Kyuss, Blues for the Red Sun, 1992




Tan sólo imagina lo siguiente: John Garcia en las vocales, Josh Hommes en la guitarra, Nick Olivieri en el bajo y Brant Bjork en la batería”. Basicamente en esos 4 nombres tienes a los principales pilares del stoner rock de los 90s y del llamado “desert rock”. Garcia es un vocalista excepcional con mucha fuerza y con un estilo que bien podría definirse co o una mezcla de las poderosas vocales de Klaus Meine y de la estatura vocal de Ian Astbury. Hommes es un personaje bastante reconocido por su exitosa carrera al frente de los Queens of the Sone Age, además de sus colaboraciones como personajes como Iggy Pop, John Paul Jones, Dave Grohl y Trent Reznor. Olivieri es un veterano de la escena musical, desde su época con los brutales Dwarves, parte del catálogo original de la Sub Pop. Fu Manchu, son dos palabras suficientes para describir el peso de Brant Bjork en el mundo del “rock desértico”. Sin duda, pensar que éstos cuatro talentos en algún momento estuvieron contenidos en una banda Kyuss, y en un disco, el mítico Blues for the Red Sun, es una poderosa razón para salir corriendo y conseguir de inmediato la grabación y escucharla una y otra vez. Yo lo hice, por mucho tiempo Blues For The Red Sun fue un disco que escuchaba constantemente, una y otra vez. Un disco que suena a rock, a heavy metal, a grunge, a desierto, la poderosa influencia de los Black Sabbath es clara, aunque también podemos escuchar a los Blue Cheer justo en el corazón de los Kyuss, siendo éstas dos bandas, las influencias más notorias en el trascendental sonido del disco.

Ecos a los más brutales y despiadados Black Sabbath, se hacen presentes en el poderoso blues mutante de Thumb, pieza que abre el disco y que denota una fuerte influencia de la banda inglesa. El ritmo es imposible de ignorar, la sección ritmica haciendo un papel espectacular anclando poderosos ritmos y manteniendo la pieza en extremo dinamica. Importante destacar el innovador trabajo en la guitarra de Hommes, quien se presume bajo de tono su guitarra e incluso usó un amplificador de bajo para hacer su sonido aún más denso y bajo. Aunque el blues más oscuro y denso podría presumirse como la principal base de la banda, eso nos les impide pisar el acelerador y regalarnos piezas de deslumbrante velocidad, Garcia hace un estupendo trabaje guiándonos a través del universo sónico de la banda, a lo que se une el trabajo de Homme y de Oliveri para crear piezas demoledoras como Green Machine. Una pieza que sin duda me resultó fascinante escuchar desde el primer momento.

A pesar de lo que muchos podrían describir como un sonido monótono, Kyuss se encarga de mantenerlo interesante en todo momento. El trabajo en la batería de Bjork es un elemento clave para la intensa movilidad de la banda, sus súbitos cambios de ritmo y sus momentos de fuerte tensión. 50 Million Year Trip es una de esas piezas imposibles de etiquetar y que escapan de la fácil categorización. La banda mostrando si capacidad de expandir su sonido y Hommes yendo más alla de brutales riffs para entregarnos arreglos alucinantes de guitarra. Hay piezas que simplemente nos muestran un universo muy peculiar de sonido como Thong Song, que sirven para ejemplificar a una banda excepcional que no sólo se encarga de reciclar algunos espectaculares riffs de guitarra, sino que también está inventando su propia personalidad, como en Apothecaries Weight permite adentrarnos en el trabajo más experimental de la guitarra de Hommes, quien aquí se presenta como parte fundamental del sonido del grupo, y como explorador excepcional de un concepto sonoro de dimensiones casi cósmicas.

Elementos de la guitarra de Jimi Hendrix y del legendario Leigh Stephens, guitarrista de los monumentales Blue Cheer, explotan en Caterpillar March. Otra pieza espectacular y de naturaleza instrumental que muestra la dinámica de la banda, tan poderosa con o sin Garcia. Y precisamente Garcia es quien se encarga de inyectar pasión y poder a la extraordinaria Freedom Run, en la que se cuelan nuevamente de forma prominente el sonido de los Black Sabbath. De alguna forma la conexión tangencial con el el grunge más denso y oscuro, obviamente a través del sonido de los Black Sabbath ayudaría al posterior reconocimiento de éste disco. Las escasas ventas no serían determinantes para el importante papel de éste disco en el desarrollo de la música de los 90s y años posteriores. Las cualidades casi hipnóticas de Garcia se manifestaría en piezas como Writhe en dónde sería fácil que nos viniera a la mente Jim Morrison, Ian Astbury o incluso Glen Danzig, en una pieza que invita a viajar justo al centro de la mente.

Importante resaltar la interminable energía que la banda inyecta en cada uno de sus temas y que no para a lo largo de todo el disco. Allen´s Wrench es otra pieza de rebosante rock oscuro, cacofónico y denso, piezas claves del legado de Kyuss a muchas otras bandas que surgirían despúes, imitando descaradamente éste sonido que no oculta sus intensiones de tener la densidad de unos Black Sabbath, los alcances cósmicos de unos Hawkwind y la osadía de unos Blue Cheer para presentar un disco que no sonaba a nada parecido en esos años, pero que emparentaba perfectamente con el ambiente oscuro y denso de la época. Blues for the Red Sun sería un disco como esos que suelen gustarme mucho, peculiar, extraño, raro, no para todos, que muchos pueden detestar al inicio, pero que sabes que el tiempo, el mejor juez, terminará dándole la razón. Escucharlo en su momento, en su época fue todo un espectáculo, escucharlo hoy, a tres décadas de su concepción, sigue siendo igual o incluso más emocionante.

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