Populismos
Populismos
Por:
Ra煤l Trejo Delarbre
Tomado
de: La Cr贸nica
El parloteo en las redes digitales se solaz贸 con la
diferencia de apreciaciones de los presidentes de M茅xico y Estados Unidos
acerca del populismo. El presidente Pe帽a Nieto hab铆a aludido a “liderazgos
pol铆ticos que asumen posiciones populistas y demag贸gicas”. El presidente Obama
dijo que si el populismo era la identificaci贸n con la gente, entonces 茅l es un
populista. Pareci贸 una rectificaci贸n muy brusca, aunque Obama aclar贸 que en
sentido amplio estaba de acuerdo con Pe帽a Nieto.
En rigor, el presidente mexicano ten铆a raz贸n. Obama se
limit贸 a una concepci贸n limitada y coloquial del populismo y lo hizo, sobre
todo, por motivos pol铆ticos.
Estaban, junto con el primer ministro canadiense
Justin Trudeau, en una conferencia de prensa en Ottawa. La reportera Roberta
Rampton, de Reuters, record贸 que tres meses antes Pe帽a Nieto compar贸 a Donald
Trump con Hitler y Mussolini y le pregunt贸 si a煤n piensa lo mismo. Por eso,
Pe帽a aludi贸 a quienes con respuestas f谩ciles pretenden “eliminar, o destruir lo
que se ha construido… recurriendo al populismo y a la demagogia”.
Obama advirti贸 en esas frases una alusi贸n inc贸moda.
Dijo que la ret贸rica no basta para que alguien sea populista, pero, 茅l mismo,
ofreci贸 una explicaci贸n ret贸rica. Record贸 que 茅l se ha preocupado por “la
gente”, por los ni帽os y los trabajadores, “supongo que eso me hace un
populista”. Los que de pronto dicen “algo discutible para ganar votos”,
consider贸, no por eso se vuelven populistas. “Eso es nativismo. O xenofobia. O
algo peor. O simplemente cinismo”, dijo en alusi贸n al aspirante republicano
Donald Trump.
Lo que Obama quer铆a era reivindicar al precandidato
dem贸crata Bernie Sanders, cuyas posiciones a menudo han sido calificadas como
populistas: “hay gente como Bernie Sanders que creo que merece leg铆timamente ese
t铆tulo porque ha estado peleando por esos asuntos”.
Sin embargo, lo que Obama llama populismo es vocaci贸n
social, compromiso con la gente o convicci贸n democr谩tica. El populismo es otra
cosa. Se trata de un concepto resbaladizo como a menudo sucede con las
definiciones en ciencias sociales. Pero tanto en la discusi贸n internacional en
los medios como en el an谩lisis acad茅mico, el
t茅rmino populismo se emplea de manera peyorativa para designar
comportamientos vinculados con la demagogia, el liderazgo unipersonal y la
apropiaci贸n de la imagen o la representaci贸n del pueblo.
En Am茅rica Latina el populismo ha tenido larga
tradici贸n. Fueron populistas Juan Domingo Per贸n en Argentina, Getulio Vargas en
Brasil y en alguna medida L谩zaro C谩rdenas en M茅xico. En los a帽os recientes en
Europa se ha desarrollado un populismo de derechas en los partidos
conservadores y racistas, de la misma manera que fue populista la campa帽a por
el Brexit en el Reino Unido. En Estados Unidos Donald Trump es populista.
No hay una definici贸n aceptada por todos los que
estudian al populismo, pero, por lo general, comprende los siguientes rasgos.
1. No es una ideolog铆a. El populismo es un
comportamiento pol铆tico que puede servir a posiciones de derechas o de
izquierdas. El discurso maniqueo que promueve conduce inevitablemente a
posturas extremas. Frente a la 茅lite corrupta, el l铆der populista se presenta
como la encarnaci贸n del pueblo noble y por eso acertado siempre. En un
escenario de buenos y malos, 茅l encabeza a los buenos. Su discurso es moralista,
aunque no necesariamente moral.
2. En vez de reivindicar a los despose铆dos, los
suplanta. Lejos de defender a los pobres, se aprovecha de su representaci贸n. El
“pueblo”, invocado de manera gen茅rica porque el discurso populista no suele
hacer precisiones para no comprometerse con sectores o temas espec铆ficos, no es
causa, sino pretexto.
3. Discurso demag贸gico. Mentiras y medias verdades,
acusaciones sin sustento, insinuaciones personales o de plano descalificaciones
directas, son parte de la ret贸rica populista, aunque, desde luego, son recursos
utilizados por pol铆ticos de variados perfiles. No todos los demagogos son
populistas. Pero todos los populistas son demagogos.
4. Protagonismo. La pol铆tica siempre es protag贸nica.
Los liderazgos son resultado de la confianza, el carisma, la capacidad y otros
atributos. En las conductas populistas, sin embargo, hay tal personalismo que
el l铆der pretende que encarna la voluntad del pueblo y que es su representante
煤nico e indiscutible del pueblo. Apologistas de s铆 mismos, los l铆deres populistas no solamente se ufanan
de que hablan a nombre del pueblo. En ocasiones afirman que el pueblo habla a
trav茅s de ellos.
5. Centralidad del l铆der. El dirigente populista es el
eje de la actividad pol铆tica, su presencia reemplaza a las propuestas, sus
ocurrencias desplazan a las ideas. Cuando est谩n a la cabeza de un partido lo
acaparan, lo relevan inclusive. Ellos lo deciden todo. En un partido sometido a
un liderazgo populista no hay deliberaci贸n ni estructura que valgan. El
especialista Kurt Weyland, de la Universidad de Austin, en Texas, explica: “los
populistas crean organizaciones pero las mantienen bajo su control personal”.
6. Antipol铆tica. Ante los errores y excesos de la
pol铆tica institucional, el l铆der populista se propone como la alternativa
liberadora y purificadora. Aunque 茅l mismo hace pol铆tica formal y busca
prosperar dentro del marco institucional, participa en elecciones y mientras no
pueda cambiarlas sigue las reglas del sistema pol铆tico, el l铆der populista se
presenta como una opci贸n externa al sistema y, con frecuencia, incluso
antisistema. Como ha explicado el profesor Benjam铆n Arditi, polit贸logo de la
UNAM: “los populistas se ven a s铆 mismos, leg铆timamente o no, como ‘outsiders’
de la pol铆tica”.
7. La instituci贸n soy yo. Si bien juegan con las
reglas institucionales, los populistas intentan forzarlas o incumplirlas a
trav茅s de recursos plebiscitarios y demostraciones de masas. Reconocen los
resultados electorales cuando les convienen y, cuando no, siembran dudas sobre
ellos. De todos modos, en su discurso, quienes representan al pueblo son ellos.
Algunos autores consideran que el populismo es una v铆a
para renovar a la democracia liberal. El argentino Ernesto Laclau desarroll贸
una compleja obra en la que justifica al populismo (en parte para legitimar as铆
al peronismo) al que entendi贸 como una expresi贸n de “los de abajo” y no s贸lo de
los l铆deres. Esa perspectiva no resuelve la contradicci贸n entre liderazgos
populistas y, para reconocerla de alguna manera, la democracia formal.
8. No es una pr谩ctica de la democracia, sino en contra
de ella. El populismo es una forma de autoritarismo. En ocasiones permite
subrayar carencias de la democracia, pero antes que nada est谩 orientado por el
inter茅s de un l铆der y la c煤pula que le rodea. El populismo es tan elitista como
otras expresiones de la pol铆tica, pero sin los contrapesos que tiene la
democracia formal. En palabras del polit贸logo holand茅s Cas Mudde: “El populismo
es la respuesta democr谩tica iliberal al liberalismo no democr谩tico. Critica la
exclusi贸n de importantes temas de la agenda pol铆tica por parte de las elites y
clama por su repolitizaci贸n. Pero eso tiene un precio. Las apreciaciones en
blanco y negro del populismo y su falta de compromiso conducen a una sociedad
polarizada —por la cual, por supuesto, ambas partes tienen responsabilidad—, su
extremismo mayoritario niega la legitimidad de los puntos de vista de sus
oponentes y debilita los derechos de las minor铆as”. Aunque se desarrolla en
democracia, el populismo es contrario a ella.
9. No reconoce interlocutores. Para el l铆der
populista, su verdad es la 煤nica. Como representa al pueblo y el pueblo, en esa
concepci贸n, siempre tiene la raz贸n, se considera infalible. Por eso no delibera
con otras posiciones, reh煤ye el debate y promueve, as铆, la ya se帽alada
concepci贸n polarizada de la realidad.
10. Identidad a partir del antagonismo. El l铆der
populista se construye en contraposici贸n a los que rechaza. Independientemente
de su propia biograf铆a, y con frecuencia no obstante ella, el populista intenta
calificarse a s铆 mismo al descalificar a los que aborrece.
11. Rechazo a lo diferente. El populismo, desde Hitler
hasta Trump, con frecuencia se apuntala en la xenofobia. La polit贸loga belga
Chantal Mouffe ha explicado con claridad: “El problema no es la referencia al
‘pueblo’… El problema descansa en la manera en la que este ‘pueblo’ es
construido. Lo que hace este discurso populista de derecha es su fuerte
car谩cter xen贸fobo y el hecho de que en todos los casos los migrantes son
presentados como un desaf铆o a la identidad del pueblo, en tanto el
multiculturalismo es percibido como si fuera impuesto por las elites en contra
de la voluntad del pueblo”. Eso es lo que el presidente Obama llama nativismo,
que consiste en una profunda antipat铆a por los migrantes. Esa vertiente
xen贸foba y derechista del populismo es la que amenaza con fragmentar a la Uni贸n
Europea, sobre todo despu茅s de la reciente decisi贸n en Gran Breta帽a.
12. Exhibici贸n medi谩tica. La simplificaci贸n
discursiva, la propagaci贸n de estereotipos y la personalizaci贸n intensa que
despliega el populismo encuentran en la televisi贸n un veh铆culo id贸neo. El
contacto que anta帽o hab铆a en los m铆tines es reemplazado por la exhibici贸n
televisiva que, de esa manera, propicia una renovaci贸n del populismo. En
opini贸n, nuevamente, del profesor Weyland: “el neopopulismo es a煤n menos
institucionalizado que el populismo cl谩sico. Adopta una postura
antiorganizacional, alcanza a sus seguidores en la esfera privada y depende de
las respuestas confidenciales de los ciudadanos individuales, no de
manifestaciones colectivas del pueblo en la esfera p煤blica”. Ese traslado de la
pol铆tica a la esfera privada ocurre sobre todo con las redes sociodigitales. El
lenguaje fragmentario, la manipulaci贸n de im谩genes y las sentencias tajantes
que predominan en tales redes favorecen la ret贸rica de los l铆deres populistas,
aunque tambi茅n son utilizados para contradecirlos.
As铆 es el populismo. No es reciente, aunque ahora se
extiende en condiciones nuevas. No es problema de una sola regi贸n, ni sirve a
una sola ideolog铆a. En todos los casos implica una demag贸gica y autoritaria
suplantaci贸n del pueblo. “P茅jele a quien le peje”.



Comments
Post a Comment