Wilco-The Whole Love
Fui gratamente recibido por el sonido de Art of Almost, primera canción del nuevo disco de Wilco, una pieza que es justamente lo que uno espera de Tweedy bien cargado de energía, en dónde la banda da una interesante vuelta de tuerca una vez más a su sonido, y es que sonidos electrónicos y ruido saturan la canción (si como aquellos que hicieron tan interesante y misterioso el Yankee Hotel Foxtrot), con una estetica decididamente independiente y de sonido de poca fidelidad, como si Tweedy y compañía de inicio buscaran establecer su modus operandi, lejos de rollos comerciales, en TOTAL control de como quieren sonar, para después mágicamente ante nuestros ojos materializarse en esos ritmos motorik que nos enseñaron los Neu! en los 70s, y que Sonic Youth hizo su carrera imitándolos y adaptándolos a la no wave, y es que el krautrock y el motorik no le son desconocidos a Wilco, ya en otros de sus discos lo han aplicado, y Tweedy, líder de la banda no es tímido al hablar sobre su fascinación con los Neu!, los Can o los Faust, quizá su conexión más directa pudiéramos encontrarla en su trabajo con el buen Jim O’ Rourke (alguna vez productor de los Faust), todo esto sin dejar a un lado el fiero trabajo de guitarra de Nels Cline, un guitarrista que a mi gusto se limita mucho en Wilco, pero que a la primer oportunidad rockea muy duro.
Pero en definitiva, Wilco parece estar decidida a convertirse en la última gran banda impredecible de la era moderna, y es que mientras Radiohead pareciera estar en una batalla sin cuartel por convertirse en la banda más innovadora del pop, su estrategia les sale bien en ocasiones, pero otras cae en cosas tan aburridas, que en verdad les resta impulso, tengo una relación difícil con Radiohead, reconozco que tienen música muy buena, pero la mayor parte del tiempo me aburren, tienen un fuerte arrastre, si claro, con gente que sólo escucha lo superficial, y parecieran manejar bien su imagen de vanguardistas, aunque son basicamente imitadores y adaptadores (de muy buena música, hay que admitir), pero bueno, Wilco, es una banda vanguardista que pareciera haber nacido así y a la que no le cuesta mucho esfuerzo (salvo las migrañas de Tweedy) navegar entre lo experimental y lo pop, si bien hay obvios referentes, rara vez sonaran a copia carbón de ellos.
En I Might pareciera que escuchamos aquellos teclados que Ray Manzarek hiciera para los Doors, haciendo una extraña mezcla entre lo moderno y lo retro (con una memorable línea de bajo bastante bien distorsionada), hasta aquí nada perceptible ese rollo de que Wilco es una banda country, lo cual me parece excelente hasta cierto punto, ya que si Neil Young, Gram Parsons y los Byrds pudieron ser vanguardistas y mantenerse en el rollo country, porque Wilco no?
Sucede algo curioso con las siguientes dos piezas, por un lado Sunloathe es como esas piezas psicodélicas que hizo Brain Wilson, como Wonderful o Til I Die, dónde Wilson sonaba frágil y se arropaba con esas densas capaz de sonido atmosférico, para después seguir con Dawned On Me, que tiene esos aires power pop perfecto de los 70s, que bien pudieran referenciar a los mismos Beach Boys, a los Beatles a Badfinger o a los Big Star! (curiosamente puras “B”, o como decían los Anthrax, The Attack of The Killer Bees!).
Dos temas que me vienen a la mente con este disco, uno es Neil Young quien pareciera ser un curioso referente que cada vez se hace más común en los Wilco, principalmente en la compartida preferencia por la experimentación, desde temas muy pop, coqueteos con el ruido, la electrónica, un pie en el rock y otro en el country, pero siempre dejando buenas canciones sin importar la dirección que tomen, por más compleja que esta sea, por otro lado hay que aclarar que Wilco o Tweedy rara vez suenan a Neil Young, o le copian directamente, más bien parecieran provenir de la misma dimensión que Young, por otro lado Gram Parsons, aquella figura de los 70s que durante su corta carrera se dedicó a unir en matrimonio los sonidos del rock y del country, manteniendo una férrea visión musical en ocasiones apoderándose de los grupos y haciéndolos a su manera, como lo hizo con los Byrds.
Un disco que inicia de manera irreverente y variado y después afloja un ritmo a la mitad, Tweedy baja un poco el volumen y nos aborda con temas más emocionales y menos estridentes, pero no por ello menos intensos (aunque sea a nivel personal), para darnos un fuerte 1-2 para finalizar con Whole Love, puro pop perfecto, de ese al que nos ha acostumbrado en ocasiones Tweedy (es notorio que este cuate ha podido acallar a sus demonios internos) ahora sobrio y rehabilitado de sus adicciones, mientras que One Sunday Morning cierra el disco a manera de suite extendida, más una narración que una canción, en la cual se agradece esa carga emocional que sólo Tweedy sabe expresar, una pieza de música hermosa, si es pop, es en verdad poco, muy poco comercial, pero musicalmente disfrutable por completo.
Luego de varios discos plagados de genialidades, pero desbalanceados, Tweedy y compañía están de regreso con las pilas bien puestas y el deseo de remover fibras internas al por mayor.
A nosotros tambien nos ha parecido un disco más equilibrado que sus anteriores, y con grandes pelotazos.
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