El Exorcista del Papa, 2023
Russell Crowe "exorciza" lo malo de una película predecible
Por: Justine Ebert
Más de 20 años
han pasado desde que Russell Crowe deleitó a fans y críticos por igual, con su
actuación como el general Maximus Decimus Meridius en la cinta Gladiador. La
carrera del actor, que alguna vez pensaba en dedicarse a la música y cantaba un
tema acerca de “querer ser Marlon Brando”, ha sido una de naturaleza bastante
célebre, tanto que sus deseos de ser cantante quedaron totalmente en el olvido.
Crowe es de esos actores que por sí solos pueden hacer que funcione bien una
mala película. Tal podría ser el caso de El Exorcista del Papa, una historia
basada en el peculiar sacerdote Gabriele Amorth, ese que acusó a la práctica
del Yoga de ser de origen satánico y a los libros de Harry Potter de introducir
a los niños al mundo de la magia, también de origen satánico. Considerado uno
de los grandes expertos en el tema de los llamados “exorcismos”, luego de
presumiblemente haber realizado miles de ellos y haber convertido en “best sellers”
sus libros detallando sus “batallas” con el mal. El Exorcista del Papa es una
versión bastante libre, obviamente de las “aventuras” de Amorth, quien gracias
a la actuación de Crowe parece más Indiana Jones que Damien Karras, el
protagonista de la célebre cinta “El Exorcista” de William Friedkin. El
Exorcista del Papa es la típica cinta de exorcismos, predecible al máximo. Hay
un menor postrado en una cama que ha sido poseído por un demonio. La fe de la familia
es puesta a prueba de forma violenta por la misma creatura malévola. Hay un sacerdote
joven que es llamado a atender y que pide ayuda a un sacerdote mayor y experto
en el tema, que hará frente al “demonio” mediante la oración, al tiempo que
lleva a acabo una lucha violenta contra la entidad demoniaca que busca usar los
pecados cometidos por los sacerdotes como arma. Hay una premisa que no me
agradó en la película, por su obvia conveniencia. “Todas las malas acciones de
la iglesia, como la inquisición, han sido culpa del diablo que se ha infiltrado
en ella”. Bastante conveniente. Al final, la cinta no está nada cerca de ser
una obra maestra de la cinematografía, pero, la actuación de Crowe es digna de
disfrutarse, se roba por completo la cinta y hace que la película valga la pena
en todo momento. Han pasado más de 20 años de que Crowe maravilló a las
audiencias de forma contundente, y aún lo sigue haciendo con suma facilidad,
una cinta que vale la pena sólo por disfrutar de la actuación de Russell Crowe. Detalle interesante, la participación del legendario actor Franco Nero como el Papa.
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