Colombia y México Frente a la Misma Amenaza
Por: Erreh Svaia
Dispersión Caprina
Dispersión Caprina
Mientras Venezuela sigue hundiéndose en el abismo de la hiper inflación, otros dos países latinoamericanos corren el peligro de encontrarse en la misma situación paradójica que éste país rico en petróleo y otros recursos naturales, de Venezuela tengo bonitos recuerdos de mi infancia, su música y sus telenovelas que llegaban a México que mostraban un país con una ejemplar y dinámica mezcla entre lo tradicional y lo moderno, una sólida democracia en aquél entonces que no supo responder con la dosis correcta de sensibilidad a problemas como la corrupción y la falta de oportunidades, un establishment que no supo responder al clamor popular, y una corriente populista siempre presente que supo aprovechar el momento para hacerse del poder y destruir esa prodigiosa tradición democrática, de las más antiguas en el continente, que hoy, víctima del "peor no podemos estar", ese salto al vacío de posmoderna irracionalidad, encuentra la respuesta y se reconoce perdida; sí, está ahora peor que antes y en un callejón con cada vez menos salidas y con una luz que no ha podido hallar y que cada vez se apaga más, en una incómoda ruta hacia el atraso y aislamiento que pareciera contradecir esos que decía "Venezuela no puede convertirse en una Cuba porque tiene una democracia ejemplar y el petróleo en abundancia".
En ese espejo empañado del desastrozo Socialismo del Siglo 21, es en donde Colombia y México parecen situarse actualmente y preguntarse si "¿Podemos estar peor?", se sobrestiman los problemas del país y se sobrestima la capacidad de un "caudillo" para resolver mediante fórmulas incongruentes e instantáneas, males que han llevado generaciones corregir, y que en el caso actual de Venezuela, llevará generaciones revertir; Colombia entre la amenaza de un improvisado partido político con un pasado criminal y violento (FARC), y la ultraderecha de un Álvaro Uribe aún presente, dejando al votante promedio a decidir entre un heredero de la guerrilla y el populismo revolucionario, además de simpatizante del nocivo Chavismo, Gustavo Petro, el alguna vez controversial alcalde de Bogotá; y un personaje inusual llamado Sergio Fajardo (alguna vez alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia), sin aparente militancia de derechas o izquierdas pero que ha sabido convocar (cual Macron latinoamericano) a ambas espectros ideológicos; en México la situación no es menos compleja, con un candidato de supuesta izquierda liberal que hasta sus colaboradores (el Salinista-Foxista-Morenista ultraconservador Alfonso Romo) comparan con Álvaro Uribe, en la persona de el PRIísta-PRDista-Morenista Andrés López, personaje permanente en la política por más de 35 años y que se ha encargado de enarbolar la bandera del Socialismo del Siglo 21 y del populismo, además de usar ampliamente en últimas fechas el pragmatismo electoral de su partido original, el viejo PRI, dando cabida a personajes afines al Chavismo, a la Ultraderecha, al Sindicalismo corrompido y a personajes de la farándula; entre sus cercanos competidores podemos encontrar una iconoclasta coalición que nos llega muy tarde (a comparación de Alemania o Chile) entre derechas e izquierdas (PAN-PRD) a cargo del joven Ricardo Anaya, un hábil operador político que me recuerda al español Mariano Rajoy, y cuyas críticas al gobierno actual le han valido fuertes ataques y críticas, mientras por el otro lado se encuentra José Antonio Meade, funcionario público apartidista, que en un inesperado giro es respaldado por el PRI en su versión más de derechas, mientras López deja de crecer en las encuestas, Anaya sigue creciendo, al tiempo que Meade pierde terreno, aunque los verdaderos resultados los estaremos viendo una vez que arranquen las campañas.
Resulta importante considerar como en el caso de Colombia y México, ambos países pudieron soportar el primer embate del Socialismo y de populismo de izquierda en Latinoamérica, aquella llamada "ola rosa" a la que sucumbieron Brasil, Argentina, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, además de Venezuela; en cuyo caso a pesar de la resistencia democrática, el último "coletazo" de una ballena moribunda pudiera poner en riesgo la estabilidad de la región, recibiendo incluso, un inesperado empujón por parte del movimiento nacionalista y desestabilizador de la Rusia de Vladimir Putin, que sigue buscando causar estragos y llevar acabó tanto en Europa, como en América una estrategia de división, en aparente venganza por el desmembramiento de la difunta URSS; en Colombia, Pietro como es de esperarse en un populista, divide a la sociedad, Fajardo, la aglutina, mientras en México, López además de dividir a la sociedad, abraza el pragmatismo electoral del viejo PRI, en el cual hay cabida para todo el que muestre total e incondicional sumisión al partido, mientras su adversarios tratan de ganar el apoyo del 70% de los votantes que no están de acuerdo en que ese debilitado, pero aún peligroso Socialismo del Siglo 21 llegue al poder.
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