¿Por Qué Materialists de A24 Te Hará Cuestionar Si Tu Amor Es Solo una Inversión Capitalista... Y Odiarás la Respuesta?

La máquina de hacer culto que es A24 no se detiene. Como un dealer de alta gama que siempre tiene la droga más pura, esta distribuidora sigue alimentando nuestra adicción a las narrativas que nos incomodan, nos sacuden y nos obligan a mirarnos en el espejo más despiadado del cine contemporáneo. Han construido un imperio sobre los escombros de lo que Hollywood creía que queríamos ver, dándonos en cambio lo que necesitábamos: verdades incómodas envueltas en cinematografía exquisita. Desde Hereditary hasta The Witch, A24 ha redefinido el terror moderno con una precisión quirúrgica que haría palidecer a Cronenberg. Pero su genio verdadero reside en su capacidad camaleónica: Everything Everywhere All At Once nos golpeó con su absurdismo existencial multiversal, mientras que Alex Garland nos entregó Civil War y Warfare, meditaciones brutales sobre la guerra y la tecnología que funcionan como electroshocks filosóficos. Babygirl exploró la sexualidad femenina con una honestidad que hizo sonrojar a Hollywood, confirmando que A24 no conoce límites ni se disculpa por transgredirlos. Materialists llega como el nuevo proyectil en este arsenal cinematográfico, pero esta vez apuntando directamente al corazón podrido de nuestras relaciones modernas. No se engañen: esto no es una comedia romántica al uso, es una autopsia social disfrazada de entretenimiento. Como American Psycho diseccionó el capitalismo de los ochenta a través del horror, Celine Song utiliza el romance como bisturí (usando su experiencia previa como casamentera en la vida real) para abrir en canal la superficialidad tóxica de nuestra era Tinder. La elección del elenco es un golpe maestro de casting contra-intuitivo. Dakota Johnson, ahora encarna la mujer moderna atrapada entre el pragmatismo económico y el deseo auténtico. Es la Anne Hathaway de una nueva generación, pero con menos autocompasión y más filo. Chris Evans, despojado de su escudo vibranium, se atreve a mostrar vulnerabilidad real, alejándose del heroísmo fabricado para explorar la masculinidad frágil del hombre contemporáneo. Es un movimiento arriesgado que paga dividendos narrativos. ¿Madame Web, Captain America y Mr. Fantastic? Pero es Pedro Pascal quien resulta más fascinante en esta ecuación. El "daddy" de internet, el hombre que ha conquistado Hollywood con su carisma paternal y su sonrisa pícara, aquí se presenta como galán otoñal en una inversión de expectativas que roza lo perverso. Su presencia genera una tensión extraña, como ver a tu tío favorito en un contexto romantic que no termina de encajar. Es precisamente esta incomodidad lo que hace brillar su performance: Pascal entiende que su personaje no necesita ser convencionalmente atractivo, sino auténticamente humano. Song construye un triángulo amoroso que funciona como metáfora brutal de nuestro "mercado de citas" contemporáneo. Cada centímetro de altura, cada dígito en la cuenta bancaria, cada marca de ropa se convierte en commodity romántica. Es Hitch reimaginado por Bret Easton Ellis: mismo Manhattan, misma obsesión por el estatus, pero con la honestidad despiadada de quien ha visto demasiado. La directora, nacida un 19 de septiembre (dato que importa tanto como el signo zodiacal en una app de citas), nos entrega una crítica feroz sin sermones moralistas. La reacción del público femenino ante la decisión final de Johnson revela más sobre nosotros que sobre la película misma. Esa incomprensión colectiva frente a un personaje que rechaza la seguridad material por algo indefinible pero auténtico, expone nuestra propia programación capitalista. Hemos sido entrenados para valorar lo tangible sobre lo intangible, lo cuantificable sobre lo misterioso. Song nos confronta con esta realidad sin ofrecer soluciones fáciles, solo preguntas incómodas. Materialists trasciende su género porque entiende que en 2024, hablar de amor sin hablar de dinero, estatus y redes sociales es como analizar la política sin mencionar Twitter. A24 una vez más demuestra que el verdadero arte no consiste en darnos lo que queremos, sino en mostrarnos quiénes somos realmente cuando nadie está mirando. Y el reflejo, como siempre en sus producciones, no es particularmente halagador. Pero es absolutamente necesario.

Comments

Popular Posts