En lugar de ser una simple transformación de estilo, podría estar alterando la manera en que Zuckerberg toma decisiones clave sobre la información que circula en sus plataformas. ¿Es su nuevo enfoque más arriesgado una respuesta directa a su experiencia con la testosterona? ¿O es solo una estrategia para mantenerse relevante en un mundo digital que ya no perdona a los líderes "tímidos"? ¿La "venganza de los nerds", no es otra cosa que terminar convirtiéndose en aquello qué tanto odiaban?

Y así llegamos a la cuestión que muchos temen: si Meta permite que más contenido no verificado circule libremente, ¿cómo afectará esto a la sociedad en su conjunto? Las redes sociales tienen un poder inmenso para moldear la opinión pública, para construir realidades y, a veces, destruirlas. En manos de personas que priorizan la rentabilidad sobre la responsabilidad, este poder podría ser más peligroso que nunca.

El futuro de la información está en juego. ¿Será un mundo más libre de censura, o una plaga de desinformación descontrolada?

Comments

Popular Posts