Del Fracaso Cósmico al Renacimiento Nuclear: Cómo Fantastic Four Resucitó de sus Cenizas para Patear el Trono del MCU

Por años, la sola mención de los Fantastic Four en la pantalla grande evocaba un gran escalofrío. La Primera Familia de Marvel parecía condenada, un eco lejano de tres intentos cinematográficos que se desvanecieron en el olvido, dejando solo un rastro de desilusión. Para muchos, incluyéndome, el consuelo venía de las dibujos, de aquellos cómics legendarios gestados por las mentes maestras de Stan Lee y Jack Kirby, o de esa joya animada de Hanna-Barbera de finales de los 60, donde el universo de los FF cobró vida por primera vez ante mis ojos.

Pero, ¡oh, sorpresa! El número cuatro, que antes parecía un presagio funesto, ha mutado en una auténtica bendición. Bajo la batuta de Matt Shakman y con un elenco estelar que incluye a Vanessa Kirby y Pedro Pascal, finalmente tenemos entre manos una película que le hace justicia a estos verdaderos íconos del cómic. Shakman, el mismo genio detrás del fenómeno televisivo WandaVision, ha infundido su visión, esa mezcla extraña y alucinante, en el corazón de los Fantastic Four. Y si logró tejer maravillas con esa singular familia de Wanda Maximoff y Vision, ahora ha superado todas las expectativas, entregando la que es, hasta hoy, la obra cumbre de la Primera Familia de Marvel.

Podría sumergirme en un mar de referencias televisivas, y los Jetsons vendrían a mi mente, con su estética futurista salpicada de un encanto retro, resonando con el concepto de Fantastic Four: First Steps. Y aquí viene mi verdad, sin filtros: la cinta es una promesa vibrante de un nuevo y grandioso universo Marvel. ¿Una obra maestra? Aún no. Mi intuición me dice que Shakman, bendecido con una abundancia de material, se topó con un desafío en la sala de edición. Esa primera parte, vibrante y llena de acción, a veces peca de saturación. Pero no te equivoques, esto es solo el inicio.

Más allá de los efectos visuales, que son una delicia, lo que verdaderamente eleva a esta película es la calidad cruda y auténtica de sus actuaciones. Es la británica Vanessa Kirby, en el papel de Sue Richards, la Mujer Invisible, quien se erige como el pilar emocional de la historia. Si en el universo de los Fantastic Four Sue es la más poderosa, en este ensamble actoral, Kirby no tiene rival. A su lado, Pedro Pascal, quien generó dudas en muchos (yo incluido), se adueña de un Reed Richards complejamente atormentado por su intelecto y sus demonios internos. Ha sabido canalizar esa vulnerabilidad en una fuerza silenciosa que te atrapa.

Los roles secundarios son un verdadero banquete para el alma. Joseph Quinn (Stranger Things) y Ebon Moss Bachrach (The Bear), quienes interpretan a Johnny Storm, la Antorcha Humana, y Ben Grimm, La Mole, son simplemente sublimes. Dos observaciones cruciales aquí: La Mole de Shakman es, sin duda, la mejor representación cinematográfica vista hasta la fecha. Un Ben Grimm áspero por fuera, pero con una sensibilidad que te parte el alma por dentro. Por otro lado, la reinvención de Johnny Storm rompe esquemas. Esa superficialidad que lo definía cede paso a una calidez y una curiosidad que lo transforman en un activo invaluable para el equipo. La dedicación de estos actores a sus personajes es palpable. El resultado, simplemente, habla por sí mismo.

Fantastic Four resuena con una profundidad asombrosa en los tiempos que corren. Si el Superman de James Gunn nos susurraba sobre la amabilidad y la vulnerabilidad, los Fantastic Four de Matt Shakman nos gritan sobre la familia y la unidad. En un mundo donde la polarización parece devorarlo todo, los FF, en un acto de rebeldía, le dan la espalda a los deseos de Galactus, el villano de la película. Sue Storm, no solo mantiene unida a su familia, sino que inspira a los ciudadanos a unirse a ella y a Richards en un proyecto global para derrotar al devorador de mundos. Esta película es un himno a la unidad, un faro en la oscuridad. Y si el Superman vulnerable de Gunn es puro punk rock, los Fantastic Four no se quedan atrás en su actitud iconoclasta y desafiante.

Solo nos queda una cosa: esperar con ansias. Ansiar ver a los Fantastic Four liderando el universo Marvel, trayendo de regreso a figuras legendarias como el Dr. Doom, Namor y Black Panther. Es una lástima que villanos clásicos como el Hombre Topo y el Fantasma Rojo hayan quedado en el tintero en la edición final, porque la galería de adversarios de los FF es, sin lugar a dudas, una de las más extraordinarias del cómic. Shakman y sus Fantastic Four son un éxito rotundo, y esta cinta nos deja con una sed insaciable de más. La Primera Familia de Marvel ha vuelto, y esta vez, parece que ha llegado para quedarse.