The New York Dolls, 1973, Una Reseña




The New York Dolls, 1973, Una Reseña

Por: Erreh Svaia

CRANEOSCOPIO

De mis discos favoritos y que pareciera salido de un universo paralelo, muy diferente a lo que comúnmente se conoce en los 70s, disco que pareciera olvidado y que la historia de la música rock nunca le ha otorgado la justicia merecida, el debut de los asombrosos New York Dolls en el año de 1973, siguiendo con atención los pasos de bandas como los Velvet Underground, los MC5 y los Stooges, con una portada en la que aparece la banda como grotescos travestis mal vestidos y mal pintados, que seguramente debió estremecer a más de un noble alma que se topara por casualidad con el disco, ignorado por las masas que solían hacer lo mismo con casi todas las bandas neoyorquinas de vanguardia, cono sucedió a los Velvet Underground, a los Fugs, a los Silver Apples y a los Suicide, aunque amos y señores de la escena subterránea de ésta ciudad, concentrada en el legendario Max´s Kansas City, con un trono heredado por los Velvets y construyendo la escena futura que daría vida al también legendario CBGB.

En una época en que la música psicodélica y el rock progresivo se apoderaban de las listas de popularidad y el gusto del público, los New York Dolls compartían una visión muy diferente de la música rock, con un Johnny Thunders en la guitarra que parecía debatirse entre el idioma instrumental de Chuck Berry, las inquietudes estridentes de Lou Reed, la brutalidad de un Keith Richards y los descubrimientos sónicos de un Jeff Beck, de ésta forma, Thunders se convertía en uno de los principales focos de atención de la banda, que también contaba con el singular vocalista David Johansen, quien canalizaba a su manera la influencia de un David Bowie, Iggy Pop, Mick Jagger y un Eric Burdon, a la par de una banda que desmantelaba los ardientes ritmos de un Bo Diddley y los reconstruía de forma singular basados en el idioma descubierto por los Stones y los Yardbirds, otorgando una experiencia sonora que nada tenía que ver con bandas como Led Zeppelin o Deep Purple, que dominaban las presentaciones en estadio en aquellos años, y sentando las clara bases para el advenimiento de u a versión brutal del hard rock que llevaría como representantes a los Kiss y a los Aerosmith, que tomarían gran inspiración tanto de los Stooges, como de los NYD.

Personality Crisis, con sus guitarras como sierras eléctricas proporcionaba la clave segura para el punk rock que abanderarían bandas como los Dictators y los Ramones un par de años después, cabe destacar también aquí el soberbio trabajo en la batería del veterano Jerry Nolan, que daría a la banda sólidos ritmos que después se volverían la base del punk rock, esto sin considerar que Nolan bien podía considerar a gente como Peter Criss su discípulo, al tiempo que Thunders y Johansen se enfrentaban en la parte superior de ésta “pared de sonido”, con afiladas guitarras y violentas vocales que parecerían venir de un Mick Jagger luego de un tratamiento con hormonas de gorila, y si esto fuera poco, están los riffs toscos y oxidados de Thunders en el clásico Looking for a Kiss, que denotaría la naturaleza callejera de la banda, en plan casi de pandilla de trúhanes violentos en busca de problemas, con quienes no querrías toparte en algún callejón por la noche, liderados por un Johansen que de ésta forma inauguraba junto a Iggy Pop una escuela de brutalidad vocal que serviría de base para gente como Nick Cave, e inclusive un Morrissey, declarado fan obsesivo de la banda.
   

Para el momento que llegamos a Vietnamese Baby nos percatamos que el primer gran mito acerca de la banda es una gran mentira, poseedores de un sonido oscuro y casi gótico, la banda era todo menos un clon de los Stones, forjando un sonido único que los llevaría a convertirse en la gran inspiración para grupos como los Sex Pistols, los Damned, los Smiths, los Birthday Party y los R.E.M., quienes se mostrarían bastante extrovertidos al momento de admitir la enorme influencia de la banda, que continuarían con su oscuro hechizo en piezas como la sombría Frankenstein, que ya mostraba una posible ruta camino al rock gótico de finales de los 70s, que con un Trash, otra de las piezas fundamentales de éste monumental disco deja al descubierto la enorme influencia de personajes como Bo Diddley cuyos ritmos dinámicos queda de manifiesto en ésta pieza y en el cover de la clásica Pills que la banda también abordará casi al final del disco.

Bad Girl y Subway Train son dos piezas enromes, la primera con sendos riffs monstruosos y el sólido trabajo de la sección rítmica formada por Nolan y por Arthur Kane, sin los cuales la banda perdería parte de su contundencia, mientras que en Subway Train, la banda hace uso excelso de una sensibilidad melódica y una nostalgia infecciosa que Thunders tomaría para su posterior carrera en solista, con dos temas finales que dejan bien cimentada la reputación de la banda como pioneros del proto punk y padres del punk rock, con Private World, poderosa y maliciosa, y la estridente Jet Boy que seguramente debió inspirar a incontables bandas inglesas a portar ese nivel de arrogancia y bravura en sus composiciones ya dentro del género del punk rock, cerrando así de forma casi genial un capítulo poco conocido del rock de los 70s y de la escena neoyorkina apunto de estallar en forma de la escena que daría nacimiento a bandas como los ya mencionados Ramones, los Television, los Talking Heads, los Blondie y Patti Smith, la llamada “Blank Generation”.   



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