Iron Maiden, Debut, 1980

Aún sin la presencia del icónico vocalista Bruce Dickinson, el disco debut de 1980 de los Iron Maiden, se destaca como uno de los mejores discos de la banda en su ya larga historia, en el cuál, aún es notoria la etapa de definición musical del grupo y la ferocidad de su vocalista original Paul DiAnno, quien sin duda, al momento parecía imprescindible para el sonido de la banda, añadiendo fuertemente al entonces crudo y vibrante sonido de la banda, que aquí, ante la falta de interés de su productor, tomaba las riendas de la grabación,  produciendo así un disco proveniente del mundo del heavy metal clásico, capaz de enfrentarse directamente al punk rock, en boga en aquel entonces.

Descendientes directos del heavy metal moderno puesto en marcha por los Judas Priest, y originado a mediados de los 70s por grupos como los Rainbow o los UFO, en la oscuridad unos años atrás, el disco debut de la banda muestra muchos elementos diversos, puestos en conjunto a través de un talento sorprendente, por un lado el fluido y contundente estilo del bajo de Steve Harris, principal compositor de la banda y que parecía haber estado muy atento de personajes como Peter Way, bajista de los UFO, o del sonido del primer disco de los Montrose, o el conjunto de guitarras, que al momento aún parecían estar definiendo una dirección concreta, con un pie en el heavy metal clásico, y con otra añadiendo toques de los melódicos temas de los Thin Lizzy, y por otro, aún invocando partes del prog rock (algo que también parecía suceder a otra banda pionera de la resurrección del género, los Scorpions).

Y por si fuera poco, está DiAnno, que a pesar de su corta existencia en la banda, aquí, se perfila a como un elemento escencial para el sonido que pondría a la banda camino a la inmensa popularidad de que gozaría años más delante, DiAnno aquí consigue sonar tan salvaje como el punk rocker más agresivo, y a la vez lo suficientemente hábil para marcar una línea perpetua que incluso Dickinson tendría que seguir, con una mejor voz, por supuesto, así el disco abre con los corrosivos riffs de Prowler, y las vocales inspiradas de DiAnno.

Running Free resulta una verdadera peculiaridad, con sus ritmos obviamente derivados del mundo del glam rock, con la banda sonando tal vez involuntariamente con un pie en el punk rock, algo no muy extraño, si consideramos que los Motorhead estaba jugando con ambos géneros en aquellos años, sin ningún problema, mientras que el clásico Iron Maiden, resuena con una intensidad que nada parece pedir a la fuerza del punk rock, curiosamente, con un DiAnno, aquí ejecutando como ningún punk rocker podría, y después vendría la inmortal Transylvania, con sus guitarras monumentales que serían la clara base para el surgimiento del black metal, muchos, muchos, años después.

En la clásica Sanctuary, la banda suena en la misma línea que Lemmy y compañía, como la perfecta amalgama de heavy metal y punk rock, prácticamente en la antesala del fin del mundo, con Paul DiAnno espectacular y dejando la vara muy alta para quien de atreviera a sucederlo, que en ese momento parecería algo inconcebible, así la banda continúa clásico tras clásico, de éste disco, mi favorito de la banda, con un Charlotte the Harlot, simplemente irresistible, o el tema que daba nombre al disco y a la banda, con una energía puesta en despliegue, de la cuál simplemente es imposible escapar.

Resulta increíble lo fácil que pudo ser pensar al momento de escuchar el disco, que la banda había llegado a su punto máximo de creatividad, así de rápido y así de fácil, lo cual es una señal del impensable potencial que tenía el grupo, con una producción en contra que terminaría jugando a su favor, con un vocalista a tope y al extremo, cuya presencia y ausencia les acompañaría como una maldición, solamente llevándolos a un sitio mejor, y con discos aún superiores en ciertos elementos, pero aquí dejando una huella sostenible y perdurable en el tiempo, convirtiendose en la gran bandera del retorno del heavy metal inglés, dejando así, un disco repleto de temas inolvidables conformando irónicamente un disco que muchos preferirían olvidar, es mi disco favorito de los Iron Maiden, soy fan de Paul DiAnno, y gran parte de los temas se convertiría en favoritos de los fans de IM, ni hablar Bruce.

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