The Smashing Pumpkins, ATUM, Act One, 2022

 


Por: Rock N Roll Animal

Atum es una “obra” en 3 actos que serán los siguientes tres discos a publicar por la legendaria banda de los 90s, The Smashing Pumpkins. Gish de 1991 debió ser la “gran revolución alternativa”, un disco producido por Butch Vig, que no pasó de ser una sensación mediana, sobre todo en Chicago. Un año más tarde, de la mano del mismo Butch Vig, Nevermind de Nirvana ocuparía ese sitio. Los Smashing Pumpkins publicarían Siamese Dream en 1993 y así darían el gran salto a la fama. La banda produciría un par de discos más, cada vez buscando expandir más y más su sonido, e incorporando elementos de música electrónica. Los Smashing Pumpkins evolucionarían de forma veloz hacia algo más que una banda “alternativa”. Elementos de rock progresivo, de new wave y de synth rock de los 80s poco a poco ser irían integrando en el sonido de la banda de forma más prominente. La banda poco a poco evolucionaría también, a convertirse casi en el vehículo musical de Billy Corgan, líder del grupo que dictaría la dirección musical de la banda de forma bastante autoritaria, dejando libres todos los excesos musicales imaginables que volvieron difícil de seguir y de digerir la producción musical de la banda en las siguientes dos décadas. Obviamente, una ópera musical en 3 partes y más de 30 canciones, nos indican que los excesos no han parado, y que la banda busca sonar más prog rock que los Coheed & Cambria, y eso es bastante decir (y el disco más reciente de los C&C, Vaxi II, fácilmente podría hacer que los Smashing Pumpkins mordieran el polvo en unos minutos). En algún momento, los excesos del prog rock se volvieron incluso en contra de algunos de sus máximos practicantes como Yes, y ese parecería continuar siendo el caso de los Smashing Pumpkins. En algún momento en los 90s, la música se liberó, y los artistas dejaron de estar tan atrapados por las grandes disqueras, muchas bandas podían producir música de forma realmente independiente sin depender de grandes estudios o de la mano dictatorial de productores musicales. En el caso de los Smashing Pumpkins, la visión musical de la banda se sigue expandiendo y parece no haber límite para esto, Autum, el resultado de la desbordante ambición musical de Corgan, una ambición que pareciera atormentarlo, más que inspirarlo y que pareciera convertirse en un monstruo que podría destruirle…una vez más. Desde el comienzo del disco, con el sonido de un gong y robustos sintetizadores, sabemos que el exceso está presente. Esto es una ópera y no rock n roll ¿Queremos una ópera? Billy Corgan y Jeff Schroeder intercambian riffs de guitarra y líneas de sintetizador al tiempo que Jimmy Chamberlain avanza a paso elegante entre dichas columnas de sonido. Butterfly Suite encuentra a Corgan haciendo su mejor imitación de David Bowie en la época de la trilogía de Berlín. No diría que repentinamente Corgan haya decidido crear su propia trilogía como Bowie, pero la idea no podría estar tan errónea, aunque ésta primera etapa de Atum, no es el Low de Bowie. The Good in Goodbye, a pesar del estupendo trabajo de Chamberlain y los duros riffs de guitarra marca Corgan, decepciona un poco por el prologando intro, sí, el tema recuerda un poco al Siamese Dream, pero sólo un poco. Embracer se pierde en gélidos sintetizadores presentados de forma bastante convencional. La misma situación hunde a With Ado I Do. Es hasta Hooligan cuando nuevamente la intensidad vuelve a subir, aunque la banda sigue habitando el nebuloso terreno de excesivos teclados y sintetizadores, y cuando se presentan guitarras, como en Steps In Time, éstas no emocionan como lo hacían antes. En Beyond The Veil, lo intentan otra vez, pero las guitarras, lejos de ser la línea principal, sólo resultan algo de ornato, que se abandona a voluntad. Hooray! Incluso resulta vergonzosa. Atum es una oportunidad perdida para Corgan, una más desafortunadamente. En lo personal considero una pérdida de tiempo continuar con los nuevos discos de los Smashing Pumpkins, sobre todo cuando tienes joyas como el Gish, el Siamese Twins, o el Mellon Collie and the Infinite Sadness, en éste último disco la banda logró perfeccionar, lo que se ha pasado recorriendo éstas últimas décadas, ya sin sentido y sin la misma convicción.


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