Bill Orcutt-How the Thing Sings

Fahey en su etapa más alucinante? Si, hubiese sido genial que Fahey ahondara más en esa etapa disonante que tuvo en los discos de City Of Refuge y Womblife, muy probablemente el resultado hubiese sido muy similar; Conlon Nancarrow creando máquinas que tocan la guitarra a toda velocidad cual pianolas? Si, y si no me equivoco ya ha habido músicos que lo han hecho y han conectado algunos dispositivos que rasgan de manera mecánica la guitarra y ponen varias para crear extrañas armonías, pero bueno, no, Nancarrow, uno de mis compositores favoritos no llegó a esos extremos; Lo cual nos hace llegar a una conveniente resolución, Bill Orcutt el “destripador de guitarras acústicas” (y alguna vez eléctricas…) ha vuelto!

Orcutt hizo una interesante, aunque breve carrera en los 90s, en la escena Noise de Miami, como mitad de los duros practicantes del Noise, Harry Pussy; Orcutt y su compañera Adris Hoyos (y esposa…) se caracterizaron por una obra completamente abrasiva y atonal que igual se referenciada en el hardcore más extremo, como en el free jazz más atonal (con ciertos acercamientos al minimalismo) y como olvidar el disco doble Lets Build A Pussy que Orcutt produjera extendiendo al máximo un segundo grabado de uno de esos gritos desgarradores de Hoyos por la duración de dos discos, dando así pie a uno de los ejemplos más extremos del minimalismo (uno de esos discos con bandera de fuck you a todos, como el Metal Machine Music de Lou Reed).

Harry Pussy tuvo una carrera corta, poca aceptación (o debieramos decir, mucho rechazo) y apoyo hacia la banda en su momento, pocas presentaciones fuera de su natal Miami, aunque con mucho apoyo de la crítica y bandas afines, los relegaron a estatus de culto, disolviendo la banda y dejando ver a Orcutt y a Hoyos envolviéndose en otros proyectos.

Orcutt tuvo un sorpresivo regreso con bombo y platillo con su A New Way To Pay Old Debts, con ese estilo tan particular de traducir la tormenta sónica de los Harry Pussy a un sonido acústico, parte primitivo parte sofisticado y bajo un concepto bastante innovador con una bizarra base de blues.

Orcutt no es un bluesista tal cual, es un guitarrista de música extrema que ha decidido estudiar las raíces del género, una investigación adentrándose al blues estadounidense, pero no al blues sofisticado, sino al más primitivo y crudo, cruzándolo inteligentemente con el estilo de verdaderos transgresores del instrumento, como Derek Bailey, Sonny Sharrock o Fred Frith, y agregando dosis de intensidad compositiva de  Cecil Taylor o el ya mencionado Nancarrow.

Resulta extraordinario, fascinante y enigmático escuchar a Orcutt produciendo su disco Editions Mego, la disquera asentada en Viena por Peter Rehberg y que ha sacado a la luz lo mejor de transgresores sónicos muy centrados en dar un fuerte toque de agresividad y experimentación a la electrónica como: Fennez, Kevin Drumm, Prurient, Hecker, Cindytalk, Pita o Russell Haswell; todo esto dado que Orcutt no trabaja en un ambiente electrónico, lo suyo es sacarle astillas al por mayor a su guitarra acústica, pero es precisamente a través de su innovación técnica que Orcutt consigue trascender el genero de blues, folk, improv, o cualquier etiqueta que se le pudiera querer colocar al grado de crear un sonido tan único que sabe mezclar lo primitivo del instrumento con la sofisticación del sonido, dotándolo fuertemente de un respaldo agresivo, una nueva clase de Noise sin duda, el acústico, basado en el blues.

No True Vine nos remite a esas pianolas irreprensibles que solía recetarnos Conlon Nancarrow, una verdadera “cascada” de sonido, seguida por las líneas de guitarra libre en The Visible Bosom (me pregunto si Orcutt en lugar de cuerdas de guitarra usa alambre de púas?) y esos rasgueos que literalmente destripan su guitarra y que no le piden nada al más fiero de los guitarristas de metal extremo.

Lost They Book podría fácilmente recordarnos esos maratones de batería que en ocasiones nos concede Brian Chippendale de los Lightning Bolt traducidos a guitarra acústica, pura resistencia y pura cacofonía, brillantemente ejecutada claro está, para después ponernos en una peligrosa calma, folk kamikaze, le podríamos llamar, aunque sería limitar mucho el sonido de Orcutt.

Si, Bill hace cantar su guitarra en how The Thing Sings, pero su guitarra no podría ser comparada con la voz de Mariah Carey o la de Whitney Houston, para lograr una adecuada connotación tendríamos que revivir a Dead de los Mayhem o a Varg Vikernes de los Burzum, si, así de grueso canta la guitarra de Bill.

Muchas referencias al estilo de Bailey (quizá el pariente sónico más cercano que pudiese tener Orcutt), al sonido primitivo de John Fahey a la intensidad compositiva de Nancarrow y un poco a Keith Jarrett, si, a Jarrett en esa manera de tocar su instrumento y hacer fraseos vocales; abundan en este disco, sólo que Orcutt les da toda una nueva identidad, los asimila y los traduce a su idioma, el idioma de las astillas que saltan de su instrumento cuando lo toca.

Ya nos hacía falta algo así para sacudirnos el polvo, si, ah como me encanta esta cosa!

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