Rory Gallagher, Calling Card, 1976

Rory Gallagher grabó Calling Card en 1976. Gallagher ya era una estrella por su propio peso desde finales de los 60s, en que formó su banda Taste, la cual era una de las favoritas tanto de John Lennon, Jimi Hendrix y Eric Clapton. Clapton incluso tomaría a los Taste para abrir conciertos de Cream y de su siguiente banda, la fallida Blind Faith. Taste se quedaría sólo en un promesa y a partir de los 70s, Gallagher emprendería una exitosa carrera como solista que finalmente ayudaría a dejar firme su estatus como uno de los mejores guitarristas en el mundo del hard rock.

Nacido en Irlanda, Gallagher se convertiría en uno de los grandes referentes musicales de éste país, junto a Van Morrison y más adelante, los Thin Lizzy, en cierta forma se podría decir que el sonido de Gallagher sería parte importante del potente sonido de los Thin Lizzy, una banda clave en el desarrollo del heavy metal. Para mediados de los 70s, Gallagher ya hacía giras con algunas de las mejores bandas del momento. En una gira por los EEUU se haría cercano a los Deep Purple, y de ahí, lograría que el bajista de la banda, Roger Glover, accediera a producir uno de sus discos.

Calling Card es seguramente uno de los mejores discos grabados por Gallagher, obviamente aumentado su poderío con la excelente producción de Glover. Llama la atención por momentos la aparición de algunos guiños al sonido de los Deep Purple, principalmente impulsados por el sonido del tecladista Lou Martin, quien deja una poderosa huella en el sonido general del disco y que se convierte en un pilar más de cada uno de los temas, otorgándoles esa característica épica que nos trae a la mente a los Deep Purple con Jon Lord.

Do You Read Me es un tema caracterizado por un poderoso ataque de la sección rítmica formada por Gerry McAvoy, bajista y veterano colaborador de Gallagher, y el baterista Rod deAth. Los teclados de Martin ocupan también una parte fundamental en éste tema, dandole algunos toques de rock progresivo a la pieza. La poderosa voz de Gallagher destaca de sobremanera aquí, como parte de una pieza de ardiente blues de primer nivel, con líneas de guitarra espectaculares a cargo del siempre genial Gallagher. Le sigue Country Mile, que es un blues machacante con feroces riffs de guitarra.

En lo personal, Moonchild me parece el mejor tema del disco, con una dramática y poderosa ejecución de la guitarra de Gallagher, un tema extraordinario con algo de sabor a los Deep Purple, lo cual nos enseña que en éste punto, Gallagher se estaba atreviendo a experimentar y a ampliar sus horizontes. Una muestra poderosa de la visión musical de Gallagher que aquí se pone de manifiesto de forma incuestionable, con un solo de guitarra de una naturaleza particular que deja claro porqué Gallagher era considerado el mejor guitarrista del mundo, incluso por gente como Jimi Hendrix. Calling Card, que da nombre al disco, es otra pieza de blues alucinante, con la combativa guitarra de Gallagher escupiendo verdaderas lenguas de fuego en cada nota.

Destaca también la poderosamente eléctrica Secret Agent, con un trabajo envidiable por parte de la sección rítmica que permite brillar a la pirotécnica de Gallagher, quien además añade aquí una ejecución vocal de primer nivel. Blues de primer nivel con un Gallagher muscular interpretando el tema de forma sumamente apasionada. Jack Knife Beat solamente sigue subiendo la temperatura y mostrando la prodigiosa técnica y sentimiento del que Gallagher era capaz de imprimir en su guitarra. Edged In Blue es otro tema asombroso, con una emotividad única, aumentada por unas hermosas líneas de guitarra en los primeros segundos y que despúes revelan un hermoso tema con una melodía fabulosa.

Calling Card es un disco legendario, puede que sea poco conocido y que Gallagher nunca haya alcanzado el estatus de sus ultra legendarios admiradores, Clapton o Hendrix, pero no se puede negar la calidad musical y la tremenda técnica desplegada por parte de Gallagher y sus colaboradores. Gracias a Glover, Gallagher logra conquistar nuevos territorios y adquirir nuevas dimensiones sonoras, uno de los mejores discos de la carrera de Gallagher, o quizá, el mejor.

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