Peter Brotzmann, Machine Gun, 1968

 


Machine Gun, Un Estallido que Estremeció Al Mundo

Por: Rolando J. Vivas

Hace apenas unos días falleció Peter Brotzmann a los 82 años de edad. Brotzmann fue uno de mis saxofonistas favoritos. Un monstruo empuñando el cuerno de metal y emitiendo los sonidos más estremecedores que uno de pueda imaginar. Considero a Brotzmann un heredero del sonido free jazz de grandes genios como John Coltrane y Albert Ayler. Sobre todo, en la vertiente más brutal, salvaje y primitiva del free jazz. Música que sigo considerando de la mayor pureza y con menor contaminación comercial. Consideré que el free jazz y el black metal difícilmente serían corrompidos por sonidos comerciales. Con el black metal me equivoqué. El free jazz sigue impoluto. En 1968 el mundo estaba en plana convulsión social. La juventud rompía con el establishment y el mundo sufría una sacudida cultural enorme. Machine Gun, disco grabado por Brotzmann, reuniendo a la “crema y nata” (sin Eric Clapton o Ginger Baker, claro) de la música de libre improvisación en Europa. El objetivo obviamente era partir de las bases del free jazz de músicos como Ornette Coleman y Albert Ayler, pero crear una versión europea de aquel sonido bestial. Brotzmann reunió a músicos como Willem Breuker, Evan Parker (considerado por muchos el heredero musical de Coltrane), Fred Van Hove, Peter Kowald, y Han Bennink, entre otros, como parte de su “octeto”. La intención era precisamente improvisar usando al máximo las capacidades de cada músico, sin limitarlos, buscando crear algo nuevo y “revolucionario” que capturara el zeitgeist o el momento por el que pasaba Europa. Machine Gun es un disco brutal. Al igual que los discos más estridentes de Albert Ayler, la grabación en su mayor parte me recuerda al hardcore punk. Un sonido directo, sin mayores pretensiones que las de poner a prueba la música de la época, y en este sentido, Machine Gun es todo un éxito. Pocos músicos se hubieran atrevido a enfrascarse en una batalla épica como la que quedó plasmada en esta grabación. Machine Gun, como su titulo lo ostenta, es un arma de destrucción masiva. Muchos podrían hablar de hacer más ruido con sus guitarras eléctricas, pero lo que tenemos aquí, es el aliento de los músicos traduciéndose en violencia sonora pura, sin concesión alguna. Machine Gun se convertiría en la base de muchos experimentalistas sonoros en las siguientes décadas. Brotzmann, como ya lo he mencionado, uno de mis músicos favoritos de free jazz de toda la historia. Un personaje inigualable. Se nos ha ido el “Bro”, pero su legado resuena como el arma de fuego más ensordecedora que pudiéramos imaginar. Uno de esos discos que pocos escuchan, pero que quienes lo han hecho, no vuelven a ser los mismos jamás.  


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