Poder y Verdad
Poder y Verdad
Por: Gabriel Zaid
Tomado de: Letras Libres
El poder como servicio es indeseable. Nunca faltan personas
abnegadas que se desviven al servicio de los dem谩s. Pero sus beneficiarios
pueden ser desconsiderados, creerse dignos de atenci贸n infinita. No tener
l铆mites para pedir, cuando descubren que les hacen caso. Pueden esclavizar al
que les sirve desinteresadamente. Los padres de familia, maestros, m茅dicos,
religiosos, pueden ser explotados vilmente por sus hijos, pupilos, pacientes,
feligreses, si se abandonan al deseo de servir.
Cuando aceptar el poder es sacrificarse de verdad, los
elegibles corren a esconderse, como sucede en alcald铆as paup茅rrimas. En
algunas, hay la costumbre ma帽osa de no faltar a la asamblea de elecci贸n, porque
se nombra alcalde al que no asiste. Si, por alguna afortunada anomal铆a, alguien
tiene ambiciones de poder (cuando el poder no es m谩s que servicio), hay que
aplaudirlo, festejarlo y entregarle el poder r谩pidamente, antes de que se
arrepienta.
El poder como saber profesional aparece tard铆amente. Los
guerreros empleaban a los letrados que, estando cerca del poder, llegaron a
creerse capaces de gobernar. Confucio y Plat贸n so帽aron un Estado racional,
dirigido por sabios como ellos. Pero la racionalidad pol铆tica no es
tecnocr谩tica, sino democr谩tica: una conversaci贸n entre conciudadanos que
deliberan p煤blicamente y finalmente toman una decisi贸n razonada.
Los especialistas deben ser escuchados, pero no mandar. En
la pr谩ctica, los tecn贸cratas no son Platones ni Confucios. Ni siquiera son los
t茅cnicos m谩s conocedores, sino los m谩s pol铆ticos. Son especialmente h谩biles
para ocultar la realidad bajo razonamientos y estad铆sticas que les dan la
raz贸n. Su especialidad no es la administraci贸n del ramo equis, sino la
administraci贸n de la verdad sobre el ramo equis.
Tener poder es tener raz贸n. Lo que parece que est谩 mal est谩
bien; y, si algo sale mal, es por causas incontrolables o por culpa de
administraciones anteriores (a las que no llaman a cuentas). Eso s铆: celebran
ruidosamente el futuro de las sabias medidas que est谩n tomando para superar los
desastres de las sabias medidas anteriores.
El poder como negocio es una tradici贸n lamentable. Pero las
denuncias, noticias y esc谩ndalos destacan el modus operandi y lucro del
abusivo, subestimando lo esencial, que es la mentira.
La tecnocracia y el poder como negocio dependen de la buena
administraci贸n de la verdad. Muchas realidades del poder se mantienen secretas.
La demagogia encubre lo que no se quiere publicar.
Esta doblez da帽a tambi茅n al que la impone. En La paz
perpetua, Kant dice que el poder atrofia la raz贸n. Lord Acton dijo algo
parecido en una carta: El poder tiende a corromper, y el poder absoluto
corrompe absolutamente.
驴De d贸nde surge la tendencia corruptora del poder? De la
doble personalidad. La corrupci贸n s贸lo puede existir cuando alguien est谩
investido de una representaci贸n que lo convierte en otro: una personalidad
simb贸lica, que no necesariamente coincide con sus propios intereses, gustos,
deseos, opiniones. El poder empuja al exceso, el crimen, la locura, porque
lleva a la confusi贸n de identidades.
Lo que Max Weber llam贸 patrimonialismo (la indistinci贸n
entre el erario y el bolsillo de los hombres de Estado) es s贸lo una de las
confusiones posibles. Antes de ser rapi帽a, irresponsabilidad, injusticia, la
corrupci贸n es una impostura. Puede ser ma帽osa. Puede ser c贸mica. Tambi茅n puede
ser tr谩gica, como en El gesticulador de Rodolfo Usigli: la otra personalidad se
apodera del poseso y lo arrastra a creerse lo que no es.
La corrupci贸n degrada a los que abusan del poder por el
abuso mismo, m谩s que por los beneficios que reciben. Los degrada incluso cuando
no se benefician, cuando abusan para salvar el pa铆s o la fe, que as铆 destruyen.
Sol贸n estableci贸 el derecho de llamar a cuentas a las
autoridades: algo bueno para ayudarles a conservar el sentido de la realidad.
Montesquieu propuso la divisi贸n de poderes. Kant, la transparencia del poder.
Todos estos principios dicen lo mismo: No te aloques, no eres Dios. Te
respetamos como persona y respetamos tu investidura, pero te vamos a ayudar a
que no te creas lo que no eres.
En los viejos tiempos del PRI, la omnipotencia presidencial
y el servilismo llegaron a extremos c贸micos. El presidente era el Creador de
todas las cosas y el Verbo Encarnado que las defin铆a en sus propios t茅rminos,
como en aquel certero chiste. Pregunta a un ayudante obsequioso:
-驴Qu茅 horas son?
-隆Las que usted diga!, Se帽or Presidente.
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