Pink Floyd, Dark Side of The Moon, 1973

Primer día del mes de marzo de 1973, hace 49 años y Pink Floyd publicaba Dark Side of The Moon, el disco que los catapultaría a la fama de una forma que ni ellos mismos imaginaran y que los colocaría como una de las bandas icónicas de los 70s, con un disco que de inmediato alcanzaría estatus de leyenda, como uno de los mejores discos de rock de la década. La banda, liderada, desde la salida de Syd Barrett, por Roger Waters, se enfocaba en crear el disco conceptual más ambicioso hasta entonces, desfilando rumbo a los estudios Abbey Road, junto al ingeniero de sonido Alan Parsons para tener largas sesiones de grabación paralelo a largas sesiones viendo episodios de los Monty Python.

Dark Side of the Moon es un disco conceptual en el cual Waters y la banda querían discutir sobre la experiencia humana, desde el nacimiento hasta la muerte, y algunos de sus aspectos más oscuros, el miedo, el conflicto, la avaricia y la enfermedad mental. La personalidad megalómana de Waters lo hizo apoderarse del proceso e imponer gran parte de sus ideas, la experimentación con diversas técnicas de grabación, la inclusión de sonidos pre grabados y la secuenciación de los temas que harían del disco una obra de una sola pieza, una experiencia única que para la época parecía el resultado de una enorme ambición. Parsons ya había trabajado en los estudios junto a los Beatles, por lo que fue considerado el acompañante ideal para la banda decidida a crear su obra maestra, una que probablemente se convertiría junto al Led Zeppelin IV, en el ícono musical de la década.

El productor Chris Thomas sería llamado de forma posterior a las grabaciones para dar su punto de vista. Thomas es uno de mis productores favoritos, habiendo trabajado con personajes como John Cale, Brian Eno, los Roxy Music, la supervisión de los temas correría a su cargo, irónico que unos años más tarde, Thomas produciría el legendario Never Mind The Bollocks, de los Sex Pistols, una banda que pregonaba su odio precisamente a los Pink Floyd, y cuya revolución musical precisamente se enfocaba a destruir la sobre producida música que había nacido a partir de conceptos como el Dark Side of The Moon, supongo que Thomas debió divertirse bastante en los 70s, como protagonista de tantas corrientes musicales.

Speak To Me/ Breath es un composición hermosa, guiada por las lánguidas guitarras de David Gilmour, el bajo de Waters y la batería de Nick Mason (quien unos años más adelante sería productor de los The Damned, una de las bandas pioneras del punk rock). On the Run quedaría a cargo de Mason y del trabajo en los sintetizadores de Waters, Gilmour y de Richard Wright. Un tema que me recuerda mucho al trabajo de los alemanes de Tangerine Dream. Time es otra pieza clásica incluida en el disco, con una introducción peculiar a cargo de Waters, cuyas grabaciones de reloj harían aún más memorable el tema, la entrada es soberbia a cargo de Wright y de Mason. Posiblemente uno de los mejores temas en el disco con fabulosas guitarras a cargo de Gilmour, en total control aquí de su instrumentoquien además ejecuta un penetrante y avasallador solo de guitarra, ritmos que van del reggae, algo funk y al country, aunque de manera muy sutil.

Hay momentos que van más allá de lo musical y que son emoción pura, como la monumental y evocadora The Great Gig in the Sky una pieza intensa como pocas gracias a las arrebatadoras vocales femeninas y una ejecución demoledora de Mason. Ezrin regresa con sus sonidos "pop" en Money, otro clásico inmortal de éste disco. Aquí la sección rítmica se da el lujo de ejecutar un swing de forma encantadora, Waters ejecuta las vocales de manera realmente contagiosa, comunicándose de una forma realmente efectiva e interactuando con un poderoso saxofón y la brutal guitarra de Gilmour. Money es sin duda alguna una de las piezas más explosivas del disco, dejando al escucha listo para la onírica Us and Them, otro tema memorable y de naturaleza épica que sin duda se convertiría en parte esencial del sonido Floyd en los siguientes años. Importante aquí mencionar la participación de Parsons, quien seguramente tomó bastantes ideas de la pieza para su siguiente aventura, The Alan Parsons Project.

Brain Damage es un tema que bien podría ser uno dejado ahí por los Beatles durante las grabaciones del Abbey Road, es un tema de acercamiento al pop, buscando crear una melodía accesible a pesar de la temática un tanto turbia que aborda, la locura, seguramente inspirándose nuevamente, y no por última vez, en ex colaborador Syd Barrett. Eclipse sería la pieza perfecta para cerrar tan majestuoso disco, una pieza masiva de proporciones cósmicas e incluso decadentes que anuncia el fin absoluto del viaje. Un disco en el que destacan los dotes como ingeniero de sonido de Parsons y la megalomanía aún bien enfocada de Waters que ayudaría a crear un disco inmortal y que se convertiría en un ícono de la música de los 70s. 49 años y parece que hubiese sido grabado ayer.



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