El Efecto Araña
El Efecto Araña
He leído que son benéficas para el
hombre ya que se deshacen de otras plagas más nocivas, pero de todos modos no
me termina de agradar la idea de encontrarme una, recuerdo de niño en alguna
ocasión encontré una de ellas en mi cuarto, clásico que mi primer reacción, sin
mucho pensarlo fue pisarla, cual sería mis sorpresa luego de estos que decenas
de diminutas arañas salieron debajo de mi zapato y tomaron todas rumbos
diferentes, resultándome imposible poder deshacerme de cada una de ellas, debí
pensarlo dos veces, esto lo traigo a colación dado las recientes capturas de
las principales cabezas de los carteles más peligrosas del país, las
autoridades en atinados operativos han capturado e eliminado a las cabezas de
organizaciones delictivas como los llamados zetas, el cartel del Golfo, los
templarios o el cartel de Sinaloa, es una buena noticia, pero ¿Esto significa
el fin del problema? ¿O el principio de uno mayor que aún no hemos
dimensionado?
Si mal no recuerdo, en el inicio
sólo se hablaba del cartel del Guadalajara y del cartel del Golfo, dos viejas
organizaciones dedicadas al tráfico, principalmente enfocado a llevar sus
ilícitas mercancías al otro lado de la frontera norte, dos organizaciones que
pasaban casi desapercibidas para la mayoría de los mexicanos, hasta que el
gobierno de los EU empezaron a levantar la voz, a presionar a las autoridades
del país para que hicieran algo al respecto, el más volátil de los dos, el
cartel de Guadalajara fue desmembrado al ser capturados sus principales
líderes, en ese momento se pudo pensar que la situación se había resuelto,
aunque la miopía no nos dejó ver, que al igual que aquella araña, que aplasté
en mi niñez, las pequeñas crías corrieron libres hacia todas direcciones, se
creó el cartel de Sinaloa, el cartel de Tijuana y el cartel de Juárez, muy
posiblemente lo que posteriormente se conocería como la Familia Michoacana o
los caballeros Templarios surgieran también, aunque mantenidos más discretos,
cobrando renombre una vez que los llamados zetas buscaron entrar al estado de
Michoacán, el resto ya lo sabemos.
¿Será que capturar al cabecilla de
estos carteles no es la solución adecuada?
Los hechos de sobra nos dicen que no es así, la lógica nos dice lo
mismo, eliminar a la cabeza sólo resulta en la fragmentación de estas
organizaciones, dificultando la rastreabilidad de estos, intensificando su
movilidad y finalmente propiciando nuevas guerras internas por la posesión de
territorios, finalmente, de sobra sabemos que hay mucho dinero en el mundo del
narcotráfico, de manera legendaria se cuenta que el recientemente capturado
líder del cartel de Sinaloa, según la revista Forbes es uno de los hombre más
ricos del mundo, cierto o no, es un hecho que muchos buscarán ocupar el asiento
de conductor de esta organización, muchos quedarán en desacuerdo, algunos de
ellos pelearán y desplazarán o serán desplazados y al final, los desplazados
buscarán nuevos territorios, y finalmente las autoridades se enfrentarán al
hecho que estas particiones se convertirían en una escalada de violencia sin
fin, por si fuera poco, cada vez termina volviéndose más complicado el accesos
de estos carteles a las fuentes de la droga, lo que les lleva a iniciarse en
otras actividades ilícitas, más dañinas para la sociedad como el secuestro, la
extorsión, el tráfico de personas y el robo de autos.
La eterna búsqueda de una manera
efectiva de combatir estas organizaciones criminales y poner fin a las guerras
de los carteles pareciera convertirse en una labor sin fin, si bien, en
gobiernos anteriores se manejaba como secreto a voces la negociación del mismo
gobierno con los carteles, hoy en día buscar retomar esta labor debe ser una
misión imposible, con tantos jugadores con quienes se debiera negociar,
capturarlos a todos, solo ampliaría el efecto de la araña aplastada, volviendo
exponencial efecto de manera infinita, sumiendo al país en una interminable
guerra de pandillas, tal vez el gran error es que metafóricamente hablando nos
hemos enfocado en podar y podar la mala hierba y nunca nos hemos puesto a
buscar y extirpar la raíz.
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