El Peor Presidente
Por: Erreh Svaia
Queda aún mucho por hacer en éste, el país “más surrealista
del mundo”. Así lo declaraba André Breton, padre del surrealismo, durante una
de sus visitas a ésta tierra en 1938. “No intentes entender a México desde la
razón, tendrás más suerte desde lo absurdo”. Claro, en los últimos años ha sido
más fácil entenderlo, precisamente desde lo absurdo. La “cuarta transformación”
aún no podemos saber claro a qué se refiere, ¿Querrá decir la cuarta sucesión
desde la caída de la “dictadura perfecta”? Fox, Calderón, Peña, ahora López,
¿De eso se trata nada más la “cuarta transformación? ¿Será que estamos hablando
solamente de un mal “remake” del Echeverrismo? Sí, es así, resulta lamentable,
porque el final ya lo sabemos. Es un final trágico en el cual el país queda
quebrado y entraríamos a un nuevo período de “liberalismo”.
Algunos desubicados me hablan de un “gobierno de izquierda”,
tal vez se refieran en un sentido pugilístico a un gobierno que “finta” con la
izquierda y golpea con la derecha. Vimos ya el duro golpe al sector salud, el
brutal despido de burócratas, la creciente militarización del país, la negativa
total para el uso de las energías limpias. Hablar de un país de “izquierdas” resulta
absurdo. Breton tenía razón, Roger Bartra, José Woldenberg y Gabriel Zaid son
atacados desde la presidencia acusados de ser “traidores”. Tenemos al presidente
más alejado de la izquierda que nos pudiéramos imaginar, nada que ver con
personajes como Ardern, Trudeau o Biden. Eso sí, my cercano al nacionalismo
retrógrada de alguien como Vladimir Putin. Ante esto, uno ya se siente cómodo
al ser llamado conservador, por lo menos buscamos conservar a salvo al país.
Alejarlo de un gobierno que ni a conservador llega, porque en realidad es
retrógrado, va para atrás, anhela un pasado idílico que nunca existió.
La clase media nació en épocas de Ford, cuando éste hombre
´pensó que era buena idea que la clase trabajadora tuviera un leve ingreso
extra para convertirse en una clase consumidora. El presidente no está de
acuerdo con esto, ha declarado la guerra a la clase media, sabe que es un
peligro para su reinado de la ignorancia, porque la clase media exige mejor
educación, mejores programas de salud, mejores oportunidades de trabajo. Algo
que un gobierno incompetente no puede ofrecer. Por eso mejor llamar a la clase
media traidora y “aspiracionista”. El presidente prefiere a un pueblo ignorante
e indefenso cuya única preocupación sea el día a día, así no tendría que
preocuparse por sacar adelante al país, por lograr el verdadero desarrollo,
para él, un pueblo totalmente miserable es un pueblo “sin desigualdad”, un
pueblo “bueno”. Vaya pensamiento más mediocre.
Lo que sucedió el 6 de Junio apenas fue un primer round de
la batalla, una batalla que apenas se emparejó, fue un golpe duro para el
oficialismo pero no fue un golpe definitivo. La batalla se completa porque el Leviatán
apenas fue herido y va a buscar venganza, va a buscar más polarización, va a
buscar más mentiras y más opacidad para seguir acumulando más poder, menor rendición
de cuentas y seguir destruyendo el país, éstos van a ser los meses más
difíciles y tal vez lo años más complicados, porque la batalla apenas ha
comenzado. Parece increíble que el insistente, casi demente deseo del
presidente de aparecer en la boleta de votación con un referendo a su mandato,
pudo haberse convertido en una tragedia para él, con parte de esa clase media
que lo apoyó desesperada hace tres años, hoy en su contra, desilusionada porque
en realidad no hubo un cambio para mejorar. Ta vez sólo para empeorar.
Hoy el presidente ya sabe que no tiene el apoyo de “todo el
pueblo”. Tres años lo pregonó, pero ahora ya sabe que la mitad del país por lo
menos, no está de acuerdo en su mandato. Se vienen tres años en que el
presidente se va a aferrar a su base y a preparar una ofensiva para que su “proyecto”
no se vaya a pique y pueda mantener el poder mediante un sucesor. Lo que sigue
se antoja complicado, porque aquellos que se sumaron a su base original, han
ejercido un voto de castigo en su contra. Estamos de regreso al punto de origen,
en el que el presidente no cuenta ya con mayoría y en la cual tendrá que
negociar y dividir para salir a flote. Son tres años en los que difícilmente podrá
hacer lo que no hizo en los tres anteriores. Seguramente esa es la pena más
grande con la que cargará el presidente. Lo tuvo todo, como nadie, y falló de
manera más estrepitosa que todos los demás. Hay algo peor que ser un mal presidente.
Ser el peor presidente cuando tuviste todo a tu favor.
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