Guerra Mundial Z-Max Brooks (2006)
Guerra
Mundial Z, Max Brooks (2006)
Antes que nada debo aclarar que no me
considero ni fan ni seguidor de estas modas “zombies” que han surgido últimamente, aunque eso si, Dawn Of the
Dead de George A. Romero me parece una obra maestra del terror, pero ya todo
los subsiguiente, no me causa el mismo atractivo.
¡Pero cuidado! Siempre hay que estar
alertas a algo nuevo o interesante que pudiera surgir en cualquier lugar, y con
ello no me refiero a el nuevo capítulo de Harry Potter, o el nuevo libro de
Shades Of Grey, no, no caigamos tan bajo, ni los cuentos de hada, ni el “nuevo
libro vaquero” para señoritas me parecen atractivos, pero debo comentar que
World War Z captó poderosamente mi atención, y no por ser un libro de zombies, de hecho el atractivo que le
encontré a este libro es que a pesar de ser un libro de zombies, no habla de zombies
sino de la humanidad, y a pesar de ser un libro que no ofrece mucho cultural o
artísticamente como Potter o Grey, y que está escrito con el mismo idioma poco
denso, casi como leer el periódico, o una nota de sociales, pose una retorcida
visión del mundo actual, un asertivo análisis de lo que nos rodea y nos lleva a
una paradójica realidad, que por màs fantasiosa que pudiera pensarse, posee
unas profundas raíces en el mundo en que vivimos, de ahí que me causara una
fascinación pasar rápidamente por cada una de sus casi trescientas páginas.
Wolrd War Z se convierte en un libro
futurista, como ese de William Gibson o de Alvin Toffler, en dónde el terror,
es el futuro, quiten los zombies y su
virus que los causa, y sustitúyanlos por la gripe aviar, la influenza H1N1, el
èbola, la peste, la viruela o el SIDA, y tenemos un libro que podría estar
dándonos una alerta sobre el futuro de la humanidad, ciencia ficción, si,
gracias a los zombies solamente.
World War Z es un libro que nos habla sobre
el hombre en la actualidad, en el vemos manifestaciones del mundo moderno y de
cómo se daría una afectación mundial, si en estos momentos nos enfrentásemos a
un grave contagio viral, en un mundo que se ha vuelto global y en el cual el
libre trafico entre fronteras se ha convertido en un problema, en una debilidad
y en el que pareciera que las fronteras, artificiales y naturales que pudiesen
ser un tema del pasado, se convirtieran en una fortaleza y en una esperanza de
vida ante uno de estos ataques.
Tenemos giros geniales a la actualidad
dentro del libro, desde su origen y propagación en China, gracias a su régimen
cerrado y políticas de silencio, recordemos que esto se ha manifestado una y
otra vez, gracias al duro régimen político que controla los medios de
comunicación y que impide el libre flujo de información, tan vital en nuestros
días, y que en la vida real nos podría costar la propagación masiva de
enfermedades como la ya mencionada gripe aviar, tenemos situaciones como el
tráfico de órganos por parte del mercado negro, otra practica común y que en el
libro se maneja como otro causante de la propagación del terrible virus, Israel,
con su sospechosísmo y sobre reacciones a las situaciones actuales, se
convierte en una de las naciones que mejor consigue manejar la situación de
inicio, así como Sudáfrica, que gracias a su experiencia con el terrible
Apartheid consigue contener a los infectados y a salvar gran parte de su
población, haciendo héroes a los viejos impulsores de este sistema de
segregación y obteniendo la aprobación del mismo Mandela, otro toque por demás
genial.
Brooks hace un duro ataque a su país,
resaltando las deficiencias y excesos de confianza que los han hundido a través
de los tiempos en difíciles situaciones, de sobra sabemos que se cree que la CIA tiene vigilado a todo el
mundo, y más en estos tiempos, Pero preguntémonos ¿Por qué no han podido
anticipar los ataques terroristas desde el ataque a las Torres Gemelas a la fecha?
Brooks nos expone una CIA sobre valorada y falta de presupuesto, un país
egoísta cuyos intereses se anteponen a la seguridad de su gente, con el sector
farmacéutico explotando el pánico a el gran virus con curas inexistentes
vendidas por laboratorios sin escrúpulos y ni que decir de las grandes empresa
de comunicaciones, que ocultan los brotes con el fin de evitar pánicos
financieros que afectaran sus intereses en la bolsa de valores, capitalismo
salvaje y despiadado a su máxima expresión, mientras por el otro lado, Brooks
retuerce generosa y perversamente la realidad asignándole a naciones como Corea
del Norte y Cuba, por su cerrazón al exterior, medidas de seguridad exageradas,
alta militarización y suma obediencia de sus lideres, con la capacidad de
resolver mejor el conflicto a través del cierre de sus fronteras y rápido
aislamiento del mundo.
Otros toques geniales es la conversión de
la casi siempre atea Rusia en el Sacro Imperio Ruso, una nación fundamentalista
en que su presidente entrega el país a dios, ciudades como el Tibet, por su
lejanía y clima inhóspito convirtiéndose en la ciudad más poblada del planeta y
la siempre latente tensión nuclear entre India y Pakistán, desatándose por
culpa de unos zombies.
Una novela de zombies, sin muchos zombies,
pero con demasiada humanidad llevada al extremo, Brooks requiere más análisis
que imaginación, para esta perversamente divertida visión del futuro inmediato,
en el cual, la verdad, nosotros somos nuestros peores enemigos.
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