Cónclave: La Batalla que Viene
¡Qué rápido pasa el tiempo!
Hace más de veinte años, salí a correr temprano por la mañana. Serían las cuatro y media, cinco tal vez. Llevaba los audífonos puestos y, mientras trotaba por el parque, me llegó una noticia que aún recuerdo con claridad: había fallecido el Papa Juan Pablo II.
Era abril, los primeros días del mes. Y ahora, dos décadas después, la historia se repite. Me desperté igual de temprano, con ese mismo silencio y obscuridad que solo se siente antes del amanecer... y me entero del fallecimiento de Jorge Bergoglio, el Papa Francisco.
Ya me había tocado vivir la muerte de Juan Pablo, luego la renuncia histórica de Benedicto XVI —algo impensable hasta ese momento—, y hoy, después de doce años de papado, se confirma la partida de Francisco.
Su salud ya había mostrado señales. Los problemas respiratorios recientes alimentaron los rumores de que se estaba preparando para despedirse. Y lo curioso —casi poético— es que esto ocurra justo un día después del Domingo de Resurrección. Precisamente hoy, lunes, cuando se conmemora el aniversario de la fundación de Roma.
Francisco fue, para muchos, un Papa progresista. Un hombre con ideas de reforma, de cambio, de apertura. Pero mover los cimientos de una institución tan antigua y conservadora como la Iglesia Católica no es tarea fácil. Aun así, se atrevió. Nombró mujeres en cargos clave, abrió el debate, incomodó a muchos. No porque fuese comunista —como algunos lo acusaron absurdamente—, sino porque creía que la Iglesia no podía quedarse atrapada en el pasado.
Y claro, eso generó resistencia. Sobre todo en estos tiempos donde las fuerzas más conservadoras han ganado terreno. Donald Trump en EE. UU., Giorgia Meloni en Italia... líderes que representan esa ola ultraconservadora que también quiere influir en el Vaticano.
Se vienen días intensos. Un nuevo cónclave. Una nueva elección. Y esta vez, la batalla ideológica no será solo espiritual, también política. Quienes vieron la película Cónclave —basada en una novela que dicen es mucho mejor— podrán hacerse una idea del hermetismo y los rituales que rodean este momento. A mí la cinta no me sorprendió demasiado, pero sí me interesó cómo retrata esa tensión entre tradición y renovación.
Porque, aunque no debería sorprendernos, la Iglesia también está dividida. Hay cardenales moderados, conservadores, progresistas… Y ahora, con la muerte de Francisco, esas fuerzas se volverán a enfrentar.
¿Seguirá la Iglesia en la línea de apertura e inclusión? ¿O dará un giro hacia el dogma y el endurecimiento doctrinal? Todo indica que el ala conservadora intentará mover sus fichas. Ya se habla de figuras como el arzobispo estadounidense Raymond Burke, muy cercano a sectores afines a Trump.
Pero la pregunta que realmente importa es: ¿está la Iglesia dispuesta a entender que el cambio es su única posibilidad de sobrevivir, crecer y fortalecerse? ¿O buscará retroceder, atrincherarse en el pasado, y cerrar puertas que Francisco había empezado a abrir?
La elección del nuevo Papa podría responder eso. ¿Será italiano, como tantos antes? ¿Volverá el papado a Europa tras el experimento argentino? ¿O elegirá la Iglesia enviar un mensaje al mundo eligiendo a alguien que represente a la mayoría de sus fieles, que hoy están en América Latina, África o Asia?
No lo sé. Pero lo que sí sé es que los próximos días serán decisivos.
Y como diría Carl Jung: "La sincronía es la realidad de los milagros". El hecho de que esto ocurra justo después del Domingo de Resurrección y en el aniversario de Roma no deja de tener algo... simbólico.
Comments
Post a Comment