Arrington De Dionyso and Malaikat Dan Singa-Open The Crown (2013)

Arrington De Dionyso and Malaikat Dan Singa-Open The Crown (2013)

 Siempre puedes contar en Arrington De Dionyso y su muy bizarra mezcla de blues vanguardista del Capitán Beefheart y los pasajes intrincados de los Television, disco tras disco con su banda Malaikat Dan Singa, De Dionyso ha desafiado las normas musicales para convertirse en algo así como un chamàn moderno debatiéndose entre el sonido, la magia y la locura, haciendo a un lado su carrera como saxofonista vanguardista o como vocalista experimental, De Dionyso nos ha traído un concepto musical dinámico, que sacude no sólo el cuerpo, también el espíritu.

Open The Crown es la más reciente grabación de Arrington con sus Malaikat, probablemente su grabación más accesible al día de hoy, y esto debido en gran parte al abandono de las letras en idiomas extranjeros y el regreso a sus letras en inglés, esto no quiere decir que musicalmente este proyecto se haya suavizado, y para muestra un botón, I Feel The Quickening, tema que abre el disco y que muestra los ritmos convulsionantes de la banda, con baterías tribales, bajos que resuenan como látigos agitados salvajemente y guitarras demenciales que por igual causaría envidia en el gran Zoot Horn Rollo que en Tom Verlaine.

Por si fuera poco Arrington continua en ese afán osado de expandir su universo experimental, como en la tremenda e indescriptible I Create In The Broken Down System, una suerte de acercamiento al dancehall, aunque de una manera completamente maniática, con un Arrington haciendo uso de sus vocales que van de un extremo de su rango al otro, canalizando como el suele explicarlo, diferentes tipos de energías, no olvidemos que en sus proyectos solistas, Arrington suele llevar al extremo lo que la vocalizaciòn suele permitir, en There Will Be No Survivors, un buen título para una novela, que me viene a la mente en estos momentos que leo Survivor de Chuck Palahniuk, Arrington invoca en cierta forma esas canciones terroríficas, casi animales, casi vudù, que creaba el gran Screamin Jay Hawkings, del cual, como ya les he platicado, compre el primer disco que tuve de él, extrañamente justo un día antes de su muerte, en esta pieza, Arrington retoma su instrumento principal, o por lo menos, por el que le conocí, el saxofón, para atacar una líneas sucias y llenas de magia negra.

La garganta de Arrington vuelve a tomar el protagonismo, en Tak Terbatas, dónde más que cantar, la usa para canalizar sonidos como de poseído por los demonios, en un tema intenso que nos arrastra por los suelos y que invoca espíritus malvados de la húmeda selva, Arrington consigue crear aquí un tema que nos llena de terror, que pone nuestro corazón a latir intensamente, en medio de invocaciones esquizofrenicas que el mismo Mike Patton envidiaría, mientras que para Open The Crown, nos muestra su total falta de respeto a la guitarra, creando con ella inquietantes atmósferas muy al estilo de los Sonic Youth, cuando era jóvenes y bastante rebeldes sonicamente hablando, todo esto al tiempo que su baterista muele a puños su instrumento, en un desacato total a lo que podría ser un tema estructural, ondeando alta la bandera de la forma libre, despreciando a la música y enamorándose del sonido solamente.

Jiwa Dari Jiwaku nos presenta ese sonido destartalado tan característico del GRAN Capitán corazón de de res, esa suerte de banda desintegrándose mientras avanza dolorosamente, mientras que Arrington se monta en las ondas sonoras y nos trae una ejecución vocal alucinante, para luego deleitarnos con su estilo muy peculiar en la guitarra en The Akedah en dónde la frecuencia sonora nos trae a la mente a un Keiji Haino, aunque Arrington no se presta para comparaciones fáciles y siempre añade extraños giros en sus arreglos musicales.
Halilintar es todo un viaje por un extraño rock de vanguardia con toques orientales, con un Arrington y compañía creando un loco torbellino de sonido que fascina, confunde y desorienta, pero que brilla por su sentido de arriesgarlo todo en busca del algo distinto, de algo que asombre, y en este rubro, Arrington rara vez decepciona, cada canción representa una sorpresa, un giro insano de dirección, como en I Manipulate The Formd and The Formless, una suerte de acercamiento al hip hop y a la electrónica tan bizarra que pondrían al mismo Kool Keith en apuros, a eso agréguenle el incómodo saxofón que aparece por momentos, para cerrar un disco increíble y difícil de imaginar, a menos que se haya escuchado, Arrington se reafirma como un innovador y un muy osado experimentador, cuyas grabaciones surgen con mayor frecuencia, lo cual es un motivo para estar contentos. 
     

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