El Presidente Indolente
El Presidente Indolente
Por: Erreh Svaia
CRANEOSCOPIO
Para el presidente las tragedias como la muerte de la niña
Fátima o de la joven Ingrid no existen, vivimos en un México feliz, feliz, feliz
como él lo pregona desde su púlpito todos las mañanas (y desesperadamente lo
repite creyendo que así lo hará una realidad), su voluntarismo le impide
aceptar cualquier otro tema que no abone a su línea política (lo que lo sitúa en
un negacionismo absurdo), o tergiversa los eventos para abonar a su favor (ya
saben, hay que culpar al "neoliberalismo" de todo, aún y que la
izquierda ha gobernado en la Ciudad de México por décadas), de ésta forma, el
presidente termina mostrándose completamente insensible a crímenes tan atroces
que han sido perpetrados contra los ciudadanos más indefensos de éste país, las
mujeres y los niños, de ésta forma, resulta más que penoso cuando su gabinete
de seguridad pública deja fuera al “feminicidio” como un asunto prioritario y
el mismo presidente solicita que temas como la supuesta rifa del avión
presidencial, comprado en la administración anterior, sean puestos por delante
en la agenda de su conferencia en las mañanas, provocando una situación que ya
no puede ser descrita como "surrealista" sino como algo brutalmente
grotesco y que no hace otra cosa que dejar en evidencia el egocentrismo que caracteriza
al presidente López, en dónde él y sólo él decide lo que es importante y lo que
es prioritario.
Por si fuera poco, y en una posible trágica coincidencia,
escuchamos al presidente hablar en otro evento sobre los derechos humanos de
los criminales, en una situación ya compuesta que lo deja tan penosamente
parado como un personaje que parecería arropar más a los criminales que han
desatado la inseguridad y la violencia en el país, en lugar de ponerse del lado
de las víctimas, y es que para el presidente no hay víctimas en su México Feliz,
en su mente México “ya cambió” desde que él tomó protesta, y su pensamiento
parece algo más cercano al “pensamiento mágico” que a la realidad que se requeriría
de un verdadero estadista, para él, las víctimas ahora son invención del
neoliberalismo para causar daño a su popularidad, una prioridad en su agenda, y
para los criminales es más importante tenderles la mano y ofrecerles un abrazo,
así como asegurar el respeto de éstos, ¿Por qué? Tal vez porque el presidente
crea que así logrará frenar la escalada de homicidios y violencia, o tal vez
quiera seguir en campaña y contar con el voto del crimen organizado para
próximas elecciones, o para contener futuras protestas en su contra que ya
empiezan a desbordarse protagonizadas por colectivos feministas que empiezan a hacer
cotidianas sus protestas en el zócalo capitalino, en una clara señal de cómo
las mujeres son las que más empiezan a sentir el duro golpe de un gobierno
conservador y autoritario.
Lamentable es que el presidente no tenga la agilidad para
cambiar su esquema y voltear a ver a esos que más le necesitan en estos
momentos, su rígido pensamiento no se puede mover más allá de su visión arcaica
del México de los 70s y de la presidencia imperial en dónde nada pasa si el
presidente no permite que pase, así su terquedad en negarse a aceptar una
situación que se empieza a salir de sus manos, lo inhibe a adquirir una mayor consciencia,
y lo vuelve insensible a los temas que empiezan a preocupar a la sociedad, la
cual ha cambiado y es muy diferente a la que el presidente conoció en los 70s y
en los 80s, y para lo cual no parece estar nada preparado, parecería una ironía
que un partido supuestamente de “izquierda moderna”, se convierta en el
indolente verdugo de clases débiles como los niños, cuando canceló programas de
guarderías y puso en una precaria situación el abasto de medicinas dentro del
sector salud, o de las mujeres, cuando ponen sobre la mesa una propuesta en
tema de seguridad que no contempla al feminicidio, y peor aún, que con una jefa
de gobierno en la ciudad de México, no tengan el tiempo o el interés de desviar
su agenda para contemplar las preocupaciones reales de la sociedad, prefiriendo
seguir culpando a los fantasmas del pasado, y usando chivos expiatorios para
presumir un combate a la corrupción que perdieron desde que pactaron con la administración
con el fin de llegar al poder.
¿Cómo pedir a un gobierno que insiste en no tomar consciencia de una realidad, hacerse responsable de cumplir el cambio que prometió?
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