Diamond Head, Lightning to the Nations, 1980




Grabado en 1979 y publicado en 1980, Lightning to the Nations no es un disco común y corriente. Publicado ya después de iniciada la llamada “New Wave of British Heavy Metal”, Lightning to the Nations nos cuenta otra desafortunada historia de una banda que tenía todo para ser grande, y cuyas decisiones casi la condenan al olvido. Los Diamond Head se formaron en el Reino Unido a mediados de los 70s. Es claro ver en la banda la fuerte influencia de grupos clásicos de naciente heavy metal como Led Zeppelin, Black Sabbath y Deep Purple. No sería complicado ver a los DH como el puente entre el “viejo” heavy metal, y la nueva ola que surgía de las calles para enfrentar al movimiento punk rock, también con mucha fuerza en esos años allá en el reino Unido.

En Lightning to the Nations sobresale la poderosa voz de Sean Harris, quien también habria de fungir como guitarrista rítmico de la banda. Harris destacaría dentro del movimiento de la época, como un ágil y versátil vocalista que muchos llegarían a comparar con el mismísimo Robert Plant de los Led Zeppelin. Posiblemente una de las causas de que la banda nunca pudiera despegar de la misma forma en que contemporáneos como Iron Maiden y Def Leppard lo hicieron, fue debido a que el representante de la banda, en un inicio, era la madre de Harris, lo que los dejó sin la posibilidad de contar con una representación profesional. Resulta difícil creer que una banda tan innovadora y con tanto talento no haya podido destacar de forma masiva y alcanzar el éxito de unos Iron Maiden por ejemplo. Lightning to the Nations sirve para atormentar un poco y pensar en el porqué la banda merecía más y falló en conseguirlo.

Los riffs de éste disco son brutales, podemos establecer algunos paralelos con grupos como UFO, como los Judas Priest o los AC/DC, aunque el talento de Brian Tatler como guitarrista líder es totalmente particular. Su capacidad de hilar riff tras riff y crear temas realmente complejos y dramáticos, esa no parece tener algún paralelo. La sección rítmica formada por el baterista Duncan Scott y el bajista Colin Kimberley es fluida como pocas y se presta a la perfección para las acrobacias de Harris y Tatler, quienes se encargan de imprimir inesperados cambios a cada momento en cada uno de los temas. Imposible aburrirse ante el talento de la banda para crear música compleja e inmediata a la vez, un factor que sin duda sería clave para la enorme trascendencia, en ciertos círculos de aficionados, que tendría el disco.

El tema que da nombre al disco sirve para mostrar la habilidad del grupo para trabajar con diversas texturas sonoras, los increíbles riffs de Tatler sumados a la letal batería de Scott. Acelerando y deteniéndose de improviso, con un efecto extraordinario. The Prince sería un tema de lo más destacado de éste conjunto de temas. En él, es posible escuchar claramente la influencia que la banda tendría sobre agrupaciones como Metallica y Megadeth. En la guitarra de Tatler se puede escuchar de inmediato la dinámica que alguien como James Hetfield imprimiría en su estilo de tocar la guitarra. La urgente batería de Scott es obvio precedente de los ritmos acelerados y un tanto unidimensionales de Lars Ulrich. De igual forma, el sonido en sí de la banda, a toda velocidad, estaría presente también en las estructuras musicales de la banda de Dave Mustaine.

La magia de Tatler para crear punzantes y brillantes riffs aparece también en Sucking My Love, otro tema que cuenta con guitarras ultra modernas para su época, que mostraban a la banda como la gran heredera de la música de grupos como Judas Priest, y que sería muy estudiada por las bandas, al otro lado del Atlántico, que se encargarían de formar la primera generación de grupos de Thrash Metal, principales herederos de la New Wave of British Heavy Metal. Am I Evil es una referencia más que obvia, de la que Metallica se habría de adueñarse unos años más tarde. Imposible no escuchar la enorme influencia de éste disco y de la banda en general en los primeros años de Metallica, en particular en un disco como el Kill Em All, mi favorito de Metallica en éstos momentos, que es rebasado por la enorme influencia de los Diamond Head. Una escucha detallada del Rust In Peace de los Megadeth, nos hará encontrar también allí, influencia de los DH.

No me emocionan tanto los ritmos presentes en Sweet and Innocent, aunque es claro que a muchos grupos les resultaron esenciales, me quedo con la fabulosa Its Electric, totalmente representativa del grupo, y una obra de arte de la demolición musical. Los riffs de Tatler y los ritmos de Scott, muy inspirados en unos brutales AC/DC, sumando a la poderosa voz de Harris. Its Electric es sin duda alguna, mi tema favorito del grupo. Un golpe durísimo a la cabeza de cualquiera, mientras que Helpless es otra joya, de peso, pieza fundamental del sonido de Metallica en sus inicios, y seguramente uno de los mejores temas del heavy metal de finales de los 70s e inicios de los 80s. Toda una joya para cerrar un disco que fue criminalmente ignorado en su tiempo, aunque ha probado tener una importancia monumental entre los conocedores del género. Un disco que todo amante del heavy metal debe escuchar.

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