Sugar-Copper Blue (1992)
Sugar-Copper
Blue (1992)
Han pasado ya 21 años de que me encontré
este disco (de hecho era un casete) y lo compre, deseoso de encontrar algo que
me trajera de vuelta a mis admirados Husker Du, para el que no lo sepa, Sugar
significaba el regreso del gran Bob Mould a las grandes ligas, aunque bueno, el
simple hecho de usar un nombre tan común significaba simplemente que Mould no
estaba interesado en explotar su previa fama, ni su nombre ni nada, el único
deseo aquí era hacer música relevante y dura nuevamente, y vaya que Copper Blue
cumplía con este cometido a la perfección, desde The Act We Act con sus
desgarradoras guitarras abriendo el tema y abriéndonos las venas era un sublime
indicador de que el talento de Mould se hallaba en estupenda forma, la
capacidad de Mould para combinar los mundos de la música dura con el pop se
ponían en manifiesto, si bien su pasado hardcore
punk se perneaba en todo momento, era un hecho que Mould había aprendido en
discos como el Candy Appley Grey de sus Husker Du, a escribir sublimes temas
pop acompañados de monstruosas guitarras, sin duda una clara muestra de dónde
había salido mucha de la “inspiración” del chico Cobain para transformar a su
banda punk de Seattle en una versión rebajada de los triunfos artísticos de
Mould.
Copper Blue además contenían fuertes dosis
del conocido humor corrosivo de Mould, para muestra un botón, la genial y a
veces un tanto similar a la música de sus contemporáneos, los Pixies, en A Good
Idea, tema que sin duda puso una enorme sonrisa en mi la primera vez que la
escuche, la maniática idea de Mould de escribir un tema alusivo a algo
intermedio entre el bautismo y el asesinato es simplemente arrebatador, y es
que precisamente así suenan las composiciones de Mould, una mezcla de los
sublime y lo infernal, con poderosos riffs
de guitarra y esa dinámica combinación de fuerza y sutileza brillantemente
concebidas, si me preguntan este Copper Blue era una muestra enorme de que
Mould había creado la huella original del Nevermind antes, y lo hacia
nuevamente DE LA MANERA CORRECTA ,
sin sentimentalismos.
Otra cosa brillante en el disco es sin duda
su secuencia de temas, ya que si bien Mould nos deja en la locura total con A
Good Idea, nos arroya con la tremenda madurez de temas como Changes, en dónde
se dan de forma similar la brutalidad en la guitarra de Mould y sus letras
inteligentes y llenas de pensamientos profundos, Helpless muestra un optimismo
inusual en las composiciones de Mould, a pesar de la desesperación que también
trata de expresar, una suerte de agridulce que solamente nos recuerda los
extremos en los que Mould siempre la ha gustado moverse, aquí Mould se da la
oportunidad de que su música hable de manera luminosa sobre su oscura figura, y
a pesar de lo sombrío de sus letras pareciera al final decirnos con su guitarra
que siempre hay esperanza y que siempre hay un mañana apara hacer mejor las
cosas, mientras que en Hoover Dam, Mould nuevamente nos da muestra de su
progreso como compositor, reflexionando sobre la vida misma, colocándose
metafóricamente n un punto alto y analizando su vida, el momento y la
inmensidad del paisaje, pesado si, pero sin duda en este Copper Blue Mould se
encontraba arropado por la “nación alternativa” que de alguna manera el mismo
había creado casi 10 años antes.
Mientras que en The Slim, Mould nos golpea
duro con la historia de un amigo suyo muerto de SIDA, nuevamente Mould se
muestra con una actitud optimista a pesar de lo malo de las circunstancias, se
auto justifica en If I Cant Change Your Mind, tema que en verdad disfrute en
esos años, y que ha pesar de la perdida Mould se muestra altivo, optimista y
nunca se deja caer por completo, dándose la oportunidad a si mismo de
cambiar y corregir errores del pasado, si no puedo cambiar tu mente, nadie podrá,
así de simple, y así de fácil Mould remueve nuestros sentimientos con este
tema, para después retomar fuertemente parte de su legado con los Husker Du en
la rabiosa Fortune Teller, dónde nuevamente la guitarra de Mould desafía la
lógica mostrándose brutal, fino, furioso y sutil, de una mágica manera que sólo
este amigo ha podido lograr y que decide irse al extremo sonoro con Slick en
dónde construye una poderosa pared de sonido para acompañar un aparentemente
placido tema, pero cuyas guitarras y brillante sección rítmica le facilitan el
convertirlo en un huracán de lento avance, pero igual de amenazador.
Un disco de esos que me tocó tener casi a
su salida, gracias a un contacto que tenía en el vecino país del norte, un
disco que pocos han de haber escuchado de este lado, pero que refrendaba completamente
la reputación de Mould como un verdadero pionero del rock duro con guitarras,
de esa hermosa generación de dónde salieran los Replacements, Soul Asylum, los
Pixies, los Lemonheads y los Dinosaur Jr.
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