La locura



La locura
Macario Schettino

Hace dos semanas, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, botó las negociaciones con la Unión Europea y llamó a un referéndum en el que se votaría si los griegos estaban dispuestos o no a aceptar un paquete de medidas que la UE solicitaba. Ese paquete tenía vigencia del 1 de julio, pero aun así se votó el domingo 5, y poco más del 60 por ciento de los griegos decidieron no aceptarlo.

Mientras tanto, se cerraron los bancos en Grecia, y se limitó la cantidad de dinero que se puede obtener vía cajeros electrónicos. También se restringió el monto que puede trasladarse al extranjero. En la semana previa a la votación, el ministro de finanzas Yannis Varoufakis definió a sus contrapartes de la UE como terroristas, y anunció la posibilidad de emitir dinero propio en Grecia, o al menos pagarés. Después del referéndum, este ministro fue despedido y en su lugar llegó el señor Tsakalotos, que debía presentar el lunes una oferta a la UE. No lo hizo.

Tsipras asistió en la semana al Parlamento Europeo en donde recibió lecciones de responsabilidad de parte de parlamentarios de diversos países. Además, se le comunicó a Grecia que tenía una última oportunidad. Debía presentar un programa razonable el jueves a medianoche. No sé si me lo va a creer, pero lo que presentó el gobierno griego fue exactamente lo que se rechazó en el referéndum. El incremento en el IVA que no querían, los ajustes a las pensiones, la privatización de puertos, todo.

Pero estas dos semanas han tenido un costo bastante importante, al grado que se duda que los bancos griegos puedan sobrevivir, incluso si el lunes hay líneas adicionales de efectivo. O más claro: el paquete que la UE le ofrecía a Grecia hace dos semanas, y que Tsipras botó de la mesa, y que el referéndum rechazó mayoritariamente, es ahora la propuesta griega, cuando ya resulta insuficiente, precisamente por haberlo botado. Por si fuese poco, en documento adicional, que al momento de escribir esto no parece todavía oficial, solicita Grecia un crédito de 54 mil millones de euros. Es la locura.

Todo eso se habrá discutido hoy viernes por la mañana en el parlamento griego, mientras la UE lo revisa. No le puedo decir qué pasará, porque no tengo idea, pero mi primera impresión es que se trata de una burla más del gobierno de Tsipras. Si el paquete que le ofrecía la UE era aceptable, ¿por qué tirar la negociación? ¿Con qué autoridad puede presentarlo después de que 60 por ciento de los ciudadanos lo rechazó? ¿Cómo espera obtener una línea de crédito adicional a cambio de sus desplantes?

Debo reconocer que me cuesta mucho trabajo entender cómo puede un gobernante llamar a un referéndum, promover el rechazo de una propuesta, obtener un respaldo del 60 por ciento, y ahora presentar como suya la propuesta que él, y 60 por ciento de los griegos, rechazó.
Entiendo que el cinismo y la mentira son condiciones del actuar político, en ciertos momentos, pero esto es mucho. Algunos comentaristas intuyen que Tsipras busca que la expulsión de Grecia del euro se cargue por completo a la UE, y no a él. No sé si los millones de griegos que votaron se den cuenta del tremendo engaño.

Es una tragedia, como se vea. Espero que para el lunes ya podamos hablar de otra cosa.

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