El Hombre más poderoso del mundo…es Putin
El Hombre más poderoso del mundo…es Putin
No me extraña para nada que Forbes haya
incluida en el tope de su lista a Vladimir Putin, presidente de Rusia, como el
hombre más poderoso el mundo en la actualidad, y como no habría de ser así, si
en este año Putin ha hecho frente, no una, dos veces, al hombre al que desplazó
al segundo lugar en la lista, Barak Obama, primero en la crisis de información
provocada por Edward Snowden, dándole asilo político a este a pesar de los
reclamos de Oabama solicitando la deportación de este, Putin se mostró firme y
no cambio de opinión, y supo sortear las demandas de Obama, aún y que las
relaciones entre Washington y Moscú se empezaron a calentar, después, durante
la crisis de Siria, Putin nuevamente enfrentó a Estados Hundidos de Amnésica al
intervenir a favor del país de medio oriente, ante el inminente ataque de los
aliados, Putin se mantuvo firme nuevamente y dio una salida política que salvó
al mundo de una crisis mundial.
De sobra sería decir que mi admiración por
el temple de Putin es grande, el hombre tiene que con que respaldar sus
palabras, no es otro bravucón al estilo de Chávez, o de Maduro, de sobra se
sabe que Putin es un tipo rudo y que se ha valido de reactivar a la KGB, que sobreviviera a la
debacle de la Unión
Soviética, para gobernar Rusia con puño de hierro, por mucho
que Putin se un hombre ejemplarmente fuerte, Putin representa también a una
casta de dictadores que controlan la “democracia” en sus países a su
conveniencia, que se ha aferrado al poder por más de dos décadas, que a
reprimido duramente a los disidentes en su gobierno y que los derechos humanos
en Rusia, Putin se los ha pasado por “el arco del triunfo”, reactivando de
manera relativamente discreta una era de terror en el coloso de Eurasia, al
grado que muchos de estos disidentes están en prisión, en hospitales mentales,
descalificados mediante espionaje y manipulación, o nulificados políticamente
como su más acérrimo rival Alexei Navalny.
La suerte de Putin es incierta, el hombre
se seguirá aferrando al poder, cada vez con un mandato más estricto y
vigilante, probablemente las protestas continúen y su paranoia aumente, y Rusia
entre nuevamente en un estado de terror, como históricamente ha sufrido ese
pueblo, bajo el poder de los zares, de Stalin, del comunismo y ahora del Putinismo, es difícil saber si la
creciente clase media tendrá el poder de algún día derrocar a Putin, lo que si
sabemos es que este “reconocimiento” da más fuerza al gobierno de Putin, ya
que, ya sea Limonov, Navalny, Udalstov, Kasparov o Ziuganov, o el disidente en
turno que quieran, ya no se enfrentará al hombre fuerte de Rusia, sino al
hombre fuerte del mundo, labor que sería titánica hasta para el enorme Andrei
Sakharov, o para Aleksandr Solzhnitsyn.
Si algún día el pueblo ruso reúne el coraje
para levantarse contra el gobierno, y consigue salir avante, de sobra sería
decir que la suerte que le espera a Putin es la de los tiranos, probablemente
la de su amigo Gadafi si su relación con el pueblo se sigue deteriorando, y
esto es algo que sin duda el tiempo ha ido llevando a cabo, ya que aquel
“héroe” nacional que salvó al pueblo ruso de la debacle provocada por el
titubeante Gorbachev y por el beodo Yeltsin, ahora se ha transformado en un
hombre con alma de hierro, con un aparato de espionaje y de represión que trae
a la mente el pasado terrible de este pueblo.
Las criticas al gobierno ruso siguen
incrementando, al tiempo que Putin trata de hilar una estrategia que aumente el
poder de su gobierno, adaptando corrientes que anteriormente le eran ajenas,
ahora ha sumado a su gobierno las ideas nacionalistas que empiezan a surgir, y
al parecer el expansionismo y el deseo de poder que caracterizara a Rusia en el
pasado parecieran ser las opciones para que Putin pudiera revivir la lealtad de
su pueblo.
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