Parasomnia: Dream Theater Vuelve a Dominar el Metal Progresivo
Si Bill Ward pudo regresar con Black Sabbath para un último show con Ozzy Osbourne, ¿por qué no Mike Portnoy podría hacerlo después de 10 años con Dream Theater? Parasomnia es el disco número 16 de la banda, y lo hace de una forma tan impactante que desafía las expectativas. Un álbum conceptual que se sumerge en los rincones más oscuros del sueño, abordando temas como el sonambulismo, los terrores nocturnos, y la parálisis del sueño. Aquí, Dream Theater va mucho más allá de lo que Metallica alguna vez intentó en Enter Sandman.
La magia comienza desde el primer acorde. En In The Arms of Morpheus, la interacción entre Mike Portnoy y John Myung es pura energía. El disco despliega una brutalidad y una densidad musical que no habíamos escuchado en Dream Theater desde Train of Thought, uno de los discos más emblemáticos de la banda. La dinámica de Portnoy y Myung es una fuerza arrolladora, complementada por el inconfundible trabajo de Jordan Rudess y John Petrucci. Juntos, crean una textura y fluidez musical que se siente como un torrente de emociones.
Night Terror lleva el álbum a otro nivel. Es oscura, gótica, y Petrucci nos sorprende con unos riffs disonantes que nos acercan al thrash metal más abrasivo. La canción avanza sin piedad, llevando al oyente a un viaje alucinante, con momentos que nos elevan como si estuviéramos flotando en el aire. En este tema, la sección rítmica es vital, y no podemos dejar de resaltar la poderosa interpretación vocal de James LaBrie. La atmósfera está cargada de terror, y en algunos pasajes, la influencia de los legendarios Goblin de los 70 se deja entrever.
En A Broken Man, el trabajo de Petrucci y Portnoy me recuerda a los momentos más brillantes de Voivod. La banda crea una atmósfera densa y etérea, mientras Rudess en los teclados nos lleva a un lugar sonoro que, por momentos, evoca la majestuosidad de los míticos Yes. La pieza es un viaje por las profundidades del sonido progresivo, una obra maestra que te atrapa con cada nota.
Dead Asleep es la confirmación de que Dream Theater ha vuelto con fuerza. Aquí, la banda demuestra que es capaz de recrear su sonido clásico con una potencia inigualable. Los riffs de guitarra son desgarradores, las baterías inquietantes, y el trabajo intrincado de Myung y Rudess es absolutamente impresionante. La voz de LaBrie, como siempre, brilla como un faro en medio de la tormenta, dando ese toque perfecto que eleva la canción a una nueva dimensión.
Cuando llegamos a Midnight Messiah, el álbum toma un giro más delicado. Con una atmósfera etérea y soñadora, Petrucci crea un equilibrio perfecto con Portnoy, luchando por el protagonismo en un juego sutil y refinado. Es una obra maestra del metal progresivo, pero solo para quienes saben escuchar entre líneas. Este tema nos transporta a un estado de ensoñación que se alinea perfectamente con la temática del disco, desafiando nuestra percepción del sonido y el concepto.
En cuanto a Bend the Clock, la balada épica que todos esperábamos, LaBrie se lleva la palma. Él es la estrella indiscutible en esta pieza, guiándonos con su voz hacia un clímax imposible de ignorar. La dinámica entre los instrumentos y las emociones que surgen en este tema hacen de Bend the Clock uno de los momentos más impresionantes del álbum. Es una balada que no solo te llega al corazón, sino que te arrastra a un viaje sonoro que no tiene vuelta atrás.
Finalmente, The Shadow Man Incident se erige como la pieza clave de Parasominia. Con influencias clásicas en las guitarras de Petrucci y la soberanía de Rudess en los teclados, esta canción es una obra maestra por derecho propio. La pieza destaca por su complejidad, llevando al oyente a través de un universo musical lleno de matices y sorpresas. The Shadow Man Incident podría perfectamente ser un disco entero por sí sola. Después de escuchar este tema, queda claro que Dream Theater está en la cima de su juego, brillando con una luz única que pocos pueden igualar.
Parasominia no es solo un regreso: es la prueba de que Dream Theater sigue siendo el líder indiscutido del metal progresivo. Este disco está lleno de momentos de pura genialidad, desde la interacción entre Portnoy y Myung hasta la soberanía de Rudess y Petrucci. En cada tema, la banda nos lleva por un viaje emocional que explora las profundidades de la mente humana. Este no es un disco que simplemente se escucha: se vive, se siente, se experimenta. Dream Theater está de vuelta y nos recuerda por qué siguen siendo los mejores en lo que hacen.
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