Gabinete Retro O Como Revivir al Viejo PRI
Gabinete Retro O Como Revivir al Viejo PRI
Por:
Erreh Svaia
Dispersión
Caprina
“Es
el orgullo de mi nepotismo.”
José
López Portillo
Hay que reconocer que el candidato a la presidencia por
Morena, Andrés López es un hombre efectivo en ciertos aspectos, sabe dar
llamativos golpes que le generan publicidad y le mantienen de forma constante
en el ojo del público, no siempre de forma positiva, claro, pero se suele decir
que no hay mala publicidad, aunque en el caso de López, es bien sabido que a
medida que avanza su campaña, un curioso proceso de auto destrucción comienza a
presentarse proceso que ha mermado su aparente ventaja en los dos procesos
electorales anteriores en el 2006 y en el 2012, casi a finales del 2017, López
asestó su primer golpe anunciando una controversial amnistía a narcotraficantes
(anunciado primero en un mitin y después confirmado en su documental producido
por su asociado Epigmenio Ibarra), considerada el más grave error de su carrera
política (no el más reciente), pero que logró acaparar los reflectores para llegar
a su registro como candidato a la presidencia el 12 de Diciembre, nuevo
movimiento que causaría controversia por su incongruencia considerando su
supuesta afición por el liberalismo de Benito Juárez y la fecha conmemorativa
de la Virgen de Guadalupe, a la par de la presentación de un decálogo de
promesas (prometer no empobrece dicen, pero López presenta nuevamente un grupo
de promesas con la misma irresponsable regularidad de siempre) en el que
incluye un aumento en el apoyo económico a los adultos mayores y un apoyo a los
llamados "ninis", jóvenes que no estudian o trabajan, propuestas que obviamente
buscan aumentar y fortalecer su base clientelar (herencias genéticas del PRI y
el PRD), pero probablemente su más grave error recientemente cometido es su ya
anunciada alianza con el partido Encuentro Social (PES), partido de ideología
ultra conservadora, que nuevamente genera una gran contradicción no sólo al
unirse a Morena (supuestamente de izquierda progresista) y al otro miembro de
la coalición Juntos Haremos Historia, el Partido del Trabajo, partido
retrógrada de izquierda cuasi revolucionaria ampliamente identificado con
regímenes como el Norcoreano y el Castrista en Cuba y con un presidente
nacional de partido (Alberto Anaya) que no sólo se ha mantenido en el puesto
por casi 20 años, sino que además está siendo investigado por desvíos de fondos
educativos al igual que su esposa..
Ayer López, buscando no perder la atención o ceder los
reflectores presenta una singular propuesta de gabinete (en sus palabras, “uno
que podría ser el mejor desde el gabinete de Benito Juárez…”) que además de no
ser algo definitivo, muestra más deficiencias de las esperadas, un gabinete
plagado de ex funcionarios del PRI (Carlos Manuel Urzúa, Javier Jiménez
Espriú), de la administración de su padrino político Ernesto Zedillo (Esteban
Moctezuma, Héctor Vasconcelos, Olga Sánchez, Víctor Villalobos), con obvio favoritismo
a familiares de colaboradores y aliados suyos (¿Nepotismo estilo José López Portillo?)
como Bertha Luján (una hija), John Ackerman (su esposa), Carlos Slim (consuegro), Ricardo
Salinas Pliego (un colaborador), Lorenzo Meyer (un hijo), Emilio Azcárraga
(suegro), algunos de ellos de nula experiencia en funciones públicas como Josefa González
Blanco, Jorge Alcocer, María Luisa Albores, Román Guillermo Meyer y Graciela
Márquez, muchos de ellos solamente con experiencia académica (que con dos doctorados, ya nos ha dejado claro John Ackerman, no son garantía de sensatez, cordura e inteligencia), vendidos al
público como “intelectuales” (algo con lo que le encanta deslumbrar a la
izquierda, pero que hay que recordar que sólo son usados por ésta para ganar
legitimación y desechados después) y la políticamente correcta cuota de género,
ocho hombres y ocho mujeres que lanzan por la ventana cualquier deseo de que
predomine una meritocracia.
El resultado de la última acción de López es un gabinete
gris sin contra pesos reales a la presidencia (como suele gustarle al populista, hombres y mujeres girses que no le hagan sombra, y que da a entrever que la política y la economía realmente se volverían a manerja desde Los Pinos como en la llamada "docena trágica" de Echeverría y López Portillo), que peca en demasía de ser políticamente correcto, que paga favores
políticos de manera poco conveniente a gobiernos PRIístas y que dista mucho de
ser “el cambio prometido”, convirtiéndose en una mera continuación de los
gobiernos PRIístas truncados en el 2000, vale la pena reflexionar en la
avanzada edad promedio de los miembros de éste gabinete y en el hecho
recientemente comentado sobre el choque generacional, aquí López parece buscar
rescatar a esa vieja guardia, distinguirse si, a momentos del llamado “nuevo
PRI” de Enrique Peña Nieto, pero retomando la esencia del último gobierno “rescatable”
del PRI, uno que a pesar de ser denostado como “neoliberal” por López,
pareciera ser reconocido y deseado por López, una suerte de homenaje a quien
fuese su “padrino político” y gracias al que pudo hacerse del poder en el PRD y
posteriormente hacer campaña, a pesar de no contar con los requisitos, para buscar
la jefatura del entonces Distrito Federal, López podrá ondear su bandera de
enemigo político de Salinas, pero no esconde su simpatía por Ernesto Zedillo, y
por el “viejo PRI” al que pareciera pretender revivir.
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