Internet y el Covid-19
Internet y el Covid-19
Por: Erreh Svaia
CRANESOCOPIO
Hoy, gracias a Internet podemos enterarnos de los que sucede
del otro lado del mundo en cuestión de segundos, la velocidad a la que es capaz
de fluir la información hoy en día es asombrosa, claro, el resultado es
abrumador, y demanda la formación de un criterio para no terminar sepultado en
un “océano” digital de noticias sobre infinidad de sucesos y eventos, antes de
que Internet se volviera público, los principales medios informativos eran la
televisión, la radio y la prensa, y como medio de comunicación el teléfono,
fijo y móvil, cabe mencionar que nuestro teléfono móvil aún no se convertía en
la super computadora que es hoy en día, para enterarnos de algo que pasaba en
el país, transcurrían en ocasiones horas, para saber lo que pasaba al otro lado
del mundo, tal vez tardaríamos días en conocer tales sucesos, considerando las
pocas opciones de prensa de hace años y la poca oferta de televisión, limitada
a unos cuántos canales, y sobre todo al hogar, nos conducíamos por un mundo que
se movía más lento, a una velocidad inferior y con una dinámica más pausada.
Pensar que la crisis sanitaria que seguimos viviendo, nos
hubiese pasado en una época anterior al Internet, resulta un ejercicio preocupante,
ya que sin duda la velocidad de la información de la red de redes, no sólo ha
salvado incontables vidas humanas, nos ha mantenido comunicados y no sólo eso,
con la capacidad de trabajar y de proporcionar nuevas oportunidades de negocio
y comercio, lo ocurrido en China a finales del año pasado, antes de Internet probablemente
hubiese tardado meses en llegar hasta nosotros, o tal vez, en un régimen relativamente
restringido como el chino, nunca nos hubiera llegado, tal vez la tragedia del
alza de contagios y muertes nunca se hubiera sabido y fuese aislado y ocultado
por el régimen chino para evitar afectar la imagen del todopoderoso aparato estatal
chino.
Sin Internet, probablemente hubiésemos tardado meses en conocer
la tragedia de países como Italia o España, o incluso la magnitud total del
alcance de lo acontecido en los EEUU, tal vez hubiéramos escuchado rumores, noticias
aisladas y son mucha profundidad que hubiesen sido desmentidas por los regímenes
cerrados, pero también hubiese sido imposible implementar la tecnología de
rastreo que ayudó a países como Corea del Sur, Taiwán o Vietnam para manejar de
manera tan efectiva la crisis, y posiblemente nunca nos hubiéramos enterado de
como Nueva Zelanda pudo “aplastar” literalmente la curva de contagios.
Gracias a Internet pudimos enterarnos rápidamente del avance
de la pandemia, de la magnitud de ésta y aprender de las experiencias de los
países que fueron afectados por el virus antes que nosotros, pudimos “navegar”
entre la ola de mentiras, letales, cuando vienen por parte del gobierno, que
indicaban, como en el caso de Donald Trump, Jair Bolsonaro o Andrés López, que “no
pasaba nada”, gracias a la información disponible y a la velocidad con que se
difundía pudimos prepararnos, o mejor aún, gracias a la red de redes pudimos advertir,
avisar y alzar la voz, enterarnos de primera mano de lo que sucedía, ir más
allá de las fronteras para entérarnos de la realidad.
Muchos pudimos seguir trabajando gracias a Internet, desde
el hogar, desde cualquier lugar alejados de la muchedumbre, muchos pudieron
seguir manteniendo viva la economía gracias a aplicaciones y a la compra en
línea, pensar que pudimos adentrarnos en ésta crisis en paro total, sin poder
trabajar, con una economía completamente “muerta” por semanas, resulta en
verdad aterrador, pensar en que la dimensión real de negocios que hubieran
dejado de existir ante la extinción total de la demanda de sus productos pudo haber
sido todavía mayor, es un pensamiento abrumador, y que nos debe llevar a la
reflexión del increíble papel de Internet para mantenernos a flote durante ésta
crisis, incluso, para ayudarnos a mantenernos comunicados ampliamente, mediante
las redes sociales, mediante la mensajería instantánea, algo que psicológicamente
ha resultado de gran ayuda para la salud y el bienestar de muchos, pensar en el
aislamiento total en casa, sólo con un teléfono y la televisión abierta, sería
un escenario deplorable, ante la incapacidad siquiera de ver a nuestros seres
queridos, y a merced solamente de la llamada “caja idiota”, muchas veces
instrumento propagandístico del estado.
Internet aún no llega a toda la población del mundo, aún en
los países más desarrollados, parte de la población no tiene acceso a Internet,
la capacidad de Internet como instrumento de educación, e incluso de salud, es
infinita, y aún no se ha explorado al máximo, el acceso a Internet como un
derecho universal, como una herramienta fundamental de la vida moderna, es indispensable,
y aunque nunca lo podremos saber, durante ésta pandemia se convirtió en el
instrumento de comunión de muchos, cuando el aislamiento se abalanzaba sobre
nosotros, aunque no juntos, el Internet nos mantuvo unidos, muchos dirán que la
humanidad ya avanzaba décadas atrás sin el Internet, sí, pero la magnitud del
golpe total que pudimos pasar sin la red de redes, es impensable, inimaginable,
el Internet sólo se ha vuelto más fuerte, “anti frágil”, tras ésta crisis.
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