The Melvins- Tres Cabrones (2013)
The
Melvins- Tres Cabrones (2013)
Uno de los grupos INCANSABLES en verdad,
prolíficamente CREATIVOS y que se niegan a ponerse a si mismos las cosas
fáciles, los Melvins están de regreso, esta vez sin su versión “light”, o sin su versión “pesada” con
dos baterías, podríamos pensar que en su versión “1983” para ser más exactos,
con un Matt Dillard que precisamente formaba parte de la banda en aquellos
años, cuando eran una banda de punk sucio sin muchos rodeos, y precisamente
Tres Cabrones nos trae esta versión menos complicada y densa de los Melvins,
con Dillard nuevamente sentado en la batería de la banda, 30 años después, y
con el GRAN baterista Dale Crover tomando el bajo, ¿Díganme si a esta banda no
le gusta complicarse la existencia? ¿Pero que más da? El resultado es
excepcional y nuevamente la banda mantiene el nivel de expectación con esta
nueva alineación y digamos un concepto nuevo, “otra vez”.
De entrada Dr Mule es un punk rock perverso
con buenos riffs de guitarra y
algunos agregados de sintetizador que hacen el tema aún más siniestro, las
vocales Osbourne son espectacularmente siniestras, y la sección rítmica le
apoya a la perfección en todo momento, el hecho de que Dillard sea un baterista
más común que Crover sin duda le añade inmediatez al disco, el cual es
ruidosamente directo y sin rodeos, pero no todo es miel sobre hojuelas, ya que
para City Dump tanto guitarra como bajo adquieren una dureza admirable y
Dillard avanza a paso firme y contundente, Osbourne continua escupiendo veneno
a través del micrófono, mientras su guitarra repta de manera desafiante, sin
duda la banda suena plena, segura y llena de confianza, el hecho de que Dillard
les proporcione una base firme y continua, les da oportunidad a Osbourne y
Crover de darse gusto exprimiendo sus instrumentos al máximo, nuevamente
reivindicándose como cada año, como una de las bandas más sorprendentes del
rock duro, y re inventándose no de manera radical, pero siempre trayendo
sorpresa y nuevas áreas inexploradas dentro de su carrera.
Si este disco de alguna manera trae a la
luz algo de aquellos primeros años de los Melvins en Olympia, Seattle, es un
hecho que escuchar American Cow es prueba de la enorme influencia que esta
banda de punks tuvo sobre el
movimiento denominado grunge, es
posible disfrutar aquí de esas vocales demoníacas, de esos ritmos lentos y
pausados, pero pesados y esas guitarras monstruosas que sirvieron de
inspiración a bandas como Soundgarden y Nirvana, si señores, de aquí lo
aprendieron, sin duda alguna, con los Melvins sirviendo como intermedio entre
estas bandas y las primeras bandas experimentales de hardcore punk como Black Flag y Flipper.
Tie My Pecker To A Tree es sin duda una
cruel broma muy al estilo del mordaz Frank Zappa, que no resulta inesperado o
fuera de lugar si conocemos el siniestro humor de la banda, que después nos
trae la espectacular Dogs and Cattle Prods, con unos ritmos que machacan los
huesos y unas guitarras heroicas, que solo nos pueden hacer pensar que reunirse
con Dillard les llenó de una enrome inspiración a Crover y a Osbourne, que
nuevamente retoman ese sabor al rock clásico, pero retorcido y degradado por
unos auténticos pervertidos sonoros, el rock clásico y monumental llevado a un
oscuro, callejón húmedo y pestilente a cerveza y orines en Seattle.
Osbourne sin duda alguno es uno de los
grandes guitarristas modernos, sin mucha técnica, pero con un sentimiento
brutal y estridente, el cual queda demostrado de sobra en Psychedelic Haze,
otro guiño de los Melvins al rock clásico, con una dureza rara vez vista en las
bandas “pesadas” de nuestra época, con ese atrevimiento a meter el freno y
avanzar de forma lenta y densa como lo aprendieron de los Flipper, sin duda los
Melvins aquí están en su punto más alto en años, escupiendo esta densa flema
directamente en nuestra cara, dándose oportunidad de bromear salvajemente como
en 99 Bottles Of Beer y después experimentando nuevamente con un sintetizador
en I Told You I Was Crazy, definitivamente un loco experimento aún para los que
tenemos tiempo de escuchar a esta banda, pero esa es precisamente la fortaleza
de los Melvins, sus experimentos no son débiles, sino que se realizan con pleno
conocimiento y fuerza, y eso es lo que precisamente los saca adelante por más
osados que estos parecieran de inicio.
Tema tras tema los Melvins no pisan en
falso y su paso duro y pesado como de elefante sigue sacudiendo el suelo, los
Melvins han llegado a un nivel en que es casi imposible que cometan un error,
han desarrollado su arte de una manera tan personal, tan inesperada y tan
elocuente a la vez que todo fluye de manera natural, por más disparatados que
sean los elementos que decidan agregar, a fin de cuentas siguen siendo los
Melvins, y siguen siendo una de las grandes leyendas del rock duro hoy en día,
un clásico màs.
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