¿L贸pez Obrador, liberal?

¿L贸pez Obrador, liberal?

Por: Enrique Krauze
Tomado de: El Pa铆s
Hace unos d铆as, en un inusitado intercambio de tuits, Andr茅s Manuel L贸pez Obrador (candidato para la presidencia de M茅xico, que hoy encabeza las encuestas) afirm贸 que soy “de aquellos profundamente conservadores que simulan, con apariencia de liberales”. Yo le contest茅: “creo que tu concepto de liberalismo esta profundamente equivocado. Hallemos el espacio para debatirlo”. No obtuve respuesta a esa invitaci贸n y por eso abro este espacio.

Un mes antes de las elecciones de 2006 publiqu茅 en Letras Libres el ensayo El mes铆as tropical. Ni el sustantivo ni el adjetivo eran insultantes. Un amplio sector popular lo ve, sincera y fervorosamente, como el “mes铆as”. Y el propio L贸pez Obrador ha usado la palabra “tropical” en su teor铆a sobre el efecto de la tempestuosa geograf铆a en la gente de su natal Estado de Tabasco. En cuanto a la expresi贸n misma, recoge una percepci贸n real que se ha ido confirmando a trav茅s del tiempo.
Han pasado doce a帽os, y como entonces siento el deber de reiterar mis discrepancias con 茅l. Todas se concentran en una palabra: libertad. Creo que L贸pez Obrador no valora la libertad ni entiende, en absoluto, la naturaleza moral, pol铆tica e hist贸rica del liberalismo. Y creo que esa incomprensi贸n entra帽a riesgos muy serios para la democracia mexicana.

El liberalismo no es una doctrina, es una actitud. Su valor central es el respeto al otro. El liberal practica el di谩logo, el debate, la raz贸n p煤blica, la tolerancia. El liberal celebra la pluralidad de opiniones. Por eso, hist贸ricamente, el liberalismo mexicano tuvo cuatro logros principales. En primer lugar, conquist贸 la separaci贸n entre la Iglesia y el Estado y prohibi贸 cualquier maridaje entre la fe y el poder. En segundo t茅rmino, para desterrar las tradiciones mon谩rquicas y acabar con los caudillos que quer铆an hacer de M茅xico el “pa铆s de un solo hombre”, el liberalismo fortaleci贸 al poder legislativo sobre el ejecutivo. Por eso tambi茅n, en un medio propenso al abuso, la ilegalidad y la anarqu铆a, dio un peso enorme al poder judicial. Y finalmente, defendi贸 como un derecho intocable, universal, la libertad. En especial la libertad de expresi贸n: libertad de opinar, disentir, criticar, diferir p煤blicamente, sin temor a la censura o la represi贸n.

L贸pez Obrador ha declarado ser no s贸lo un liberal sino “un liberal puro”, pero cabe preguntar: ¿puede ser liberal un pol铆tico que en vez de deliberar y debatir, prefiere monologar y pontificar? ¿Puede ser liberal un pol铆tico que proh铆be la cr铆tica en el seno de su propio partido? ¿Puede ser liberal un pol铆tico que practica con celo religioso la intolerancia a quien no est谩 de acuerdo con 茅l? ¿Puede ser liberal un pol铆tico que utiliza en su campa帽a a la Virgen de Guadalupe, s铆mbolo supremo de la fe mexicana? ¿Puede ser liberal un pol铆tico que pacta con un partido abiertamente religioso (el Partido Encuentro Social), opuesto a la contracepci贸n y al matrimonio entre personas del mismo sexo? ¿Puede ser liberal un pol铆tico que lleg贸 a declarar “al diablo con sus instituciones”? ¿Puede ser liberal un pol铆tico que denigra y amenaza a la Suprema Corte de Justicia acusando a los magistrados de ser “leguleyos” y de estar “maiceados” (es decir, comprados) por la “mafia del poder”? ¿Puede ser liberal un pol铆tico que se mofa, insulta, ofende y descalifica a la prensa, los periodistas o los intelectuales que lo critican? No. Ese pol铆tico no puede ser liberal. Y ese pol铆tico es L贸pez Obrador.

Dice L贸pez Obrador que soy conservador. Me remito a la historia: los conservadores favorec铆an la concentraci贸n absoluta de poder en un l铆der dotado de un ej茅rcito numeroso y potente; los conservadores cre铆an en los “consejeros planificadores”, no en los congresos representativos; los conservadores alentaban la intervenci贸n econ贸mica del Estado y el proteccionismo. Yo no me identifico con esas ideas. L贸pez Obrador s铆. Utiliza el adjetivo “conservador” como un anatema contra todo aquel que no comulga —en el sentido estricto de la palabra— con el "cambio verdadero" que pregona. Pero lo cierto es que su programa econ贸mico es muy af铆n al populismo de los presidentes Luis Echeverr铆a (1970-1976) y Jos茅 L贸pez Portillo (1976-1982), que llev贸 al pa铆s a la quiebra. En ese sentido, su “cambio verdadero” es un cambio hacia atr谩s.

Fui un cr铆tico de ambos gobiernos y de todos los restantes de aquella “dictadura perfecta” que muri贸 en 2000 para dar paso a la democracia mexicana, imperfecta, desde luego, pero preferible a cualquier tipo de autocracia, m谩s a煤n si es una autocracia iluminada. Yo lo 煤nico que quiero conservar es la democracia.

Aunque se proclama dem贸crata, L贸pez Obrador ha manifestado su gran admiraci贸n por Fidel Castro y el Che, famosos por muchas razones, no por su apego a la democracia. Quiz谩 por eso ha sostenido que la democracia venezolana (donde como opositor estar铆a preso) es superior a la mexicana (que garantiza su aparici贸n en millones de spots, su libertad para figurar en todos los medios, el financiamiento de su partido, etc..). Y por eso tambi茅n, ante el reclamo de pronunciarse sobre aquel r茅gimen que —ante los ojos del mundo— oprime a millones de personas al extremo de provocar una gigantesca crisis humanitaria, su respuesta fue: “no conozco a Maduro”. No es una respuesta seria. En su juventud, L贸pez Obrador no conoci贸 a Pinochet y, sin embargo, lo repudi贸. ¿Por qu茅 juzga a ambos dictadores con varas distintas? Porque no es dem贸crata.

Si sus rasgos antiliberales se han manifestado antes de llegar al poder, ¿qu茅 nos espera si llega a la presidencia? Nada ha hecho m谩s da帽o a la democracia que la pr茅dica del odio desde el poder. Ese odio que polariza a la sociedad, amplificado por las redes sociales, destruy贸 a Venezuela y est谩 corroyendo desde las entra帽as a la democracia de Estados Unidos. L贸pez Obrador est谩 a tiempo de evitar ese desenlace. Bastar铆a que cesara de hacer escarnio “moral” de la discrepancia y desautorizara el odio y la intolerancia que esparcen muchos de sus fieles. Bastar铆a que asumiera el ideario liberal.

Rechac茅 y rechazo los ataques bajos en contra suya. Si triunfa en las elecciones, defender茅 su derecho a poner en pr谩ctica su programa social y econ贸mico, siempre y cuando lo haga respetando escrupulosamente el marco legal e institucional y el r茅gimen de libertades que sostiene ese hogar com煤n que 茅l, con su pr茅dica, se empe帽a en dividir, pero que nos pertenece a todos. Ese hogar com煤n que es M茅xico.

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