The Melvins-The Bulls And The Bees
Acéptenlo, los Melvins son inmortales, han sobrevivido a más adversidades que las mismas cucarachas, sobrevivieron a una época en que ser de Seattle era lo más bajo en este mundo, sobrevivieron al grunge, cuando ser de Seattle era lo más KUL, pero te garantizaba una corta vida, sobrevivieron al sludge, un sub género más real que el grunge, que se termino llevando el huracán Katrina, sobrevivieron a Atlantic, y han sobrevivido al papanatas de Phil Anselmo y al buen Mike Patton.
Los Melvins son incansables, casi, casi, me atrevería a asegurar que existe la certeza de que cada años tendremos nuevo material de ellos, algo que poco sucede en otras bandas, The Bulls and The Bees es un disco de corta duración que los Melvins, si claro, pero tomen en cuenta que apenas el año pasado sacaron un disco en vivo y ya preparan un disco nuevo con una formación “alternativa”, volviendo momentáneamente a ser un trio, con el Mr Bungle, Trevor Dunn, por si fuera poco, han lanzado este disco sin costo alguno, en formato digital de libre descarga, se podría pedir más? Si claro, que al resto de los “músicos” se los lleve el tren, a los Melvins nunca les ha importado que su proyecto se comparta, se difunda y se disemine, muy al estilo del metal extremo underground, su popularidad ha crecido gracias a la diseminación casi virulenta de su música, los Melvins son todo menos un grupo de atractivo comercial, y ese periodo con ellos trabajando con Atlantic, es prueba de su muy extraña carrera.
The War On Wisdom inicia los trámites con un ritmo potente y las venenosas vocales del enorme e imparable Buzzo, el verdadero “God Of Thunder” y no estupideces, un ritmo bastante cochambroso, denso, sucio, parte del legado que ya es habitual en los Melvins, algunos de ustedes recordaran que alguna vez los Melvins tenían UN solo baterista, bueno pues ambos bateristas actuales resultan una máquina suprema de devolución, un tanque de guerra imparable, sobre el cual Buzzo se encarga de repartir sus poderosas vocales y esos RIFFS capaces de irritar la piel más áspera, y es que antes que cualquier cosa, los Melvins son una banda de riffs, si riffs de tamaño colosal, sólo dios sabrá de dónde se saca tanto riff devastador Buzzo, pero este cuate nunca nos defraudara cuando se trata de poder.
We Are Doomed, suena precisamente a lo que muchos le han dado por llamar doom, o stoner, el primero y segundo obviamente endeudadísimos con Black Sabbath y este segundo, en deuda, también en gran parte con los Melvins, Crover y Coady Willis se encargan de construir los cimientos y pilares por los cuales se cuela la guitarra de Buzzo, Crover, soberbio como siempre, dejando respirar sus ataques percutivos y Willis siguiéndolo muy de cerca, aquí también hay que destacar la labor del bajista Jared Warren, quien se encarga no sólo de llevar el tormentoso ritmo, sino de agregar fuertes dosis de sonidos graves que sumados al dúo de baterías dan a la pieza una naturaleza atronadora, en la que conviven de una manera inexplicable pero real, los excesos del rock de los 70s, desde el hard rock de los Mountain, hasta el heavy metal de los Sabbath, llegando al hardcore punk de vanguardia de bandas como Flipper o los Black Flag.
Friends Before Larry es dónde la banda nos deja percibir su verdadera esencia bizarra, recordarán esa pieza en el primer disco de los Stooges, We Will Fall, que sonaba lenta, siniestra y apocalíptica y que solía desentonar con el resto de las canciones?, bueno, muy probablemente una de las razones musicales por las cuales existen los Melvins, esa psicodelia pútrida, ese viaje de naturaleza maligna, esa sensación de malestar, contraria al sueño “hippie”, que nos trajeron los Velvet Underground, los MC5 y claro los Melvins se manifiesta en todo su esplendor aquí, en un titánico y épico canto fúnebre.
A Really Long Wait confunde, con un sonido más cercano a los Beach Boys de Brian Wilson, que de un grupo punk, y es que la banda crea una atmósfera onírica, que Buzzo aumenta con una sutil ejecución vocal, más cercana a una oración que a la furia a la que nos tiene acostumbrados, y que reafirma a los Melvins como una banda experimental que busca siempre terrenos difíciles y sonidos poco comunes, Buzzo hace que su guitarra le de el suficiente respaldo sónico, para sacar adelante el tema, un artefacto alucinante más que destructor, los Melvins en ambient mode? Puede ser, si Lou Reed lo ha hecho, porque los Melvins no?
Y National Hamster nos regresa a la corrosiva realidad de los oxidados riffs de Buzzo y a las duras baterías de Crover y Willis, para cerrar un disco que si bien, no descubre la rueda, si hace un uso malévolo de ella, nos da la oportunidad de disfrutar una banda para la cual el tiempo pareciera no existir y que lo único que le interesa es dar rienda suelta a su musa creativa.
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