KXM-KXM (2014)
KXM-KXM (2014)
“Los buenos tiempos de antes son
ahora”
Tom Clancy
Súper grupos vienen y van,
difícilmente egos tan fuertes pueden convivir mucho tiempo juntos sin terminar
abruptamente, lo hemos visto recientemente en bandas como Twilight or
Audioslave, y en el pasado en bandas como mis adorados Crosby, Stills and Nash
(Y Young si lo quieren agregar), rara vez consiguen grabar más de tres discos
de manera continua, posiblemente no sea la mejor experiencia artística para los
participantes, posiblemente más convencidos por el dinero que por el arte, aún
así una buena oportunidad para escuchar y deleitarnos con el derroche de
talento desbordándose, y ¿Cómo no?, para muchos afortunados, la cristalización
de un sueño, para otros algo tenía que suceder, aunque sea por solo un
instante.
KXM es un sorprendente trio que nos
trae un disco auto titulado, un “power
trio” como los legendarios The Jimi Hendrix Experience, The Cream o Blue
Cheer, que suena a algo más que solo tres individuos, y es que el calibre de
los participantes no es poca cosa, al primero de ellos los conocí en los
ochentas, con un estilo de tocar la guitarra tan aplastante como su ego, el
cual al colisionar fuertemente con el vocalista de la banda que fundaron les
llevó a desintegrarse sin nunca alcanzar el nivel de éxito que merecían, Dokken
parecía la banda perfecta en los ochentas, herederos del heavy metal ingles de
la época cruzándose con el hard rock
americano de los Kiss o los Aerosmith, pero la batalla entre Don Dokken y
George Lynch terminaron agrietando la coraza de metal de la banda, Lynch un
extraordinario guitarrista luego de dejar Dokken siguió derrochando talento en
las seis cuerdas en varias bandas sin mucha repercusión.
Dough Pinnick no sólo es un
impresionante bajista, también canta como pocos, un músico que con los King`s X
creo música que se salía de los cánones de la época, evocando el poder dinámico
de unos Living Colour y la locura de los Jane`s Addiction, King`s X se
convertirían en precursores del llamado “metal alternativo” con discos que
mezclaban duros riffs de heavy metal, armonías vocales inspiradas en los
mismismos Beatles y el estilo vocal de Pinnick evocando el más intenso soul y góspel.
La tercera pieza de esta nueva
máquina de rock duro es Ray Luzier, baterista de los devastadores Korn, un
hombre responsable de tan aplastante sonido, que aunque sus credenciales heavy
metaleras no son tan claras, aquí se luce a fondo, aparentemente inspirado por
tan buena compañía, basta escuchar los primeros segundos de Stairs para darnos
cuenta que con buena compañía Luzier en verdad puede lucirse como un brutal
baterista de heavy metal, Lynch empleándose a fondo, haciendo a un lado su
acostumbrada pirotecnia a favor de unos riffs contundentes, los cuales se
entierran en el rocoso fondo que Luzier y Pinnick proporcionan, en dónde la voz
de profeta maldito de Pinnick emerge grandioso a la superficie siempre envuelto
del durísimo ataque de la batería de Luzier.
George Lynch no baja la guardia en
todo el disco y esto resulta una señal asombrosa, ya que su guitarra es
nivelada prodigiosamente tanto por Luzier y Pinnick, quienes no ceden un
centímetro al despiadados ataque a seis cuerdas de Lynch, como en Rescue Me,
dónde Lynch intenta robar el show con una destripante introducción al tema, al
cual tanto Luzier como Pinnick suman atinadamente una ardiente sección rítmica,
que nos deja una secuencia perfecta para que Pinnick libere su magia vocal.
El trio cierra aún más sus filas en
Gunfight, con un Lynch volando alto esta vez desmarcándose de sus compañeros, en
una verdadera batalla de colosos musicales cuyos talentos sumados crean una
poderosa bestia, mientras que en Faith Is A Room, Pinnick domina el espacio de
manera impresionante evocando con su voz tan llena de soul los buenos tiempos de una banda como los entrañables King`s X,
la banda aquí toca sus instrumentos a fondo, golpeando duro derrochando ese
talento para la contundencia, la locura y la intensidad, Pinnick llevando a sus
compañeros de manera sabia hacia el mundo del ritmo inolvidable y de la pasión
desbordada, difícil en verdad tener la oportunidad de poder escuchar a Luzier o
a Lynch en este “mood” tan
apasionado.
El mundo del hard rock ha perdido
gran parte de su brillo y fuerza desde los 90s, pero no todo está perdido y
menos con exponentes como estos tres tipos que proponen, que imponen las nuevas
reglas del juego con tanta autoridad que es imposible ignorar tal llamado, una
escuchada a tan admirable grabación y nos preguntaremos una y mil veces, ¿En
verdad estaba tan mal la música en los 90s? y que se debió de rescatar en lugar
de arrojar todo al caño.
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