El arte de la maldad



El arte de la maldad

Por: Juan Claudio Lechin

Tomado de:  Per煤 21

El violinista Wuilly Arteaga acudi贸 a protestar en Caracas haciendo sonar su viol铆n. La Guardia se lo rompi贸. Joven pobre, llor贸. No ten铆a dinero para comprar otro. Alguien le regal贸 uno de mejor calidad. Su fama libertaria creci贸 y fue recibido en el congreso norteamericano. Esta efectividad comunicacional —no lograda por una oposici贸n pusil谩nime y sin ideas (cuando no traidora)— fue castigada. Al regresar, lo atacaron en la calle. Del hospital dio un mensaje de paz con el rostro desfigurado. Al salir, lo apresaron y le dieron golpes dirigidos a su 贸rgano musical: el o铆do. Estaba sordo cuando lleg贸 ensangrentado a la prisi贸n de Ramo Verde. Lo han callado, exhibiendo, sin verg眉enza, la violencia m谩s abyecta.

La semana pasada, el capit谩n Juan Caguaripano tom贸 una base militar e hizo un buen impacto medi谩tico y militar. Anoche se difundieron detalles truculentos de su captura que han detonado la desconfianza p煤blica en el sublevado. Ya se sospecha que su acci贸n fue un psicosocial del G2 cubano para desalentar las esperanzas populares. Desprestigi谩ndolo, lo est谩n neutralizando.
Probablemente, ahora mismo lo est谩n torturando.

Con desvergonzada violencia o enga帽o, la sofisticada ocupaci贸n cubana destruye lo m谩s efectivo de la lucha venezolana. En cambio, la oposici贸n “unida” es de una mediocridad abrumadora. Fuera del acomodo oportunista y de la ret贸rica legalista, es incapaz de organizar (y ejecutar) t谩cticas complejas que golpeen a la ocupaci贸n cubana; incapaz de denunciar sistem谩ticamente la violencia c铆nica, incapaz incluso de ser la autoridad que diga qui茅nes son los aliados del pueblo. Esta sostenida incapacidad le facilita a la ocupaci贸n cubana ejecutar permanentemente en Venezuela el arte de la maldad sin consecuencias.

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