Entrenamiento Metafísico

Entrenamiento Metafísico

Por: Erreh Svia
Full Metal Lifehacker

El entrenamiento en el gimnasio es para mi algo que va más allá del físico, se convirtió en mi asilo, en mi “Fortaleza de la Soledad” para los fans de Superman, la oportunidad de estar sólo conmigo mismo, de cerrar la boca y escucharme a mí, no es que sea anti social, bueno un poco, pero el gimnasio para mi es una experiencia solitaria, es un viaje interno en el que no se admiten acompañantes, no es un tema de vanidad, repito, por más extraño que parezca es un tema mental y espiritual, tiene que ver más con la disciplina, el carácter y el coraje, con la oportunidad de crear un buen hábito, de forzarme a llevar a cabo una tarea sin excusas, y una reñida competencia conmigo mismo por superar cada día lo hecho antes, la misión de ser mejor y superar a quien fui y lo que hice un día anterior, mi oportunidad de desarrollar mi pequeña teoría de los “quick wins” o pequeñas victorias, esa pequeña gran motivación que se debe mantener viva todos los días, difícil afrontar la vida si no se obtienen esas pequeñas victorias, difícil mantener la motivación cuando el plan es a largo plazo y no se ven resultados, claro, una transformación física no se da de un día para otro, muchos que se inician en el gimnasio se desaniman al primer mes, no alcanzan a ver el bosque por los árboles, cuando hay oportunidad de atestiguar el progreso añadiendo discos pequeños día tras día, añadiendo repeticiones, si podemos mover más peso, estamos creciendo, estamos progresando, internamente, por dentro cambiamos, nos volvemos más grandes y más fuertes y tarde o temprano eso saldrá a la superficie.

Hoy en día entrenó en un viejo gimnasio que debió ser una gloria hace 10 o 15 años, hoy en día parece una capsula de tiempo, un viaje a un tiempo pasado y eso lo hace tan interesante, eso suma al “viaje” en solitario que suelo realizar todos los días, es un escape a la realidad, al día a día, una batalla contra quien fui un día antes, una oportunidad de liberarse de la ciudad, del trabajo, de la vida misma, como Miguel Ángel trabajando en sus esculturas (aunque en lo personal prefiero al Hércules de Farnesio, obra de Glykon, que al David, por ejemplo), en secreto, encerrado en su taller, sin mostrar su obra hasta estar completamente terminada, bueno, el levantamiento de pesas es una obra que creo nunca terminamos, porque, otra vez, va más allá del físico, va directo al carácter y al espíritu, me ayudó a establecer esa conexión con el trabajo de Stephen Covey, a establecer ese enlace entre como crecen los músculos y como crece el carácter, la paciencia y la disciplina, como esos “quick wins” nos ayudan a mantenernos a flote en el océano de la ansiedad y la desesperanza, cuando vas al gimnasio no se trata sólo de físico y de músculos, se trata de algo más cósmico y trascendental, se trata de algo similar a una declaración de independencia personal frente al mundo, se trata de una tarea noble de mejorar lo que la naturaleza nos concedió e incluso de desatar un fenómeno Darwinista de evolución.

Una buena serie de sentadillas, o “pesos muertos” pesados, que resultan en un entrenamiento metafísico que si se sabe realizar de forma adecuada también fortalece la capacidad de concentrarse, se convierte en una suerte de meditación trascendental como esa que predica David Lynch, entre otros, que nos aleja del mundo exterior, que nos permite enfocar nuestra mente, lejos de distracciones, relajando nuestra conciencia, un entrenamiento poderosos para la mente, y si adicional a esto se obtiene algún beneficio físico, pues que mejor, ojalá Nietzsche hubiera entrenado de ésta forma algún día, hubiera sido mejor filosofo aún, si puedes puedes hacer "pesos muertos" con una carga superior a 150 kilos, bienvenido al club, disfruta el viaje aún más que el destino mismo.

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