Mark McGuire-Get Lost

Tengo que admitirlo, el trabajo de Mark McGuire (el guitarrista, no el bateador-en -esteroides de la liga de béisbol) con los Emeralds me parece fascinante, una forma de arte atemporal, si acuñada en los 70s, pero con suficiente garra y colmillo para colarse en el nuevo siglo y ponerse al tu por tu con las escuelas de sonido más abrasivas, y es que en la escena inicial dónde se gestaron, los Emeralds alguna vez compartieron cartel con los Wolf Eyes, vaya mancuerna de experimentación sónica.

Los Emeralds trajeron de vuelta esa amalgama de guitarras ambient y sintetizadores que hacen alusión a la escuela de Kosmische musik, a la parte más alucinante y atemorizante del krautrock, me parece fascinante que en ocasiones hacen alusión a Tangerine Dream, otras al Popol Vuh más electrónico, otras a esos experimentos de Fripp & Eno en los clásicos No Pussyfooting y el Evening Star, discos tan arrebatadoramente monumentales que fueron incomprendidos en sus tiempos, sólo bastaba pensar en las caras del público, cuando en los conciertor Robert Fripp y Brian Eno dejaban sus lugares en el escenario y dejaban que los delays continuaran sólos, para regresar minutos más tarde a generar más sonido, una verdadera bofetada a lo establecido, de la misma magnitud que el Metal Machine Music de Lou Reed o que el punk, más adelante.

Pero la vieja escuela alemana de electrónica no es la única alusión, ya que los Emeralds otras veces hacen uso al sonido drone, usando como referencias a gente como el gran LaMonte Young; Bueno, pues resulta que Mark McGuire tiene también una muy interesante carrera solista, probablemente pelear por el protagonismo contra el sonido de los sintetizadores de sus compañeros de grupo le dejaba algo inquieto, obvio, tanta densidad le exigía un espacio propio, le seguí la huella en sus primeras ediciones, pero después el chico resulto demasiado prolífico para seguirle el ritmo, cabe mencionar que McGuire graba para Editions Mego, un sello verdaderamente comprometido con la calidad y la innovación en sus ediciones, lo cual obviamente avala de sobremanera el trabajo de McGuire en solista y con su grupo.

Regresemos un poco a los discos solistas de McGuire, les perdí la huella hace unos meses, pero cabe mencionar que le he vuelto a escuchar con este Get Lost, de inicio, me remite a los Frippertronics, aunque de una manera más sutil, sin perderse o dejarse envolver tanto en los delays, una acercamiento más fresco y sutil a estas densidades, McGuire juguetea con los ecos, crea melodías que se contraen y expanden constantemente, para después bañarnos en distorsión y crear verdaderas cascadas de sonido, siempre que pienso en guitarras con sonido de cascadas, me viene a la mente Bob Mould de los ENORMES Husker Du, sus épocas más emotivas, menos agresivas, con los HD, o sus andanzas con los Sugar, aunque Mould no se metía mucho con  sonidos electrónicos y trabajos de guitarra solista, si con capas de sonido y mucha mucha emotividad compositiva, pero curiosamente Mould se ha dedicado estos últimos años a la música electrónica y a hacerla de deejay…un desperdicio de talento desde mi punto de vista, para un guitarrista y compositor tan increíble (aunque bueno Grant Hart se lo llevaba un poco de encuentro).

Si me preguntan, desde la portada, el disco me parece una evocación a Husker Du o a Sugar, se que poco o nada tienen que ver McGuire con los de Minneapolis, pero de alguna manera mi mente los asocia, tal vez sea ese estado de melancolía en el que Mark ha decidido sumergirse y salir bañado de esas capaz de tristeza y anhelo en las que Mould nos bañaba con su guitarra en los 80s y 90s.

La segunda parte del disco se integra por una textura más oscura, menos humana, McGuire se acerca a sus anteriores trabajos y a su trabajo con los Emeralds, los Frippertronics se vuelven más amenazantes, los ecos a Tangerine Dream salen a la luz, o más bien dicho se abren paso entre las sombras, la guitarra se vuelve menos humana, la maquina se rebela y McGuire se convierte en algo más que un guitarrista, en un forjador de sonidos, en un surfer de ecos, en un personaje cuya imaginación se adentra en la guitarra, y nos hace ver constelaciones en nuestra mente que en verdad, en dónde podemos perdernos…

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