¿Quién Manda Aquí? ¿Quién Mandó Ayer en Culiacán?
¿Quién Manda Aquí? ¿Quién Mandó Ayer en Culiacán?
Por: Erreh Svaia
El Craneoscopio
Es realmente difícil comenzar una crónica así, con tantos
detalles adversos y poco esperanzadores, lo que México ha vivido ésta semana en
materia de seguridad, es algo realmente inédito, comenzó con una terrible
emboscada en la que 14 policías perdieron la vida en el municipio de Agulilla,
en Michoacán, y siguió con una balacera en Iguala Guerrero, que registró 15
muertos entre población civil y militares, si bien, las fuerzas de seguridad en
ambos hechos, fueron percibidos como rebasados por la delincuencia, nada nos podría
haber preparado para lo que presenciamos ayer, ante el vació de información por
parte del gobierno, en las redes sociales, decenas de videos en los que
podíamos escuchar intensas rafas de armas automáticas, vehículos propiedad del
crimen organizado habilitados como vehículos de guerra patrullando la ciudad,
la población corriendo de los disparos, tirándose al suelo y escondiéndose en
centros comerciales, tiendas y restaurantes, muchos de ellos pasaron la noche
ahí, o en sus trabajos ante el miedo a salir a las calles, en un estallido de
violencia como ésta ciudad no veía desde 1975, durante los funerales de Miguel Ángel
Félix Gallardo.
Todo inició con un operativo pesimamente organizado,
protagonizado por 30 miembros del ejército y Guardia Nacional que aseguraron
una vivienda en el fraccionamiento Tres Ríos, en el que se realizó la detención
de Ovidio Guzmán López de 29 años, hijo del conocido traficante Joaquín Guzmán,
alias El Chapo, es interesante mencionar que fuentes de gobierno señalaban un
encuentro accidental con los grupos criminales, versión poco creíble considerando
la naturaleza y enfoque del operativo, lo lamentable de la situación es que el
operativo fue exitoso y se logró la captura del criminal, con orden de
extradición por parte de los EEUU, acusado de trafico de drogas duras, el
pequeño gran detalle es que se subestimó la capacidad de reacción del grupo
criminal local, el tristemente célebre Cartel de Sinaloa, que rápidamente reaccionó,
y no sólo cercó el lugar de la detención, también consiguió sitiar la ciudad,
bloqueando avenidas, pistas del aeropuerto y liberando a aproximadamente 30
reos del penal de Aguaruto, los cuales fueron armados e integrados a las
fuerzas del hampa, que a toda costa buscaban rescatar al líder criminal, lo que
resultó con un repliegue de las fuerzas armadas que prácticamente cedieron el
poder, y como diría Max Weber “el monopolio de la violencia” a las fuerzas del
crimen organizado local, un estado derrotado, incapaz de ejercer el estado de
derecho, que a los ya seis meses de la promesa del presidente, de dar un giro
drástico en las estadísticas de inseguridad, se vieron totalmente derrotados
por un grupo criminal que los puso prácticamente en jaque y los obligó a una
rendición total.
El presidente podrá argumentar que es un pacifista, podrá
argumentar que la rendición buscó evitar un derramamiento mayor de sangre (Al
día de hoy no se ha informado aún cuantos muertos hubo ayer), y que el fuego no
se combate con el fuego, pero hay una marcada tendencia del estado a ceder por
completo el poder a grupos organizados, ya sea normalistas, o criminales, los
cuales han encontrado en el estado, un punto vulnerable que se convertirá en
una autopista de alta velocidad para lograr sus cometidos, ¿Qué evitará que
otro grupo criminal sitie una ciudad para poner de rodillas al estado
nuevamente? ¿Qué evitará que siga la caída en las inversiones, si la iniciativa
privada no tiene la confianza de que el estado velará por la seguridad de su
propiedad? ¿Cómo podrá convocar el presidente a la solidaridad de los medios,
de la iniciativa privada, de los partidos políticos y de la sociedad, cuando a diario
se dedica a insultar a éstos y otros grupos, a tacharlos de criminales, de
reaccionarios, de conservadores y de ser sus adversarios? Así somos testigos de
un estado cobarde, que no combate a los criminales armados, que retrocede ante
ellos, pero que se muestra implacable contra la defraudación al fisco, ¡Vaya
cobardía! Entonces señor presidente ¿Quién Manda Aquí? ¿Leyó realmente el
libro?
¿Quién mandó ayer en Culiacán?
El Chapo escapó en una ocasión en un carro de lavandería, en
otra por un túnel, el hijo del Chapo salió por la puerta principal, frente a
los ojos de las fuerzas armadas, del gabinete de seguridad y del presidente,
¿Cuál será la motivación de las fuerzas del orden en el futuro para arriesgar
la vida en la heroica captura de un capo de la mafia? Ninguna, arriesgar su
vida no vale nada, según lo que vimos ayer, cuando el estado se pone de
rodillas frente al crimen.
Quede impresionada, lo escribiste días antes que Pablo Hiriart en el financiero...
ReplyDelete¿Te leyó?
https://elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/quien-manda-aqui