Wolves in The Throne Room- Celestial Lineage
Sin duda lo que es black metal y lo que no lo es, ya es un buen motivo de discusión, y es que este genero ya ha dado bastantes bifurcaciones desde la época de los Venom, Bathory y los Hellhammer/Celtic Frost, de quienes podríamos hablar como una primera generación, como una versión extrema y oscura del heavy metal con ciertos coqueteos con el punk o el hardcore, después tendríamos que pasar por una segunda generación con los Mayhem, Emperor, Burzums, Darkthrone e Immortal, quienes dieron una buena definición del genero en si, pero que también trajeron una buena dosis de clichés que de alguna manera encasillaron el genero (y que por fortuna hicieron que los líderes evolucionaran y agregaran elementos verdaderamente interesantes a su música), una tercera generación podríamos encontrar en bandas estadounidenses como Xasthur, Agalloch, Nachtmystium, Velvet Cacoon, etc, y si quisiéramos vernos más versados en el tema podríamos hablar de las llamadas legiones del norte, o grupo de bandas francesas como Alcest, Blut Aus Nort (que sería un buen nombre para banda de corridos del norte de la república mexicana, si lo tradujéramos), Deathspell Omega o Spektr.
Pero no nos vayamos tan lejos, concentrémonos en esa extraña vertiente de black estadounidense, y digo extraña porque a pesar de conservar los elementos más significativos del genero en ocasiones las rutas tomadas son un tanto extrañas, si bien las bandas de un solo miembro no son del todo ajenas a aquella segunda generación, ahí tenemos a Burzum, en los Estamos Hundidos de Amnésica, podríamos mencionar, además de Xasthur, al menos 3 o 4 casos de ese tipo de bandas o proyectos personales, la estética lo-fi sigue presente, ya que no es muy extraño escuchar en los discos de Xasthur baterías que suenan cercanas a cajas de cartón siendo aporreadas.
Otro punto importante y a favor de estas bandas estadounidenses es la búsqueda de nuevas temáticas, ahí tenemos por ejemplo a los Wolves In The Throne Room, que a pesar de sonoramente permanecer cercanos a sus primos europeos, rara vez los veremos portando espadas, armas medievales, maquillaje de pandita o cuero y picos, y claro, no es algo relativo a ellos, o a sus antepasados, y es que a pesar de las atmósferas híper oscuras, las vocales agudas y desgarradoras, y las guitarras que suenan a sierras eléctricas, WITTR no son tus chicos black promedio.
Pero, hey! No es razón para desmayarse, sino una razón para festejar, ya que precisamente en esas diferencias es en donde estos cuates de WITTR encuentran sus mayores fortalezas, más parecidos en imagen a esa vieja y primera oleada de grupos grunge (detesto el termino, y el genero ya vuelto cliché), más cercanos a unos leñadores, que a unos rockstars ( y por cierto, también son del mismo estado, Washington), WITTR parecieran despreciar los clichés más ridículos del genero, ya que sus letras no hablan de elementos satánicos (eso si, a veces abordan una temática que referencia al Apocalipsis, pero no por causas sobrenaturales, sino por la misma acción del hombre) sino más bien parecieran acercarse a esas ondas ecológicas-metafísicas que a veces aborda la islandesa Bjork, como si buscaran ese escape del mundo moderno y el re encuentro con la naturaleza primitiva del hombre.
La banda adopta una actitud bastante irreverente dentro del género hacia su música, despreciando los lugares comunes para ejecutar su música, en ocasiones buscando lugares al aire libre como bosques, etcétera, también solicitándole a sus audiencias una participación más enfocada a la meditación que a la violencia.
Celestial Lienage representa la tercera parte de una trilogía iniciada por el grupo con Two Hunters y seguida por Black Cascade, la característica principal una vez más (y está vez, más presente) es la densidad, ya que además de las guitarras arrolladoras, los sintetizadores no se quedan atrás, dándole al disco una nueva característica, menos directa, menos agresiva, más reflectiva e introspectiva, que si bien no ha hecho blando al grupo, si le da un sonido más expansivo, más denso y con nuevos matices.
Pareciera que esta banda de hermanos, con este disco han logrado re definir su sonido, en búsqueda de algo parecido a una ópera extrema, un disco de una sola pieza, tan brutal como aquellos célebres discos de Burzum o Darkthrone, pero invadidos con una extraña corriente oscura que los podría conectar con los más oscuros Tangerine Dream o con Steve Roach (en alguna entrevista leía que mencionaban a la clásica banda alemana de krautrock Popol Vuh, como una fuerte influencia), basta dar una escuchada a Woodland Cathedral para darnos cuenta el nivel de complejidad compositiva que han alcanzado estos amigos del norte, muy norte, dónde las vocales de la invitada Jessika Kenney, quien a participado con otras bandas que coquetean con el ambient duro y oscuro, como Sunn O))) o Asva.
Un disco que arrasa y que pulveriza, pero que a la vez avanza en direcciones no imaginadas, que no sólo crece en línea recta, sino que se expande de manera exponencial, cuyo sonido, literalmente llega al cielo, con las piezas más largas como Astral Blood y Prayer of Transformation logrando cabalmente su cometido: llevarnos a la reflexión.
50 minutos que se van rápido y que se disfrutan bastante.
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