Black Flag-In My Head (1986)



Black Flag- In My Head (1986)

En 1986 yo tenía 10 años y estaba lejos de saber lo que era el punk rock o el hardcore, sin embargo este ya sonaba tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos de América, con los años conocí a los Ramones, a los Sex Pistols y a The Clash, después a los Velvet Underground, Pere Ubu  y a los Wire, ya casi en los 90s ya escuchaba a Husker Du y a Sonic Youth y reconocía a la música underground de los 80s, sobre todo la hecha en los EUA, como uno de los períodos musicales más importantes de la historia, Dinosaur Jr., Soundgarden, Meat Puppets, The Replacements, los Melvins, Green River, todos ellos esparcidos a lo largo del vecino país del norte, con unos años de retraso pude escucharlos a todos y apreciar el enorme salto cuántico que su música representaba a partir del punk rock.

Como muchas cosas, el brinco del punk a esta nueva conglomeración de punk, heavy metal, blues, art rock y hasta country, en el caso de los Meat Puppets, no se dio de un día para otro, y tampoco surgió de la nada, hay antecedentes claros en el mundo del proto punk, otro de mis periodos favoritos, los Stooges (con el recientemente fallecido Scott Asheton en la batería), los Blue Cheer, Death o los MC5 ya coqueteaban con ambos extremos del espectro, tal vez el antecedente más directo de esta apertura en el mundo del hardcore punk estadounidense serían los Flipper, una banda muy al estilo de los Stooges, muy aficionados a las drogas, al caos y que poca habilidad instrumental demostraban en sus ejecuciones musicales, con muchas ganas de hacer ruido y crear desorden los Flipper influidos por el punk rock iniciaron su carrera, en parte tomándose a ellos mismos muy poco en serio comenzaron a desarrollar una versión del punk rock inédita hasta entonces, tal vez el uso de la heroína en lugar de la cocaína les hizo concebir un sonido lento, sucio y denso que terminaría convirtiéndose en una revelación para muchos, claro, como en muchas ocasiones los cambios gustan a unos y a otros no, pero no hay que tener miedo al cambio, a seguirse moviendo y hubo quienes prestaron atención a la extraña propuesta de los Flipper, una de aquellas pocas bandas en prestar atención serían los californianos Black Flag, una banda que gracias a la visión del guitarrista y fundador Greg Ginn, buscaba a toda costa desligarse de las tendencias o las tradiciones musicales de la época, 
consolidados como una de las mejores bandas de hardcore del vecino país del norte (junto con los Bad Brain, hablando de idiosincrasias), decidieron romper con su pasado y su audiencia y explorar nuevos territorios, fieros experimentadores sin duda retaron a su audiencia, algunos les siguieron, otros no, la banda empezó a fusionar la fuerza y contundencia de los riffs del heavy metal, con la intensidad y brutalidad del hardcore punk, su sonido se volvió más lento, sí, pero a la par del cuerpo de su vocalista Henry Rollins se volvió más muscular, Ginn añadió prodigiosas dosis, a su manera, de musicalidad a la mezcla, y así la banda abrió un sin fin de posibilidades a su arsenal sonoro, la afición de los miembros de la banda hacia música poco apreciada en los círculos punk, como los Grateful Dead, el funk, el free jazz y Black Sabbath, les ayudó desligarse de la escena y alcanzar nuevas alturas, cristalizándose todo esto en In My Head, disco atrevido para el 86 que rompía en mucho con las preconcepciones de lo que se creía era una banda de hardcore, otros como los Meat Puppets, Dinosaur Jr, The Replacements y los Husker Du seguirán el ejemplo, muchos de ellos incluso acogidos por SST, el sello de los BF.

Desde Paralyzed, primer tema del disco la guitarra de Gregg Ginn era un elemento disruptivo, su afición por actuar de manera inquieta por todo el cuerpo de su guitarra, de conseguir líneas inusuales que parecían ser tocadas a la inversa ya eran dignas de llamar la atención, la sección rítmica de Kira y Anthony Martínez conseguía aterrizar ritmos devastadores, poderosos, alejados de los típicos estallidos veloces y cacofónicos del punk tradicional, la banda se desligaba de toda su carrera anterior e incluso en lo visual se atrevían a dejarse crecer el pelo, precipitando aún más el enojo de sus seguidores punks, todo esto sin saber que la banda precisamente buscaba ejemplificar una de las principales actitudes del punk rock, el no conformismo.

The Crazy Girl con su serpenteante guitarra y la amenazadora voz de Rollins es un ejemplo asombroso de una banda poco ortodoxa, decidida a crear algo nuevo y sin miedo a la crítica de sus seguidores o del público en general, de alguna manera con In My Head, Black Flag se encargaría de liberar el género y abrir la mente de muchos músicos, Black Love repite la estrategia, de alguna manera la banda manifiesta su amor por las guitarras siniestras, la brutalidad rítmica y Rollins adoptando una bestializad escabrosa en verdad.
White Hot y In My Head son clarísimos ejemplos de la ruptura musical de BF con el punk, ritmos que se atascan en el fango de manera incisiva e inquietantes guitarras por parte de Ginn, ambos permitiendo a Rollins desarrollar toda una nueva manera de manejar furiosos e intensos temas con mayor destreza, y cuando el punk se asoma de manera descarada nuevamente, como en Out Of This World es todo un nuevo vehículo de ambiciosa sofisticación, una propuesta a una nueva época cuya grandeza es la carencia total de limitantes y la osadía de buscar ser diferentes.

In My Head sin dudas se convierte en un parteaguas en la carrera de los Black Flag, acompañados aquí por un productor que les da un sonido sobresaliente y que permite apreciar los detalles de su obra, una que se alimenta vorazmente no sólo de los mundos del hardcore punk y el metal, sino que hace claros guiños a la música experimental, al proto punk, a la libre improvisación y al free jazz, todo esto concibiéndose de manera inmaculada a la par de los furiosos estudios psicológicos de Henry Rollins, dando como resultado una obra mayor, osada, moderna y trascendental.


  

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