1969: C贸mo los Stooges Mataron el Flower Power y Desataron el Punk
En agosto de 1969, la fiebre del “flower power” y el m铆tico “verano del amor” alcanzaban su m谩ximo apogeo. El mundo aguardaba el “festival de festivales”, Woodstock, programado para el 15 de ese mes en Nueva York. Pero, a solo diez d铆as y a pocos kil贸metros de all铆, en un peque帽o estudio llamado The Hit Factory, los a帽os 60 y la era hippie comenzaban a desmoronarse. Elektra Records, la discogr谩fica que catapult贸 a Love y The Doors, apostaba por lo que creyeron, ser铆a un nuevo diamante en bruto: los Psychedelic Stooges. Con Iggy Pop al frente, un carism谩tico vocalista que evocaba a un Jim Morrison a煤n m谩s salvaje, promet铆an revolucionar el rock. Sin embargo, el sue帽o se tambale贸 cuando los ejecutivos descubrieron que la banda solo ten铆a tres canciones de dos minutos y apenas sab铆an tocar sus instrumentos. El presupuesto se recort贸, el nombre se simplific贸 a “The Stooges” y la fe de Elektra se desvaneci贸.
El destino de los Stooges pudo haber sido otro con un productor como Tom Wilson, cerebro tras The Velvet Underground y The Mothers of Invention. Wilson habr铆a captado la vanguardia cruda que la banda persegu铆a o, al menos, habr铆a dejado las cintas correr, como hizo con la legendaria Sister Ray de los Velvet. O tal vez Paul Rothchild, art铆fice del 茅xito de Love y The Doors, habr铆a moldeado un debut m谩s accesible. Pero fue Danny Fields —quien a帽os despu茅s descubrir铆a a los Ramones— quien tuvo la visi贸n de unir a los Stooges con John Cale, exintegrante de The Velvet Underground. La mezcla era explosiva: la sofisticaci贸n de Cale chocaba con el primitivismo visceral de los Stooges.
Lejos de ser una banda “primitiva” al estilo de los Kinks, los Sonics o los Troggs, los Stooges eran una anomal铆a. Sus m煤sicos apenas dominaban sus instrumentos, pero Iggy Pop, un baterista de blues curtido, abandon贸 las baquetas para liderar desde el frente. Inspirado por el rock duro de Detroit, cuna de titanes como Mitch Ryder, Bob Seger y los MC5, Pop canalizaba influencias tan ecl茅cticas como los Velvet Underground, Sun Ra, Dr. John y Bo Diddley. Su voz, un eco de Jim Morrison, destilaba urgencia y peligro.
En el estudio, con solo tres canciones listas, los Stooges se enfrentaron al caos creativo. Bajo la mirada de Cale, improvisaron temas en horas, bebiendo de The Who, Jimi Hendrix, Johnny Cash, Pink Floyd y los Flamin’ Groovies. We Will Fall, con Cale tocando la viola, era un claro gui帽o a los Velvet. 1969, un Bo Diddley con esteroides, desataba una furia primal: la bater铆a de Scott Asheton evocaba el salvajismo de los Troggs, mientras la guitarra de Ron Asheton, saturada de pedal wah, rug铆a indomable. Ni la elegancia de Cale pudo contener la rabia contenida en cada pista.
El debut de los Stooges, grabado en esas sesiones, no se parec铆a a nada de su tiempo. Frente a los discos de King Crimson, Led Zeppelin o Crosby, Stills & Nash, suena eternamente moderno, crudo y atemporal. I Wanna Be Your Dog, un himno que fusiona la psicodelia salvaje de Hendrix con la oscuridad brutal de los Velvet, irrumpi贸 como una oda al sadomasoquismo que escup铆a en la cara del “flower power”. No Fun, con su nihilismo descarnado, plant贸 las semillas del punk, un g茅nero que tardar铆a a帽os en explotar, pero cuyas bases ya ard铆an en el sonido de los Stooges.
Temas como Real Cool Time, Not Right y Little Doll completaban una obra devastadora: una bomba s贸nica, abstracta y furiosa, que no encajaba en la utop铆a hippie. Mientras Woodstock celebraba el cl铆max de una era, los Stooges proclamaban su ocaso. El “verano del amor” ten铆a los d铆as contados, y el fin ya hab铆a comenzado. Con este disco, Iggy Pop y los Stooges no solo mataron al hippismo: anunciaron la revoluci贸n que cambiar铆a el rock para siempre.



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