México Debatiendo
Por: Erreh Svaia
Dispersión Caprina
El ya comentado formato del debate presidencial nuevamente se convirtió en el gran inconveniente del evento, la imposibilidad de tener un claro referente de todos y cada uno de los candidatos, por libre menos en el caso de quienes no se han dado a la tarea de analizar cada una de las propuestas políticas, dos grandes ganadores del debate, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez, los llamados "independientes", quienes tuvieron la oportunidad de ascender de una "segunda división", a ponerse a la altura de los principales contendientes, no dudo que cada uno sumará puntos a su favor, en porcentaje saldrán más beneficiados que los tres principales actores de éste proceso, aunque ésta oportunidad dorada no haya sido del todo bien aprovechada, Zavala no fue ni convincente ni contundente, fue la más titubeante y su lenguaje corporal fue totalmente amateur, en el caso de Jaime Rodríguez, la estridencia no se hizo esperar, peligrosamente pragmático, Rodríguez primero realizó su típico chantaje moral, lucrando con la muerte de su hijo, como hizo en Nuevo León, también se lanzó a presentar propuestas sacadas del siglo pasado, "cortar la mano al que robe"?, seguramente el Estado Islámico bien podría convertirlo en su candidato, ni la pena vale profundizar en ello.
Meade se vio achicado, pobre y gris, un talentoso funcionario que sigue sin meterse en la dinámica de la campaña política, excesivamente técnico, le resultó imposible remontar la pesada carga de ser abanderado del partido con mayor rechazo en el país, Meade bien podría ser visto como uno de los perdedores del debate, se antoja imposible que pueda sumar simpatizantes después del evento, lo cual no sucedió con Anaya, quien de todos los candidatos en el debate, lució más cómodo en el formato, más preparado y quién mejor aprovechó sus participaciones para aclarar los ataques mediáticos hacia su campaña, conciso y al grano, fue quien dio el golpe más duro (a Andrés López, señalando la incongruencia de éste al proponer como su jefe de gabinete, a Alfonso Romo, a quien el mismo acusó previamente de corrupto), carente de carisma pero enfocado a seguir avanzando, proponiendo y debatiendo, no así Andrés López, incómodo en todo momento, resignado a repetir acartonado cada uno de sus spots de campaña, escondiéndose tras el podio y negándose a responder acusaciones en su contra, López, como buen conservador no se atrevió, apostó a lo seguro, a evadir cuestionamientos y a aferrarse a su ventaja en las encuestas, anclado en el pasado, como ya es sabido, sus pobres participaciones sólo se enfocaron en su pasado como Jefe de Gobierno, sin responder cuestionamientos al respecto, imposibilitado de explicar su propuesta de amnistía, se aferrará a su ventaja, y planeará su aterrizaje ya que después de su presentación tan limitada se antoja difícil sume más apoyo, queda claro para mi, quien tuvo los tamaños y que demostró preparación y decisión.
El gran perdedor a mis ojos es el formato que permite una muy pobre interacción entre los candidatos y que no suman al proceso electoral y dejan debiendo mucho a la ciudadanía.
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