La Verdadera Riqueza



La Verdadera Riqueza

Cuando escucho a los partidos debatir de manera acalorada sobre la reforma energética, y escucho que algunos señalan sobre “entregar la riqueza de la nación” a los extranjeros me pongo a pensar, en si ¿Somos tan tontos como para hacerlo? Pero para hacerlo en un sentido estricto, mal administrado y mal razonado, las riquezas no son para tenerlas bajo el colchón, sino para invertirlas con inteligencia y generar más riqueza, ¿Qué acto más noble puede haber? Multiplicar lo que uno tiene de manera sabia es saber hacer las cosas, pero uno no nace siendo un genio de los negocios, para ello se requiere conocimiento, de otra manera caemos en el dicho que señala: “Abuelo rico, padre millonario, nieto miserable”, y condenamos a las futuras generaciones a perderlo todo, no “entregando” las riquezas a otros, sino negando una buena educación a nuestros hijos, ya que puedo apostar que a un pueblo educado nadie le roba su riqueza, ya que su riqueza está en las mentes, en el conocimiento y en la inteligencia, la riqueza no debe estar guardada bajo un colchón, o bajo el suelo, debe ponerse a trabajar para beneficio de todos, cuando escucho comentarios sobre la ambición de los EUA o de Rusia, al querer obtener de alguna manera la riqueza de gas bajo los suelos de Ucrania, y hay quienes me dicen: “Los gringos quieren el gas de Ucrania para ellos”, me pongo a pensar: ¿Son tan tontos los Ucranianos para entregarlo? Ellos en lugar de preocuparse por esto deberían estarse preparando con su mejor gente para administrar su riqueza natural y ponerla a trabajar, generándoles riqueza, trabajando con a quien ellos más les convenga, nuestra posición no es tan complicada, no tenemos a la oveja disfrazada de lobo, Obama por un lado y al lobo estepario, Putin por otro lado, tenemos tiempo para una decisión bien analizada, todo esto para entender que la riqueza no está bajo el suelo, esa se puede perder en la debacle de los mercados mundiales, la riqueza que podemos otorgarle a la niñez, esa no se poder ni perder, ni ser robada, y esa es la que importa, y al final será el elemento que nos sirva para generar más riqueza, países como Japón, Italia Colombia o Israel ante su falta de territorio o inteligencia, han invertido fuertemente en la educación de su gente, su mayor capital está en sus cerebros, y es gracias a sobresalientes reformas educativas, no gracias a la explotación de sus recursos naturales.

Lo que nos debe importar realmente es la educación, la adecuada inversión de capital en esta, que llegue a todos, en primer lugar censar de manera adecuada, no puedes controlar lo que desconoces, después es importante analizar si la estructura actual es la adecuada, como recortar lo que esta demás y fortalecer lo fundamental, ¿Menos escuelas, menos maestros? Tal vez, de esta manera hay más recursos, y podamos tener mejores escuelas y mejores maestros, que la educación no sea una forma de darnos cuenta lo que tenemos, sino un medio para saber lo que podemos tener, que nos ayude a aprender la historia, sí, pero de una manera analítica, que nos sirva para cuestionar si vamos por el buen camino.

Hasta hoy nos hemos equivocado en el enfoque y perdemos el tiempo discutiendo sobre las “riquezas” de la nación, y las riquezas de un país, como las de una persona, no están en los bancos, en nuestras carteras o en nuestros bolsillos, está en lo que tenemos en la cabeza y en qué tan preparados estamos para administrar nuestros recursos para poder generar riqueza una y otra vez, sin importar lo que suceda.

Deseo firmemente que nuestra mentalidad cambie y maduremos para entender que lo que vale no es lo que llevamos en la bolsa, sino en la cabeza, que la punta de lanza de nuestras reformas sean las educativas y no las energéticas, que se trabaje arduamente y se debata acaloradamente sobre el mayor accesos a la educación por parte de todos los niños en México, que se trabaje fuertemente en la educación de los adultos, que se cuente con planteles y equipos de calidad, que los maestros reciban una capacitación adecuada y que de esta manera se busque concienzudamente un sistema de educación altamente eficaz, no uno que crezca desordenadamente, que ponga la “educación” en cada esquina a costa de la calidad, sino una que se ofrezca de manera ordenada cada vez de mejor y más amplia manera, para de esta forma empezar, de verdad, a construir riqueza, a desarrollarla y a gozar a largo de esta, porque la riqueza de nuestras mentes nadie nos la podrá quitar.   

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