Leyland Kirby - Eager to Tear Apart The Stars

Desde el título, Eagaer to Tear Apart the Stars, Leyland Kirby ya nos anuncia de que se trata este disco, un intento desesperado por alcanzar algo, una súplica a no perder la esperanza, un intento por retomar el brillo robado en nuestras vidas; Kirby consigue con elementos minimalistas llenar un gran espacio, sus simples, pero significativas melodías poseen una característica muy especial, al momento de ser liberadas estas llenan el espacio, a diferencia de los principios ambient de Eno, que dictaban que la música se sintetizara con nuestro alrededor, Kirby inunda nuestro medio con sus notas fantasmales, ejecutadas ya sean en piano y con apoyo de algunas cuerdas.

Un fuerte golpe de piano sirve para abrir este disco, nueva aportación del buen Leyland Kirby, o como también se le conoce como The Caretaker, más música amniótica para disfrutarse, podemos hablar de música ambient, de músicos como Brian Eno o Harold Budd, y podemos hablar de música de heavy ambient, o cuando el ambiente se pone bastante denso, que bueno, ya muchos le han entrado a ese rollo con el isolationism, que no es otra cosa que un ambient más denso y oscuro, sorprendentemente acercándose ya al industrial, indostrrrl, como dicen algunos.

Las piezas de música de Kirby definitivamente son amnióticas, debajo de esas escasas líneas de piano, toda esa textura y hiss, pudiera traducirse como la manera en que percibimos el mundo en el seno materno, sonidos distorsionados, que se amortiguan y que a su vez viajan a través del líquido que envuelve a los no natos.

Sunn O))), no, To Reject The World pareciera iniciar con  un guiño a los surfers de feedback y drones de capa conocidos como Sunn O))), pero son sólo un par de segundos y Kriby nos regresa a esas notas que irradian nostalgia, que nos llevan a esas épocas en que nos aterraba dormir y no saber si ya era el día siguiente, que despertábamos asustados, escuchando sonidos mezclados en la lejanía, ruido de metales, la televisión en un programa indeterminado, voces y no se que más.

No Longer Distance Than Death es poner los pies descalzos sobre el frío suelo y caminar a través de un largo, oscuro y escabroso pasillo, con una breve luz al final, el miedo y la esperanza mezclándose en nuestros corazones y mentes de niño, el anhelo de llegar a un lugar conocido con gente conocida, para encontrar a nuestros padres riendo, a veces llorando, platicando de su día.

Kirby es un artesano de la memoria, sabe como con usar esas melodías decoloradas para crear patrones en nuestras mentes, tiende líneas de rescate que traen viejas memorias ya perdidas en esa biblioteca que se llama memoria, y es que en los vals de Kirby son nuestros recuerdos, tristezas, añoranzas y viejas alegrías,

Kirby crea verdaderas sesiones espiritistas con su música en dónde vuelve a la vida de manera fantasmagórica aquellas viejas sesiones de baile en esos antiguos salones de la pre guerra, una época bastante inocente ante de que la humanidad conociera los horrores de la guerra, bombardeándonos con una fuerte añoranza de tiempos mejores, la cual se vuelve un grito desesperado del inconsciente a escapar a estos oscuros tiempos actuales.

Leyland aún no ha llegado a crear su Another Green World (con toda confianza les puedo decir, mi disco favorito de Eno), ese disco en el que Brian Eno enlazó los inicios de su carrera con su futuro, dónde rompió con todos los paradigmas de la música y empezó a dar señales de la dirección a seguir (que sería de un impacto MONUMENTAL dentro de la música); Pero hay algo muy claro, Kriby está empujando y cada vez más fuerte, para conseguir ese disco monumental, que consiga consolidar su carrera al día de hoy, que deje bien cimentada en la mente de todos su propuesta musical y que nos deje entrever, como catapultara todo eso hacia el futuro.

Pero hoy podemos estar contentos, ya que Kirby ha conseguido lo que muchos otros han intentado, embotellar la nostalgia.

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